Se acaba el año y la pandemia no se fue en 2022

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En 2022 se cumplieron dos años de la declaración de pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y a pesar del avance de la vacunación antiCovid a nivel global, el organismo de la salud sigue reacio a levantar la alerta sanitaria porque la transmisión sigue elevada.

En su momento, Tedros Adhanom declaró que el coronavirus llegó para quedarse entre los seres humanos y no se sabe por cuánto tiempo, ni qué más sorpresas dará a los virólogos por su incesante capacidad de mutación.

Precisamente, el titular de la OMS declaró la pandemia el 11 de marzo de 2020 convirtiéndose en uno de los momentos más críticos para la salud de la humanidad. Un virus nuevo al que la ciencia y la inteligencia del ser humano se enfrentaron de manera sorpresiva. 

A la fecha, de acuerdo con la OMS, a nivel global se han infectado 642 millones 924 mil 560 personas y han fallecido 6 millones 625 mil 029 personas de todas las edades, condición social, económica y religiosa.

Hoy por hoy, Europa es el epicentro del contagio del Covid-19 con 266 millones 466 mil 566 casos, le sigue América con 182 millones 707 mil 356 casos y la zona del Pacífico Oeste 100 millones 439 mil 654 contagios.

Por países, Estados Unidos tiene el mayor número de personas infectadas por coronavirus, en datos estimados, 98 millones 072 mil 469 personas. Le sigue India, con 44 millones 674 mil 439 infectados y Francia, con 37 millones 252 mil 086 personas.

Paradójicamente China considerada la zona cero del coronavirus (algo que niega el gobierno de Xi Jinping) asegura que de su numerosa población –más de 1 mil 412  millones de habitantes–  hasta el momento solo 1,88 millones de personas se han contagiado de coronavirus y 5 mil 235  han fallecido por este motivo.

De todos los países del mundo, China sigue cerrada al turismo extranjero y solo después de varias semanas de protestas ciudadanas contra la estricta política de Cero Covid es que el mandatario Jinping ordenó –hace un par de semanas– un relajamiento de los controles permitiendo los desplazamientos internos entre las diversas provincias; eliminando los bloques de edificios destinados para confinar a las personas por género y edad tras miles de denuncias de violación a los derechos humanos creando una especie de guetos para enfermos;  la supresión de test  cada tres días para los trabajadores; tampoco  será necesario mostrar el código QR para ingresar en espacios públicos y se levanta el semiconfinamiento de varias ciudades como Beijing.

Hasta la fecha, los virólogos y expertos en salud pública siguen sin encontrar una respuesta concreta sobre el origen del SARS-CoV-2 aunque la mayoría coinciden en la posibilidad de que sea zoonótico.

La OMS alerta que este nuevo coronavirus nunca antes había sido detectado, ni identificado, en seres humanos. El primer caso apareció a finales de diciembre de 2019 en la provincia china de Hubei, en su capital Wuhan.
 
La información al respecto de este virus advierte que es “altamente transmisible” y se cree que la tos y los estornudos son las vías más comunes para transmitirlo y también se propaga por las gotitas expulsadas al aire por las personas infectadas.

Sigue sin encontrarse una vacuna para evitar que una persona infectada deje de contagiar, por eso la recomendación de las cuarentenas, en las personas que dan positivo y en sus grupos de contacto.

De acuerdo con Our World in Data a la fecha se han suministrado 12 mil 900 millones de pautas completas (dos dosis) de sueros antiCovid y este año, la OMS junto con la OPS se marcaron como meta inmunizar, con una dosis, al 70% de la población mundial. Un desafío que el organismo con sede en Ginebra ha dado por cumplido.

Si bien Estados Unidos y Europa fueron los primeros en comenzar a vacunarse desde el año pasado, América Latina es la región del mundo con la mayor tasa de inmunización en el porcentaje de población con al menos una dosis: América Latina (86%); Asia (78%); América del Norte (76%); Europa en su conjunto (69%); Oceanía (68%) y África (32%) es el más rezagado.

En cuanto a las vacunas disponibles, hay doce fabricadas por diversos laboratorios: Cansino, Pfizer-Biontech, COVAX, Oxford AstraZeneca, Sputnik V, Sputnik Light, Sinovac, Sinopharm, Janssen de Johnson & Johnson, Moderna, Novavax y Abdala.

La Agencia Europea de Medicamentos ha dado su autorización para cuatro vacunas disponibles para la población de la UE: la de Pfizer BioNTech, la de Moderna,  AstraZeneca y la de Janssen. Ninguna china, ni rusa, ni cubana han sido aceptadas.

En México, las aprobadas son: Pfizer-BioNTech, Cansino, COVAX, AstraZeneca, Sputnik V, Sinovac, Janssen y Moderna; en Estados Unidos, la FDA aprobó a cuatro laboratorios como son: Pfizer-BioNTech; Moderna; Novavax y Janssen.

Rusia y China tienen sus propios sueros. El primero, con Sputink V que fue la vacuna pionera patentada contra el coronavirus desarrollada con una velocidad increíble (cinco meses);  el gobierno del dictador, Vladimir Putin, la presentó al mundo el 11 de agosto de 2020 y un año después surgió una versión Sputnik Light.

En China, se inocula con Sinovac, Sinopharm y CanSino. Y desde octubre pasado, las autoridades sanitarias chinas han dado luz verde a la primera vacuna inhalada del mundo contra el Covid-19 se trata de una innovación de CanSino Biologics, esta farmacéutica china ha realizado pruebas con varias muestras de personas en México, Pakistán, Hungría, Argentina y Malasia.

No es el único laboratorio que ha explorado la vía nasal hay otras farmacéuticas en diversas partes del mundo experimentando con esta opción. Lo que sería la segunda generación de vacunas contra el coronavirus intenta enfocarse en cortar la transmisión del virus, de una persona a otra u otras, inmunizando totalmente al portador. Hasta la fecha las vacunas solo evitan una forma grave de la enfermedad a fin de reducir los casos de mortandad.

Sistemas de salud frágiles

Un estudio de Ipsos Global Health Service Monitor al respecto de impacto de la pandemia  en los sistemas de atención médica en el mundo revela la enorme fragilidad en la que se encuentran primordialmente las áreas de atención primaria y  las salas de urgencias.

A nivel global, tres de cada cinco personas consideran que sus respectivos sistemas sanitarios están sobrecargados, de acuerdo con una muestra de 23 mil 500 adultos en 34 países.

En cuanto al grado de satisfacción al respecto de la calidad de los servicios de salud, solo dos países árabes obtuvieron la nota más alta: Arabia Saudita con el 79% y Emiratos Árabes con el 77 por ciento.

Entre los occidentales, Bélgica y Suiza, ambos con una nota del 69% y Estados Unidos del 66%, después está China con el 64% e India con el 60 por ciento.

Los menos valorados, aquellos que la gente ve menor calidad en su sistema sanitario,  son: Italia con el 34%; México y Brasil ambos con el 29%; Perú y Rumania con el 21%; y tanto Hungría como Polonia con el 14 por ciento.

De todas las infecciones, según Ipsos, el mayor problema de salud sigue siendo el Covid-19, aunque cada vez se destinan menos recursos y menos personal para atender a los afectados.

Los retrasos operatorios también son evidentes en todos los países con una larga lista de espera por todas las cirugías no urgentes interrumpidas a lo largo de 2020 y 2021 cuando el brote ingente de infectados por coronavirus desbordó la atención primaria, las salas de urgencias y las unidades de cuidados intensivos.

El director de la OMS lleva  varios meses recomendando a los servicios de salud de los países que inviertan más en gasto sanitario, aceleren las intervenciones quirúrgicas y  retomen los servicios profilácticos de atención de la salud mental fuertemente menguados.

“Los líderes mundiales deben actuar con rapidez y decisión para invertir más en programas de salud mental que salvan vidas, durante la pandemia y más allá”, en palabras de Adhanom.

Y es que los servicios para “condiciones mentales, neurológicas y de uso de sustancias fueron los más interrumpidos entre todos los servicios de salud esenciales” y eso tendrá un impacto social.

Esta sensación de disrupción está respaldada por el estudio de Ipsos, con un 36% de los encuestados clasificándolo como una de las principales preocupaciones, frente al 31% del año anterior; y significa que la salud mental se clasifica como un problema de salud más importante que el cáncer (34%) por primera vez en estos informes anuales de Ipsos.

Brotes en medio de la pandemia

En Estados Unidos, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) en su informe anual recalcaron que hay enfermedades que no pueden desatenderse porque la prioridad siga siendo el foco de la pandemia y que la prevención está siendo desatendida.

Esta agencia de salud pública recordó que en Estados Unidos, la enfermedad de Chagas afecta anualmente a más de 300 mil personas y que esta infección parasitaria si no es tratada a tiempo puede causar insuficiencia cardíaca, accidente cerebrovascular y la muerte. Además de transmitirse de la madre al feto.

También está el caso de Centroamérica con la enfermedad febril aguda (AFI, por sus siglas en inglés) causada por múltiples patógenos y cuyo estudio requiere de análisis previo en laboratorios.

En países como Pakistán ha sido necesario reforzar las campañas de vacunación contra  la poliomielitis, el sarampión y la rubéola; el virus de la polio que parecía erradicado a nivel mundial ha vuelto con diversos brotes detectados en varios países, precisamente a partir de la pandemia.

Expertos del programa Stop Transmission of Polio, han reforzado en Filipinas a 7 millones de niños contra la polio y se ha vacunado a más de 9 millones de niños contra el sarampión y la rubéola.

Mucho más extendido está el problema con la difteria provocada por la bacteria Corynebacterium diphtheriae  detectada en 154 países a lo largo de este año. Fundamentalmente en países europeos, con 232 casos, un centenar de ellos en Alemania.

El Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades alerta de una resistencia a los antibióticos orales y parentales en los pacientes diagnosticados con difteria, primordialmente menores. Esta toxina provoca una enfermedad respiratoria grave e inflamación de los ganglios y si no se trata a tiempo causa  la muerte.
 
Otro brote que la OMS está monitorizando es el de estreptococo A que en Reino Unido ya se ha cobrado la vida de quince personas, la mitad son niños menores de diez años y que además ha ido extendiéndose a otros países.

Está infección es provocada por un grupo de bacterias del género Streptococcus  y desencadenan infecciones en la piel, atacan los pulmones, la sangre y los músculos provocando además fiebres elevadas y dolores musculares intensos. 

En otros países como en España, además de estos brotes de difteria y de estreptococo, cursan una serie de contagios que están provocando nuevamente el colapso del sistema sanitario por la presencia de pacientes enfermos por coronavirus, gripe y bronquiolitis. Básicamente está notándose en dos grupos de edad: en niños desde los cero a los doce años y en adultos mayores a partir de los 60 años de edad.

No son pocos los virólogos que en Europa están aconsejando la vuelta a la reimposición del uso de la mascarilla para frenar la transmisión de los virus y bacterias mediante las gotículas y secreciones nasales así como al estornudar y respirar. Son contados los países en los que todavía la mascarilla es obligatoria para el transporte público, entrar a una farmacia, a un hospital o una consulta médica. No es obligatoria en ninguna otra parte y parecería muy necesaria en momentos en que las celebraciones, propias de estas fechas, atiborran con multitudes los centros comerciales, restaurantes y las vías públicas. La pandemia no se ha ido todavía…

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