Opinión

Taiwán con el mundo democrático: obstruir la expansión del autoritarismo

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Un gesto tan loable y pacífico como la visita de una dirigente de un país democrático a otro que también lo es para expresar su amistad y apoyo, como ha sido el reciente viaje de Nancy Pelosi a Taiwán, ha sido utilizado por China como pretexto para hacer sonar los tambores de guerra e iniciar maniobras militares con fuego real en torno a Taiwán que, según se ha encargado de advertir el régimen autoritario de Pekín, serán habituales a partir de ahora. Especialmente alarmante está siendo la escalada de vuelos militares que cruzan la línea media divisoria del estrecho de Taiwán, que ha sido sobrepasada por 300 vuelos solo durante el mes de agosto, ciento cincuenta veces más que el año pasado. Al cruzar la línea media del estrecho de Taiwán, China está tratando de convertir esta situación en habitual y establecer con ello una “nueva normalidad” que supone un cambio unilateral del statu quo en el estrecho de Taiwán. Y es, en definitiva, un desafío al orden internacional.

La línea media del estrecho de Taiwán sirve como una base importante para garantizar la paz regional. También conocida como Línea Davis, tiene su origen en el Tratado de Defensa Mutua firmado entre Taiwán y Estados Unidos en los años 50. Observado durante décadas, ha formado la línea fronteriza para las patrullas militares aéreas y navales, y para las operaciones de aplicación de la ley de Taiwán y China, evitando confrontaciones militares. Estados Unidos, Japón y otros miembros de la comunidad internacional también respetan esta realidad. Además, forma un pilar y un símbolo indispensables para mantener el statu quo de paz en el estrecho de Taiwán. Al hacer que aviones y embarcaciones militares crucen la línea media, China ha intentado incorporar el estrecho de Taiwán a su jurisdicción y alterar unilateralmente el statu quo, amenazando así la seguridad, la paz y la estabilidad en el Indo-Pacífico.

Con su actitud irresponsable, China ha ignorado la gran cantidad de tráfico de transporte internacional que atraviesa el estrecho de Taiwán y las áreas cercanas. No contento con ello, amenaza deliberadamente a Taiwán con la fuerza militar y le impone sanciones, lo que afecta gravemente a los intereses comerciales y a la seguridad del transporte de todos los países. 

Desgraciadamente, la situación nos obliga a pensar en que el riesgo de guerra en el estrecho de Taiwán sí existe, y no podemos ignorar que la repercusión de una invasión china de Taiwán sería muy superior a la que ha causado la invasión rusa de Ucrania. Hemos de tener en cuenta que Taiwán se ha convertido en el principal proveedor global y en la pieza clave de la cadena de suministro de chips en todo el mundo, pues ocupa hoy el 63% del mercado mundial de chips. Pero lo que es más importante aún es que en las guerras nunca hay ganadores, solo perdedores.

Cuando visitó Japón este agosto, António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, pidió a China que se abstuviera de intensificar las tensiones en el estrecho de Taiwán, lo cual refleja la creciente preocupación por la situación en el estrecho de Taiwán. Preguntado el pasado 18 de septiembre en la CBS sobre si las fuerzas estadounidenses defenderían Taiwán en caso de una invasión china, el presidente de EEUU Joe Biden fue más claro y rotundo que nunca: “Sí, si de hecho hubiera un ataque sin precedentes”, dijo. Posteriormente, en su discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas, Biden reiteró una vez más que EEUU desea mantener la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán y que continúa oponiéndose a los cambios unilaterales del statu quo. 

Por su parte, el Parlamento Europeo ha mostrado siempre, y de manera especial en los últimos tiempos, un claro y rotundo apoyo a Taiwán, hasta el punto de haber aprobado en 2021 un total de 13 resoluciones favorables a Taiwán, y en lo que va de este año 8 resoluciones en el mismo sentido. En la última resolución, del pasado 15 de septiembre, el Parlamento Europeo describe a Taiwán como un socio que comparte los valores de libertad, democracia, derechos humanos y Estado de derecho. El texto condena enérgicamente las recientes maniobras militares de China y exhorta a Pekín a detener inmediatamente todas las acciones e intrusiones en la zona de identificación de defensa aérea de Taiwán y a restablecer el pleno respeto de la línea media del estrecho de Taiwán. La resolución subraya que corresponde al pueblo de Taiwán decidir cómo quiere vivir y que el statu quo entre ambos lados del estrecho de Taiwán no debe cambiarse unilateralmente. 

Por último, en una declaración conjunta del pasado 22 de septiembre, durante el periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU, los ministros de Relaciones Exteriores del G7 y el Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad mostraron su oposición a los cambios unilaterales del statu quo, reafirmaron la importancia de la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán y alentaron la resolución pacífica de los problemas en el Estrecho.

Todo ello demuestra que los asuntos en el estrecho de Taiwán no son simplemente de naturaleza interna, como dice China, sino asuntos de gran importancia para el mundo. Por eso, como partes interesadas, todos los miembros de la comunidad internacional deben observar y condenar enérgicamente las duras acciones de China que socavan la paz regional y disminuyen el orden internacional basado en reglas. Ahora más que nunca, con potencias como Rusia y China como claras amenazas, el mundo democrático entero debe dar un paso más para pararle los pies a la expansión del autoritarismo. 

Embajador José María Liu 

Representante de la República de China (Taiwán) en España/The Diplomat