Sin confianza en Europa

Sin confianza en Europa

La gran mayoría de los dirigentes políticos europeos no han aprendido nada de las duras consecuencias que provocó la crisis económica del 2008. Ahora, en una situación bastante más grave y con enormes riesgos para la Unión Europea, provocados por la pandemia de la COVID-19 se registran comportamientos absolutamente bochornosos e ignorantes. 

Desde hace muchos años, miles de ciudadanos europeos se han preguntado para qué sirve la Unión Europea, porque lo que trascendía de las grandes decisiones políticas y de las medidas que se adoptaban representaba una defensa a ultranza de los intereses de los políticos responsables de las dos grandes potencias, Alemania y Francia. Ni siquiera de los intereses de los diversos sectores sociales de cada uno de los dos países, históricamente enfrentados en las dos Grandes Guerras Mundiales, sino para el beneficio electoralista de los partidos que ejercían el poder en ese momento. En Alemania, los conservadores con Ángela Merkel a la cabeza y, en Francia, dependía de las circunstancias que dieron al traste con el Gobierno socialista de François Hollande y alumbraron un nuevo salvador en la figura de Emmanuel Macron, que pronto ha empezado a declinar. 

Se puede argumentar que los dirigentes políticos están condicionados por los intereses de las grandes corporaciones de negocios en distintos sectores. Sin duda, las líneas maestras salvaguardan los beneficios y bonus de esos intereses económicos, pero la experiencia que sufren todos los países europeos es que esa impresión de que, en tiempos de crisis tan grave como la económica o ahora con la pandemia sanitaria del coronavirus, los dirigentes europeos se visten con su sombrero nacionalista-populista, para preservar sus apoyos locales, y renuncian a la más elemental de las políticas europeístas como es la imprescindible solidaridad. 

Para los convencidos de la necesidad y del éxito diario que supone la Unión para los europeos, con el euro y otros grandes logros como bandera, el egoísmo y la racanería actual del norte con los socios del sur, que es absolutamente inaceptable, plantea una falta de confianza letal para el futuro más inmediato. No solo el Brexit es un triste ejemplo de los errores de los últimos años, el ascenso de la extrema derecha y de la extrema izquierda en todos los países supone un desafío para la estabilidad de cada uno y todo es producto de una frustración y desilusión ciudadana, que percibe la Unión Europea como un simple club de intereses económicos y comerciales, de burócratas privilegiados, alejado de los principios y valores fundacionales de solidaridad y apoyo en general para evitar una nueva confrontación bélica mundial con origen europeo. 

Un club que no es capaz de asumir un liderazgo común con medidas concretas en interés de todos cuando se sufren crisis tan profundas como la del empleo en 2008 o ahora con el coronavirus que va a afectar a millones de europeos, no españoles o italianos o franceses, europeos, tiene un presente y futuro más que incierto. Hay que recuperar el concepto base de la UE y la confianza, porque continúa siendo imprescindible para todos.
 

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