Sevilla o Puertollano: dos ministras batallan por la sede de la Agencia Espacial

Los fontaneros de la calle Ferraz, mano a mano con el Batallón de Asesores del Palacio de la Moncloa ‒el temido BATAPLOF‒, son maestros en generar conflictos artificiales entre Comunidades Autónomas.

En su intento por acaparar votos entre los dispares colectivos de ingenuos que caen en sus maquinadas trampas, se han encargado de alimentar el enfrentamiento entre al menos una docena de localidades españolas que rivalizan por obtener el trofeo de convertirse en la sede de la futura Agencia Espacial Española (AAE).

Descartada su ubicación en Madrid capital mediante manu militari legislativa, el presidente Sánchez y los voceros de su gobierno han hecho crecer falsas expectativas en las buenas gentes de muchos pueblos y ciudades de la piel de toro. La palabrería engañabobos de ciertos políticos, rebozada de frases altisonantes como “la cohesión territorial y la lucha contra la despoblación” ha convencido a muchos alcaldes que albergar la Agencia Espacial va a aportar tantos beneficios como una lluvia de maná.

Es lo que ha pasado en Teruel donde, a falta de un ferrocarril acorde con el siglo XXI, fue la primera ciudad en apostar por acoger el glamuroso y nuevo organismo del Estado. Sustentada su candidatura por el Parlamento Autonómico y el gobierno de Aragón y animados por el ecosistema aeroespacial creado en la ciudad y su exitoso aeropuerto industrial, los turolenses “batallamos con la máxima ilusión y vamos a pelear hasta el final”, asegura Alejandro Ibrahim, presidente del Cluster Aeroespacial de Aragón.

Apoyos semejantes en sus respectivos territorios tienen buena parte de los municipios que se postulan: Fuente de la Oliva (León), Gran Canaria, Guadalajara, Huelva, Jaén, León, Puertollano (Ciudad Real), Robledo de Chavela (Madrid), Sevilla, Tres Cantos (Madrid). Todas se han anticipado a la publicación en el BOE del 4 de octubre de una Orden del ministerio de Política Territorial, por la que una Comisión Consultiva abre el plazo de un mes para la recepción de propuestas. En breve se sumará Elche (Alicante) y otras más.

La tarea de la Comisión Consultiva es elevar su propuesta al Consejo de Ministros tras haber seleccionado la población que albergará la AAE, que la Orden ministerial cita que será mediante un procedimiento “transparente”. Se alude a luz y taquígrafos, pero dicha Comisión no ha dado a conocer los miembros que la componen, salvo que está presidida por la ministra de Política Territorial y portavoz del gobierno, Isabel Rodríguez.

Se da la casualidad que Isabel Rodríguez, desde junio de 2019 hasta su nombramiento en el Ejecutivo, fue alcaldesa de Puertollano, municipio que aspira a ser sede de la Agencia, salvo que su actual alcalde del PSOE, Adolfo Muñiz, desestime la apuesta. Pero no es la única ministra que se auspicia una localidad. La titular de Hacienda, María Jesús Montero, ha hecho campaña por Sevilla, cuya corporación municipal está presidida por Antonio Muñoz, también del PSOE. El presidente Sánchez quiere que la Agencia entre en funcionamiento en el primer trimestre de 2023 y, que casualidad, las elecciones municipales en España son… ¡en mayo!

La mayor parte de los implicados se temen que, al final, el Consejo de Ministros aplicará el factor K, que recuerdo que su significado es Kacen lo que quieren. Se huelen que una convocatoria que conlleva una evaluación metafísica que no hace públicas las formas de medir lo que se pide y que, además, no es vinculante, “es un intento de revestir de formalidad una decisión a dedo”, asegura un directivo que prefiere no ser citado.

En esencia, de lo que se trata es de evitar por todas las vías posibles que la futura Agencia Espacial Española tenga su sede principal en la capital de España, al refajo de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, azote de las izquierdas. Pero ocurre algo que diferencia a la Agencia Espacial de otros organismos que se puedan crear en un futuro cercano.

La AAE será una entidad estatal de nueva creación, pero estructurada sobre la base de la integración de personas provenientes de instituciones y departamentos oficiales ya existentes desde hace décadas. Eso conlleva que la práctica totalidad de los funcionarios y técnicos que tendrían interés en ser transferidos a la nueva Agencia, o van a ser tentados de pertenecer a ella, residen con sus familias en la capital de España o sus alrededores.

El colectivo está formado por una parte de los ingenieros, titulados superiores y técnicos del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) inmersos en proyectos espaciales en Torrejón; por la totalidad de las personas del Centro para el Desarrollo Tecnológico e Innovación (CDTI), que gestionan la participación de la industria nacional en la Agencia Espacial Europea (ESA) y en los mega programas espaciales de la Unión Europea, Galileo, Copernicus y SST.

También por militares destinados en la Jefatura de Sistema Satelitales del ministerio de Defensa e implicados en programas de comunicaciones y navegación segura vía satélite; y los diferentes equipos de funcionarios y personas expertas en temas espaciales de la Secretaría General de Industria, la División de Transportes del ministerio de mismo nombre, el Instituto Geográfico Nacional, la Agencia de Investigación del ministerio de Ciencia y la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) vinculados con los satélites Meteosat.

¿De cuántos estamos hablando? La Orden ministerial cuantifica las necesidades de la AAE “en principio, en aproximadamente 60 empleados, entre funcionarios, laborales y puestos de alta dirección (…)  No obstante, el personal que se adscribirá a ella podrá variar (…) y tanto su número como sus funciones podrán modificarse”. Lo que significa que primero serán unos 60 y luego, ya veremos. El presupuesto que se le asigne a la Agencia dará la medida.

Como de lo que se trata es de arrebatar la sede a Madrid, la Orden considera que “se valorará positivamente”, ‒no dice cuánto ni cómo‒ que se ponga a disposición del personal desplazado “ayudas para el alquiler o compra de vivienda, para la búsqueda de empleo o recolocación laboral de familiares directos, para la continuación de los estudios obligatorios y/o universitarios de familiares directos”. En pocas palabras, los mismos alicientes que se tienen, permítaseme la ironía, con los militares y funcionarios públicos que son destinados a Cataluña.

Aun siendo una competencia entre poblaciones, el presidente Sánchez se ha permitido inmiscuir a los gobiernos autónomos. Se indica que “se valorará” que las candidaturas vayan con un “informe del Consejo de Gobierno de la Comunidad Autónoma correspondiente apoyando su idoneidad”. Pero no queda ahí la cosa. En el caso de que en el mismo ámbito territorial se postule más de una iniciativa, se deberá indicar “el orden de preferencia de cada una de las localidades”. Léase meter cizaña.

La ministra de Ciencia, Diana Morant ha dicho el 7 de octubre que el presidente del Consejo del Espacio y Comisionado del PERTE Aeroespacial, Miguel Belló, y el astrofísico Álvaro Gimenez, ex director de Ciencia de la ESA, han sido los que forman parte del equipo que ha definido las condiciones objetivas que debe reunir la sede que se elija: “un espacio físico de unos 3.000 metros cuadrados, con un salón de actos para un máximo de 250 personas (…), con un entorno hotelero próximo que permita el alojamiento de las visitas institucionales y de trabajo”.

Y una “amplia red de acceso a medios de transporte público, tanto aéreo, tren, especialmente trenes de alta velocidad, y por carretera”. Y deberá estar “a una distancia menor de una hora de un aeropuerto internacional, con conexiones a Bruselas y París, y se valorarán a Ámsterdam, Roma, Frankfurt, Praga y Toulouse”. Ni Sevilla, ni Puertollano, ni Teruel cumplen todas las condiciones.

Para añadir un ingrediente de confusión, la ministra Morant anunció en el Congreso el 7 de octubre que “otros criterios de valoración se van a tener en cuenta". Así pues, hay que recelar que el gobierno aplique una vez más el juego de los tres cubiletes al que es proclive, y que el timador profesional cante aquello de ¿dónde está la bolita? O sea, que utilice su más preciado instrumento de decisión: el factor K… Kacen lo que quieren ¿Alguna duda al respecto? Pues eso.