Opinión

Ucrania: seis meses de la invasión maldita

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Hoy Ucrania cumple 31 años como país independiente e ironías de la vida también son seis meses justo de la maldita invasión por parte de las tropas rusas a Ucrania y me atrevo a decir que el mundo no volverá a ser el mismo otra vez.

El sábado 20 de agosto pasado murió Darya Dugina, la hija de Aleksandr Dugin, uno de los hombres cercanísimos al dictador ruso, Vladimir Putin, se trata del ideólogo de la nueva Rusia fuerte, nacionalista y supremacista del siglo XXI.

El mundo se pregunta mirándose unos a otros quienes pudieron perpetrar tal crimen bajo la duda de si era Dugin finalmente el objetivo considerando que su hija volvía de un acto juntos pero sola en el coche de su padre.

La duda permanecerá. La especulación acerca de la autoría del crimen es amplia e incluso abre todo un debate al respecto de quién tiene esa capacidad de espionaje.

El Kremlin culpa a Kiev y el mandatario Volodímir Zelenski lo niega. Desde Rusia difunden imágenes de una mujer al servicio de la inteligencia ucrania de ser la responsable del crimen. De hecho, hasta involucran a Estonia que es ya territorio de la OTAN de participar en el crimen.

En las últimas horas, dicha nación báltica ha recibido una cascada de amenazas por parte de Rusia porque insiste que a través de su territorio habría huido la presunta autora de la bomba.

El ministro de Relaciones Exteriores de Estonia, Urmas Reinsalu, calificó los cargos de infundados y dijo que la “retórica agresiva” es una forma de intensificar la presión sobre su país. En realidad, Estonia está en la animadversión del Kremlin porque niega visados a turistas rusos.

¿Pero quién ha matado a Dugina? Ucrania está librando una invasión bélica que en los últimos días ha ido trasladando hacia una ofensiva en Crimea una relevante parte de su territorio con salida hacia el Mar Negro que desde 2014 declaró su independencia, junto con Sebastopol, ayudada por Rusia.

En extremo ha sido a tal nivel la injerencia del Kremlin que Putin inauguró un puente que ordenó construir en 2018, una infraestructura de 19 kilómetros de largo, conectada hasta Krasnodar, en Rusia. Putin mismo se montó en un camión que manejó para recorrer el puente de un extremo a otro.

En la actualidad es un objetivo de las fuerzas militares ucranias que asesoradas por Washington y Londres buscan derribarlo y trasladar parte de la guerra hacia el bello puerto de Crimea con la pretensión de debilitar a las tropas rusas.

No habrá paz para los malvados. Esa es la consigna de Kiev negándose a retomar las pláticas de paz con los rusos bajo el auspicio de Turquía a la que se ha sumado la ONU.

Asesorado por Estados Unidos, el mandatario Zelenski está mostrando un músculo que nadie creyó posible: es un patriota y el Grupo Wagner lo tiene en la mira. Se trata del principal objetivo desde el pasado 24 de febrero fecha del inicio de la invasión rusa.

Lo ha salvado la suspicacia de los servicios de inteligencia estadounidenses. Si algo ha demostrado está guerra es el poderío norteamericano: la Casa Blanca advirtió la intención rusa de invadir a Ucrania desde el 4 de diciembre de 2021, esto es, casi tres meses antes de que lo hiciera.

Se trata de una incontestable señal de la eficacia de los servicios de inteligencia norteamericanos tan efectivos con sus poderosos satélites y métodos de vigilancia, que, a la fecha, han coadyuvado a que el Estado ucranio no sucumba ante una potencia nuclear. Zelenski sigue vive gracias a ellos.

A colación

¿Quién mató a Dugina? Se abren muchas interrogantes que podrían cambiar el curso de los acontecimientos. Ucrania, su capacidad se limita a resistir e intenta desviar el conflicto en el Donbás hacia Crimea. Su objetivo es debilitar a Rusia, en la medida que la guerra siga prolongándose, pierde hombres y sobre todo armamento carísimo.

A la Casa Blanca le interesa no solo hacer de Rusia un paria sino contribuir a que las sanciones severas terminen provocando un caos interno de protestas contra Putin. La tradicional estrategia conocida y la CIA aquí tiene mucha capacidad de operación.

Pero también está Putin con su vieja formación a lo KGB desconfiado de su entorno. Un atentado así le permite advertir y medir los verdaderos apoyos de su círculo íntimo por si alguien pensaba en traicionarlo enojado por las consecuencias de las sanciones.

Yo me inclino más por algo o bien orquestado por Putin o por fuerzas en contra de él al interior… quizá en los próximos días tengamos la respuesta más clara en la medida que se muevan las posiciones del tablero. Putin como Nerón es capaz de todo.