Ser ecológico es una necesidad palpable, pero una transición difícil

Planta solar

ABU DHABI, Emiratos Árabes Unidos - La primera vez que oí hablar del calentamiento global atribuible a la actividad humana fue hace unos 50 años. Por aquel entonces, no era más que una curiosidad, una cuestión de debate académico. No interesaba al movimiento ecologista, que se oponía a la energía nuclear y defendía firmemente el carbón como alternativa.
Veinte años después, el calentamiento global era motivo de preocupación. Escuché argumentos contrapuestos sobre la amenaza en muchos lugares, desde la Universidad de Columbia hasta el Instituto Aspen. Había datos contradictorios de la NASA y otras entidades federales. No se propuso ninguna medida.


La cuestión podría haber cristalizado antes si no hubiera sido porque entre 1973 y 1989, la gran preocupación era el abastecimiento energético. La amenaza para la humanidad no era la abundancia de combustibles fósiles. Era el temor a que no hubiera suficientes. Las industrias solar y eólica crecieron no como alternativa, sino como sustitución. Hoy son la alternativa.
Ahora, el mundo se enfrenta a un futuro más temible: el calentamiento global y todas sus consecuencias. Están a la vista: subida del nivel del mar, sequías, inundaciones, frío extremo, calor excesivo, fuertes tormentas fuera de temporada, incendios, escasez de agua y malas cosechas.


La subida del nivel del mar afecta a la propia existencia de muchas pequeñas naciones insulares, como dejó claro aquí el primer ministro de Tonga, Siaosi Slavonia, en la asamblea anual de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), un grupo intergubernamental con 167 naciones miembros.
También afecta a países densamente poblados como Bangladesh, donde grandes zonas bajas pueden inundarse, expulsando a la población y destruyendo tierras agrícolas. La sal actúa sobre los alimentos, no sobre los cultivos.
El aumento del nivel del mar amenaza las costas de Estados Unidos: el problema es más grave para ciudades como Boston, Nueva York, Miami, Charleston, Galveston y San Mateo. Primero las inundaciones, luego la sumersión.
¿Cómo empieza una catástrofe humana? A veces es repentina y explosiva, como un terremoto. A veces anuncia su llegada con antelación. Lo mismo ocurre con el calentamiento de la Tierra.


Los delegados de la asamblea de IRENA sintieron que la campana de la catástrofe climática doblaba por sus países y sus familias. No hubo ninguna de las disputas que suelen acompañar a los debates sobre el clima. La unidad fue una característica de ésta. 

John Kerry, enviado presidencial especial de Estados Unidos para el clima, planteó el reto de forma articulada y sucinta. Los puntos de Kerry:
-El calentamiento global es real y las pruebas están en todas partes.
-A menos que se tomen medidas drásticas, el mundo no podrá alcanzar el objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento a 1,5 grados centígrados para 2030 ni el objetivo final de cero emisiones netas de carbono para 2050.
-El calentamiento no será revertido por los países económicamente débiles, sino por los ricos, que son los principales responsables del mismo. Kerry afirmó que 120 países menos desarrollados producen sólo el 1% de los gases de efecto invernadero, mientras que los 20 más ricos producen el 80%.
-Kerry, en particular, declaró que las tecnologías para remediar el clima deben proceder del sector privado. Quiere que se movilicen las empresas y la inversión privada. 


En esta asamblea se ha hecho hincapié en la energía eólica, la solar y el hidrógeno verde. La energía undimotriz y la geotérmica se han mencionado casi de pasada. La energía nuclear no ha sido escuchada. Quizá porque técnicamente no es renovable. Pero ofrece la posibilidad de producir grandes cantidades de electricidad sin carbono. Muchas instituciones gubernamentales la consideran una fuente "verde" y muchos ecologistas la apoyan.
El hecho de que esta conferencia se haya celebrado aquí tiene un interés más que pasajero. A primera vista, Abu Dhabi se esfuerza por ser ecológico. Ha hecho una gran apuesta por la energía solar con el proyecto Al Dhafra. Cuando esté terminado, será la mayor instalación solar del mundo. Abu Dhabi también está instalando algunas turbinas eólicas.
Abu Dhabi tiene una central nuclear de cuatro unidades en Barakah, con dos unidades de 1.400 megavatios en línea, una en pruebas y otra en construcción. Sin embargo, el emirato es un gran productor de petróleo y tiene previsto ampliar su producción de más de 3 millones de barriles diarios a 5 millones de barriles.


La invasión rusa de Ucrania ha revalorizado el petróleo, e incluso los Estados que se preparan para un día en que la demanda de crudo disminuya están respondiendo. Abu Dhabi no está solo en esta aparente contradicción entre el propósito y la práctica. La ecologista Gran Bretaña está abriendo una nueva mina de carbón.
La transición energética tiene sus retos, incluso ante el compromiso y la necesidad palpable. Los delegados que asistieron a esta conferencia, excelente en todos los aspectos, lo comprobarán cuando vuelvan a casa.
En Estados Unidos, las empresas de servicios públicos se enfrentan al reto de no desestabilizar la red mientras siguen adelante con las energías renovables. Luces encendidas, carbono apagado, es complicado.
 
En Twitter: @llewellynking2
Llewellyn King es productor ejecutivo y presentador de "White House Chronicle" en PBS.

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