Turquía: primacía del imperativo económico  

Vuelta a la actividad en Turquía

Desde hace una semana Turquía ha reanudado una actividad económica casi normal. Las tiendas se abren de nuevo, las calles se animan de nuevo y Estambul parece resurgir de sus cenizas. Aunque el país no ha experimentado un confinamiento estricto, como en otras partes del mundo, la ansiedad se ha apoderado de él, el número de contagios que ha seguido creciendo y la hecatombe del vecino iraní han exacerbado los temores. Sin embargo, incluso en el punto álgido de la crisis, algunas actividades nunca cesaron. Las obras de construcción continuaron y muchas empresas han aprovechado esta “pausa” para realizar trabajos de renovación. 

En Turquía se ha confinado a los mayores de 65 años y a los menores de 20 años. Pero desde hace una semana, se les ha permitido salir sólo por unas horas según una agenda establecida por el gobierno.  Sin embargo, durante los fines de semana, se pide a toda la población que se quede en casa y para las vacaciones de Eid, se prevé un confinamiento total. La primavera está aquí y las temperaturas solo están aumentando y, con la llegada del buen tiempo, se espera que el virus, sensible al calor, desaparezca por sí mismo. Sin embargo, si las calles vuelven a estar vivas, está prohibido sentarse. Los muelles y los jardines están cerrados, pero tan pronto como la policía se aleja, se permiten fácilmente los picnics improvisados.   

En Turquía, la policía no emite multas, salvo en casos graves. El tono sigue siendo cordial y se llama a la calma y al respeto al distanciamiento social. El uso de las mascarillas se ha convertido en obligatorio y éstas se pueden conseguir fácil y gratuitamente en la calle. Los puntos de distribución y toma de temperatura se han establecido para las necesidades de la causa. Las tiendas también han sido equipadas con termómetros y desinfectante.   

Turquía

Pero por muy optimistas que seamos, el regreso a la vida cotidiana no ocurrirá de la noche a la mañana. Los hoteles, restaurantes y cafés están paralizados. El Cuerno de Oro está muy triste por la ausencia de actividades turísticas. El famoso hotel Buyuk Londra, frente al estuario, sigue cerrado. En Eyup, el no menos famoso café Pierre Loti, que siempre estuvo lleno, está bastante vacío.   

El sector del turismo, que está completamente paralizado, representa el 5% del PIB de Turquía y genera casi 1,2 millones de empleos directos. El turismo también está estrechamente vinculado a otros 60 sectores que cubren las necesidades de alojamiento, restauración y equipamiento de hoteles y otros restaurantes. Por rebote, la actividad agroalimentaria también se ve gravemente afectada y el transporte tampoco debe ser superado.    

Según la Organización Mundial del Turismo (OMT), Turquía ocupa el sexto lugar del mundo en cuanto a número de turistas. Este año se esperaba que recibiera 57 millones de visitantes y se preveía un crecimiento de dos dígitos, pero los actores del sector han tenido que revisar sus cifras a la baja. El sector del turismo en Turquía alcanza dos tercios de su volumen de negocios entre marzo y septiembre y las fronteras no están listas para abrirse y los turistas no están listos para regresar.   

Dado que Europa está atravesando la peor crisis sanitaria de su historia, Turquía ha tratado de reposicionarse en relación con sus vecinos. El Ministro de Comercio Ruhsar Pekca anunció que China, Corea y Singapur serán socios económicos privilegiados en los próximos meses. “Es hora de que Europa se recupere”, dijo. Los proyectos de cooperación, en particular en los sectores de la maquinaria, el automóvil, la electricidad, la electrónica, la defensa, el aire acondicionado, la construcción naval y la navegación, se han discutido con los nuevos socios, según la misma fuente.  

Hasta ahora, Turquía ha exportado el 55% de sus exportaciones a Europa y esta redistribución de las cartas indica un cambio de dirección en su política exterior. “Debemos trabajar para encontrar la manera de centrarnos en estos países para aumentar nuestras exportaciones”, insistió el Ministro. Otra novedad que ha traído la COVID-19 es que Turquía tiene la intención de establecer ferias y comercio virtual mientras espera días mejores.   

Esta rapidez de respuesta a la crisis fue necesaria en un momento en que la lira turca se desplomó en abril y alcanzó niveles similares a los del euro, depreciándose hasta un 12%. Pero se ha registrado un rebote desde hace una semana, desde la recuperación anunciada por el presidente.  

La crisis sanitaria ha permitido a Turquía brillar también a nivel internacional. Ankara ha entregado equipo médico a 80 de los 135 países que lo han solicitado, la mayoría de los cuales son europeos. Turquía, que ha sido llamada el “niño enfermo de Europa”, quiere demostrar su hegemonía. Fue uno de los primeros países en rescatar a Italia en la cuando en que Europa la había abandonado. Esta postura todopoderosa se extiende hasta Libia, donde la guerra nunca ha cesado. Se prestó un importante apoyo militar a Fayez Sarraj al frente del Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA, por sus siglas en inglés), apoyado por las Naciones Unidas, para hacer frente al ejército de Haftar, que había ganado terreno y se había apoderado de puntos petrolíferos estratégicos. El papel de Turquía en las recientes victorias del GNA es innegable. Ankara había firmado un acuerdo de limitación marítima con Trípoli y tiene la intención de aplicarlo.

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