Tras el encontronazo diplomático, la escaramuza mediática entre Moncloa y el Palacio marroquí

Mohamed VI

Si como todo parece indicar, el artículo publicado por el diario otrora independiente El País el lunes 17 de mayo, sobre “El próspero imperio empresarial de Mohamed VI”, ha sido confeccionado por encargo de La Moncloa, nos encontramos a las puertas de un agravamiento de la crisis político-diplomática hispano-marroquí. 

La publicación, aunque todo deja suponer que ha sido pedida al cotidiano portavoz oficioso del Gobierno de Pedro Sánchez, para mitigar las críticas que le van a llover al presidente en la sesión de control parlamentario del miércoles día 19, será mal recibida por el Palacio real marroquí. Porque la imagen que deja en el lector es la de que el vecino país del sur se encuentra bajo el yugo de un déspota dictador que se enriquece con la explotación de su pueblo, una extrapolación cuando menos peregrina y manipulada. El corolario es simple: habrá respuestas de castigo, económicas y comerciales. 

Al respecto, conviene señalar varias consideraciones:

La primera es que nada impide en la Constitución marroquí y en las Leyes del país vecino, que el conglomerado capitalista que pertenece a la Familia Real o en la que ésta se encuentra asociada con otras empresas nacionales o extranjeras, o con personas jurídicas independientes, pueda intervenir en el desarrollo económico de Marruecos. Es absolutamente legal. Además, las empresas que caen en la órbita de este capital, son las principales suministradoras de impuestos que alimentan las arcas públicas.  Es cierto que El País señala en el artículo que el conglomerado financiero o lo que llama holding real, Al Mada, posee una fundación del mismo nombre a través de la cual el grupo donó en marzo de 2020 el equivalente a 200 millones de euros para el fondo especial dedicado en Marruecos a combatir la COVID-19. 

En cuanto a la insinuación hecha al final del articulo de que el Rey se salta la Ley al abrir cuentas bancarias en el extranjero, es por lo menos incompleta. Lo que El País llama “el imperio empresarial de Mohamed VI” posee, por herencia de Hassan II o por propias inversiones, capitales asociados con empresas extranjeras, en Francia, España o Estados Unidos, entre otros países, que le generan beneficios que, legalmente, pueden ingresar en cuentas corrientes bancarias en el extranjero. 

La segunda consideración es relativa a algunas exageraciones del artículo; como la de hacer creer que la Sociedad Nacional de Inversiones (SNI) que es el mayor Fondo de inversiones del Reino, pueda pertenecer en exclusiva a la Familia Real, lo que es falso. En el holding creado por Hassan II en 1966, antes SNI y hoy El Mada, están representadas las principales familias del gran capital marroquí, una docena, que poseen también sus propios holdings e inversiones en todos los sectores productivos y de servicios. La SNI se asoció en su tiempo con el ONA (Oficina Norte-Africana) llamada erróneamente “el holding real” ya que en la misma figuraban como accionistas empresas y personas jurídicas francesas y españolas, incluido el rey emérito español por medio de su testaferro Simeón de Bulgaria, y banqueros españoles. Ciertamente, tanto en la SNI como en el ONA antes, hoy rebautizadas bajo las siglas Al Mada, el accionista mayoritario es SIGER, pero no el único.

Tampoco queda muy claro en el artículo el hecho de que los dos principales hipermercados de la distribución en Marruecos, Marjane y Acima, resultado de empresas mixtas entre capital marroquí y las francesas Carrefour y Auchan, comparten el mercado con otras tan importantes como Makro, Awsat, BIm Stores o Label Vie; así como que el operador telefónico INWI perteneciente a Al Mada, está lejos de hacerle sombra al operador público de telefonía Maroc Telecom y al privado Medi Telecom, creado por una inversión de Telefónica y después comprado por Orange y dos grupos financieros marroquíes. 

Dice El País que “la fortuna del Rey aumenta cuando alguien se hospeda en un hotel de la cadena Atlas, presente en las principales ciudades de Marruecos”. Lo que no dice es que la cadena Atlas está muy lejos en prestaciones, número de hoteles y aflujo de las grandes cadenas hoteleras internacionales presentes en Marruecos, como Accor, International, Meridien, Baglioni, Best Western, Oberoi, Holiday Inn, Hyatt, Ibis, y otros. Entre los varios centenares de hoteles de lujo existentes en Marruecos, la cadena Atlas no reúne más de 15 establecimientos. 

Parecería una perogrullada decir, si no se ocultan otras intenciones, que la fortuna del Rey aumenta cuando alguien compra cemento a la empresa Lafarge Holcim o materiales de construcción a la acerería SONASID, ya que en el primer caso el holding marroquí Al Mada posee acciones en el grupo francosuizo, y en el segundo igualmente en el principal productor mundial de acero Arcelor Mital con sede en Luxemburgo.  

Sin embargo, hurgando un poco más en la composición del capital del tal holding real Al Mada, resulta, tal como revela el mismo artículo, que en el accionariado de Al Mada, las partes pertenecientes al Rey, a su hermano el príncipe Mulay Rachid y a sus tres hermanas, no llega a la mayoría absoluta, quedándose en el 46,8%. Los “fabulosos negocios” que le proporcionan al rey de Marruecos sus inversiones en el país, se desinflan vistos los resultados. Según el trabajo hecho por el delegado de El País, en la próxima reunión del 25 de mayo, Al Mada presentará a sus accionistas un resultado histórico de 302 millones de euros de beneficios. Si tenemos en cuenta que sólo la francesa Lafarge Holcim ha sacado en el mismo periodo un beneficio de 1.500 millones de euros, habiendo perdido además un 25% respecto al ejercicio anterior, y que el banco español Santander ha superado tan sólo en el primer trimestre de 2021 los 1.600 millones de euros, los resultados de las ganancias reales son bastante pobres. 

¿Qué puede acarrear para España la oportunidad de sacar a relucir “el imperio financiero de Mohamed VI” ahora? Pérdidas, más crisis y desprestigio para el Gobierno de Pedro Sánchez.  

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