Resolución para negociar

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La resolución 2654 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas renueva el mandato de la MINURSO, las fuerzas desplegadas desde hace muchos para contribuir a una solución del conflicto del Sáhara. Lo más relevante de la resolución, aprobada con 13 votos a favor y dos abstenciones, Rusia y Kenia, es la indicación a las partes implicadas para que se sienten en la mesa de negociación de Ginebra para lograr una solución justa, duradera y aceptable. No hace mención del referéndum, como en las últimas resoluciones, y apoya claramente las gestiones de Staffan de Mistura, el enviado especial del secretario general de la ONU, con el objetivo de que las partes se sienten a negociar. 

La resolución continúa incluyendo a Argelia como parte implicada, aunque el Gobierno de Argel intenta desentenderse dejando toda la responsabilidad al Frente Polisario como representante de los saharauis. El texto, que no ha sido rechazado por un aliado histórico de Argelia y el Polisario como es Rusia, va más allá que en los anteriores porque reprueba con más rotundidad el uso de la fuerza en clara mención a la ruptura del alto el fuego y los ataques que intenta llevar a cabo el Polisario contra Marruecos y el abastecimiento de las tropas de la ONU. 

En otro punto, la resolución exige un buen control del reparto de la ayuda humanitaria internacional y reclama un censo de la población que habita en los campamentos de Tinduf. Las referencias al desvío de la ayuda humanitaria, interpretado como corrupción y la ausencia de un censo que pudiera condicionar el volumen de esta ayuda internacional representan una recriminación a las actuaciones de un Frente Polisario que en las últimas semanas ha reconocido haber cometido diversas violaciones de los derechos humanos contra su población en los campamentos y un grupo de jóvenes saharauis ha reivindicado la necesidad de una renovación generacional en la cúpula dirigente del Frente. Lo han hecho en sus medios oficiales, lo que permite indicar que en el seno de la organización existe una conciencia clara de las nuevas opciones que se han abierto después de 47 años de precariedad, sufrimiento, sacrificios en Tinduf sin esperanza ni horizontes de alcanzar una vida digna y con un futuro estable. 

Entre los saharauis emergen alternativas políticas y sociales como el Movimiento Saharauis por la Paz que admiten la opción de la autonomía bajo soberanía de Marruecos, presentada en 2007 por el Gobierno de Rabat y que en los últimos meses ha recibido relevantes respaldos internacionales. La situación internacional es convulsa e incierta tras la invasión rusa de Ucrania, pero afecta directamente a conflictos como el del Sáhara, cuya solución debe ser una clara e inequívoca voluntad internacional. 

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