Sin salir de casa

Teletrabajo

El coronavirus ha acentuado el teletrabajo en todo el mundo. Más de dos millones de españoles trabajan en casa desde hace dos meses. Y medio millón de profesores han estrenado una nueva forma de enseñar que se extenderá hasta el próximo curso. El Gobierno les ha pedido que sigan confinados. Lo que en principio pudiera parecer una conquista social y un espacio de libertad empieza a ser un modelo discutido. Los sociólogos se preguntan si se puede vivir sin el calor de los compañeros y la sonrisa cómplice de la secretaria del jefe.

Una alternativa discutible 

Teletrabajo no significa, precisamente, trabajar en la tele, como pueda parecer a simple vista sino trabajar desde el hogar. Olvide el madrugón, el atasco de todas las mañanas; abandone el estrés, la rutina, las malas caras e, incluso, los ascensos. Son parte de la cara y la cruz de una nueva forma de entender las relaciones laborales a distancia. 

Cada vez más profesionales liberales, jefes de multinacionales y funcionarios concertados deciden visitar la oficina solo cuando es estrictamente necesario. A eso le llamamos teletrabajo.

En principio podría considerarse una alternativa a las relaciones convencionales, pero detrás de tanta liberalidad, de tanta flexibilidad, se encuentra un mundo no suficientemente estudiado donde la comodidad puede traducirse en depresión. La falta de cariño es contagiosa y perjudicial para la salud. Por tanto, los inconvenientes del teletrabajo no son menores que las ventajas.

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Decálogo de ventajas

Algunas organizaciones innovadoras apuestas por la flexibilidad de esta nueva modalidad -a veces solo hay un acuerdo verbal y no un contrato laboral como sucede con los colaboradores de prensa- en la intención de ahorrar costes y de mejorar el rendimiento.

¿Se aumenta la competitividad? Es posible. La verdad es que se trabajan dos horas más de media que si estuvieras en la oficina. ¿Cómo alimentar la autoestima?  Con disciplina. ¿Cómo compatibilizar los ascensos en la empresa con la convivencia permanente cuando la pareja trabaja también en el domicilio? Esta es una asignatura pendiente. ¿A qué dedicar el tiempo libre? ¿Este sistema crea adicción? Preguntas sin respuestas que requieren el análisis de especialistas médicos y sicológicos.

Porque ¿cómo reacciona un trabajador cuando se le secuestra en su propio domicilio y se le aísla del ambiente de la oficina o de la fábrica? ¿Hay algo comparable a tomar un cafelito, tras el bocata en compañía de los colegas, mientras se censura sin piedad al jefe incompetente y al ‘pelota’ de turno? Nace una nueva sociología de la autoestima donde la autorresponsabilidad y la autodisciplina son elementos que conforman todo el calendario personal de la semana. Se sabe, por ejemplo, que la ausencia de jefaturas directas no puede producir efectos beneficiosos en trabajadores dependientes o con falta de motivación.

La calidad de vida, sin horarios rígidos, habría que inscribirla en el haber del teletrabajador. Pero no es oro todo lo que reluce. La despersonalización y las depresiones por falta de tensión son algunos de los argumentos que ya estudian los psicólogos como nuevas enfermedades para los trabajadores de cuello blanco, o mejor, de chándal y deportivas.

Este es un decálogo (provisional) de ventajas: 1.- Comodidad. 2.- No adscripción a una oficina o despacho. 3.- Nueva sociología de la autoestima. 4.- Autorresponsabilidad y autodisciplina. 5.- Mayor tiempo de ocio. 6.- Ausencia de jefaturas directas. 7.- Nueva concepción del empleo en la empresa. 8.- Nueva manera de autoevaluación de la calidad del trabajo. 9.- Manejo de la informática. Y, 10.- Aumento de la competitividad.

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La otra cara de la moneda

Pero no es oro todo lo que reluce. Los inconvenientes caminan paralelos a las visibles ventajas. Avancemos tres: soledad, falta de calor humano en las relaciones y escasa promoción en la empresa. 

El teletrabajo se extiende más en tiempo de crisis. Tener un trabajo estable y permanente, con puesto de trabajo (mesa, ordenador y teléfono) va a quedar -hay que ser realistas- para funcionarios de las administraciones públicas. Porque son los Ayuntamientos -la historia comenzó en el de Rotterdam, (Holanda) en 2004- los que han externalizado el empleo y envían su trabajo desde su primera o segunda residencia. Cierto que las grandes corporaciones (Alcatel, Indra, Nintendo, HP, Unisys, IBM, PwC y Vodafone, por ejemplo) están ensayando este método laboral pero no se ha demostrado que sea más efectivo en las relaciones humanas que el contacto de cada día entre jefes y subordinados.

Las nuevas tecnologías, en especial el acceso rápido a Internet, facilitan el teletrabajo. El periodismo electrónico está creando una nueva casta de profesionales que deben aunar a sus conocimientos específicos, sus propias lecciones informáticas. Desde manejar el Power Point a reinstalar los complementos informáticos. El PC se ha convertido en un instrumento esencial. Pero no es menor la importancia del teléfono móvil, del ADSL, de la impresora, del manejo de la cámara digital o del tratamiento de texto o de una televisión de gran pantalla para relajarse junto a otros sistemas de ocio como un gimnasio reducido para evitar los problemas de salud que conlleva estar sentado frente a la pantalla del ordenador.

Enumeremos algunas desventajas a)-Soledad. b) - Falta de calor humano en las relaciones. c)- Desvinculación de la empresa. Nadie se acuerda de una persona que no está cerca. d)- Entorno hostil cuando se convive en la misma casa. Sobre todo, si la esposa no trabaja fuera. Relaciones muy peligrosas. e)- Problemas de autocontrol para los poco disciplinados. f)-Adecuación (o no) a una situación prolongada o definitiva. g)- Poca promoción en la empresa. h)- Escasos contactos con el mundo laboral afín y, a la larga, se estrechan las relaciones del medio periodístico y las oportunidades. i)-Propensión a las enfermedades cuando falta la interrelación social. Y, j) Despersonalización y depresiones por falta de tensión.

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Cuestión de espacio

Para empezar, muchas de las relaciones laborales se hacen no con personas físicas (personas) sino con personas jurídicas (empresas); por tanto, el poder optar a un trabajo se hace a través de las pymes o de trabajadores por cuenta propia (autónomos). Escritores, guionistas, creadores, periodistas y publicistas son algunas de las actividades especialmente preparadas para afrontar el teletrabajo y adaptarse a la nueva circunstancia. 

El despacho tiene que ser confortable, con pocos muebles, ergonómicos y cómodos porque allí pasaremos la mayor parte del tiempo. Debe constar de algunos elementos imprescindibles como: luz exterior amplia. Sol si es posible. Ventilación. Sistemas de calor y frío. Mesa principal y auxiliares para tenerlo todo a mano. Sillón anatómico para evitar problemas en la espalda. Sería deseable contar con una oficina de 30-40 metros cuadrados para evitar la claustrofobia.

Tablet PC. Con este portátil, de pantalla táctil se puede trabajar en cualquier lugar de la casa. Los ordenadores-libreta están sustituyendo a los portátiles. Pero un portátil no es mala solución. Incluso se puede utilizar un fijo y eso a pesar del espacio que ocupan.

Punto de Acceso WIFI. Es la forma más fácil de llevar internet a todas las habitaciones. No hay que cortar cables ni hacer agujeros. Un punto de acceso WIFI da cobertura hasta 30 metros. Algunos operadores de telefonía regalan routers al darse de alta en una línea ADSL o de fibra óptica. Siempre en banda ancha.

Proyector. Además de presentaciones con Power Point, este dispositivo puede usarse para una tarde de cine. Si la pantalla de plasma es muy cara el proyector puede ser una buena alternativa para ver una película. Los nuevos vienen ya preparados para disparar la imagen en formato panorámico 16:9, de TDT (Televisión Digital Terrestre).

Impresora de tinta. Escáner y copiadora, todo en una sola máquina para ganar espacio. Este tipo de herramientas se han hecho imprescindibles al igual que la cámara digital.

Teléfonos. El teléfono fijo es el cordón umbilical que nos conecta al mundo. Teléfono, lógicamente inalámbrico, complementado con el móvil.

Centro de entretenimiento

Es muy saludable compaginar el trabajo y el ocio. E intercambiarlos. A falta de un buen paseo cada cuatro o cinco horas, resaltaremos algunos elementos imprescindibles: 1. Televisión plana. Cuanto más grande, mejor. 2. Reproductor de DVD. Compañero innegable de La TV y la tecnología con más éxito de la historia. 3. Grabador digital (iniciando el recorrido comercial). Puede almacenar distintos programas. 4. Sonido: Unos buenos altavoces son imprescindibles para disfrutar del cine sin salir de la sala de estar. Y de la música. 5. Ordenador familiar para que los hijos no interfieran en el “profesional del despacho”.  6. Cámara Digital. 7. Cámara de Vídeo. 8. Receptor digital. Televisión con calidad 4K 9. Pequeño gimnasio para estirar los músculos o, en su defecto, una Wii con entrenadora personal. (No convine estar más de 1 hora seguida frente a la pantalla del televisor).

Perfil digital

La experiencia enseña que el perfil del nuevo ciudadano digital es el que mejor se adapta al teletrabajo. El teletrabajo sirve no solo para conciliar la vida laboral sino también para complicarla. Compatibilizar el trabajo en el hogar con la presencia de la pareja es todo un tratado de convivencia por descubrir. El perfil que mejor se ajusta al ‘teletrabajista’ es el de una persona madura, de unos 40 años, casado, con uno o dos hijos, con estudios superiores, casa propia y con un sueldo medio de unos 50.000 euros al año. Es decir, un perfil para privilegiados.

Sin duda, el mayor beneficiario del teletrabajo es la propia empresa: ahorra un puesto en la oficina, energía, dinero en transportes y comida, mejora la competitividad y no conoce las bajas por enfermedad. En muchos casos los teletrabajadores no cuentan con un contrato estable, sino que son autónomos y eso incentiva a las empresas porque se paga el trabajo encargado a un precio tasado.

La firma de cazatalentos Robert Half International, considera que la flexibilidad laboral es el tercer incentivo para atraer personal por detrás del salario y de los beneficios sociales, pero por delante de los bonus y los días extras de vacaciones. En todo caso, la confianza mutua entre el empleador y el empleado es la característica principal para que el teletrabajo tenga éxito. Y ya se ha demostrado que las sociedades de la Información son las más proclives a contratar teletrabajo para asegurar el talento en la industria del software. Al fin y al cabo, pensar, crear o soñar, necesitan más tiempo que espacio. Y, sobre todo, gestionar el conocimiento.  

En España, Madrid, Cataluña y Murcia, son las tres CCAA que más pronto empezaron a utilizar teletrabajadores. A veces, el compromiso permite ir una vez a la semana a la oficina; otras, el pacto es para un trabajo pactado y las más de las veces, son experimentos que no terminan de germinar por falta de una cultura española del teletrabajo. La causa principal es la falta de responsabilidad y autocontrol, dada nuestra singularidad a hacer los trabajos en el último minuto.

Aún parece difícil sustraerse a que sea un jefe, un líder, el que impulse a que los empleados hagan uso de la flexibilidad horaria y espacial. En suma, que el teletrabajo, incluso desde el otro lado de la playa o en la falda del Everest no es tan flexible ni dinámico como lo pintan. Depende, en buena medida del factor humano más vulnerable, la voluntad. No obstante, en tiempo de crisis es un excelente antídoto contra el paro. 

El coronavirus, a pesar de estar aún en la primera fase de desescalada hacia la nueva normalidad, ha impuesto el teletrabajo como una forma de preservar el empleo. Confinamiento y teletrabajo, unidos por el virus chino que nos impide salir de casa.

Nunca olvidaremos a los héroes sanitarios, a las FSE, al Ejército, a los transportistas, a los trabajadores de la distribución, ni a las 40.000 víctimas que se nos han ido tras “un hachazo invisible y homicida…” en la mitad de la primavera.

Antonio REGALADO dirige BAHÍA DE ÍTACA en aregaladorodriguez.blogspot.com

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