Opinión

Proteccionismo y orden económico

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El orden económico y comercial establecido desde la II Guerra Mundial está llegando a su fin. Se está formando un nuevo orden en el que destaca la guerra comercial, y en el que los estados están buscando principalmente asegurar sus intereses políticos y económicos individuales mediante aranceles, cuotas de importación y otras medidas proteccionistas.

Sin embargo, este proteccionismo podría poner freno a las posibilidades de crecimiento económico mundial. La naturaleza de los problemas que enfrentamos hoy en día es de tal magnitud que ningún país puede hacer frente a ellos en solitario. En un mundo interconectado los acontecimientos en un país pueden tener un impacto significativo sobre todos los demás. Problemas como el cambio climático y la seguridad geopolítica, las epidemias, las superpoblación, la desigualdad, el hambre, la seguridad alimentaria, las migraciones o el desempleo requieren de enfoques de colaboración para resolverlos a nivel mundial. En 1930, EEUU aprobó la ley de Aranceles (conocida como Ley Hawley-Smoot), una norma proteccionista que agravó la Gran Depresión y provocó una recesión económica mundial, que se crearan conflictos y que millones de personas perdieran su empleo en distintas partes del mundo.

Se demostró que el proteccionismo no era la solución. Además, el sistema multilateral del comercio, que aportó numerosos beneficios y contribuyó al crecimiento y la creación de riqueza, ya no cumple con sus objetivos. Hoy, la OMC es inadecuada, y es preciso emprender una reforma para mejorar su funcionamiento. Es indispensable una respuesta global para hacer frente a las crisis económicas, que se agravan, pero que son evitables. Porque, por el momento, no hay un equilibrio entre los que producen pero que no consumen, y los que consumen pero no producen.

Estos retos requieren el desarrollo de nuevos modelos. Si bien cada país debe determinar su propia forma de hacer las cosas en casa, cuando se trata de estos nuevos problemas hay que pensar a largo plazo y tener en cuenta no solo la situación inmediata, sino la de las próximas generaciones.

La comunidad internacional debe negociar un pacto de crecimiento global y evitar el aumento del proteccionismo para guiar la toma de decisiones empresariales. La responsabilidad no es mirar el mundo de una manera miope, pero si buscar una manera sistemática y en colaboración. Porque incluso el proteccionismo no proporcionará una póliza de seguro para la supervivencia o para volver a imponer el miedo y el silencio.