Un ejército contra las minifaldas. La Guardia Revolucionaria Iraní

Abdalla Hamdok, premier ministre
La amenaza de las minifaldas

Desde la perspectiva de los ayatolás, Irán afronta un amplio abanico de amenazas, entre las que destaca una especialmente peligrosa para la supervivencia del régimen: la cultural. Dado que su concepto de seguridad incluye preservar su ideología y su fe, pilares en los que se basa el sistema en su conjunto, las amenazas contra sus valores culturales y religiosos pasan a ser una cuestión de seguridad nacional. La cultura occidental, concretamente, supone una amenaza existencial para la Revolución Islámica, ya que una sociedad secularizada e impregnada de valores occidentales acabaría con la autoridad de los ayatolás, amenazando irremisiblemente la supervivencia del régimen.

Las recientes revueltas populares han evidenciado el creciente distanciamiento de grupos cada vez más amplios de la población respecto al régimen. En 2018, una ola de disturbios originados por el incremento en el precio de la gasolina desembocó en protestas contra el régimen, poniendo de manifiesto un profundo malestar social. Esta pérdida de apoyo social supuso un duro golpe para el régimen, necesitado más que nunca de cohesión interna para afrontar las dificultades derivadas de las sanciones económicas impuestas por EE. UU. Por otra parte, a pesar de décadas de esfuerzo, el régimen de los ayatolás no ha conseguido la plena islamización de la sociedad iraní, cada vez más alejada de los dogmas y códigos de la Revolución Islámica. A pesar de sus esfuerzos, las mezquitas iraníes están vacías y no parece fácil revertir esta situación.

Desde la perspectiva del régimen, esta situación es consecuencia directa de la ofensiva cultural de Occidente contra el islam, que trata de globalizar sus ideales para destruirlo. Esta ofensiva sería solo uno más de los frentes en los que Occidente lucha por destruir el islam, contando para ello con la «quinta columna» formada por los reformistas del mundo musulmán. Esta ofensiva cultural no obedecería a fuerzas espontáneas e independientes, sino que sería una acción concertada y consciente, dirigida por una autoridad ideológica análoga a la existente en Irán. Desde esta perspectiva, los iraníes que abogan por una mayor apertura política y social serían aliados, conscientes o no, de los enemigos de la Revolución Islámica. O, lo que es lo mismo: enemigos de Irán.

El papel que la cultura juega en la lucha contra el islam explica que se considere la estética tan peligrosa como la política, ya que representa una de las armas de Occidente para debilitar el espacio cultural islámico. Las minifaldas no son una simple moda, representan una de las formas empleadas por Occidente para destruir el islam mediante la degradación moral de los musulmanes. Esta percepción conduce a pensar que todo es político. Incluso los aspectos más inocentes de la cultura forman parte de esta confrontación global en la que es necesario posicionarse. Frente a esta situación tan amenazadora, la república islámica ha tratado de transformar la tradición islámica en un escudo contra la cultura moderna.

En esta guerra cultural, la incapacidad de una clase clerical alejada de la realidad cultural moderna dejaba desguarnecido un flanco vital para el régimen, que no tardó en encontrar el medio de suplir esta carencia: la Guardia Revolucionaria Iraní (GRI).

El pensamiento estratégico iraní

La naturaleza ideológica del régimen iraní obliga a distinguir entre la «seguridad nacional» y la «seguridad del régimen», en términos de supervivencia de este. Son dos aspectos diferentes que pueden entrar en conflicto y que conforman conjuntamente la política se seguridad y defensa iraní. Irán basa su seguridad en la capacidad de superar sus vulnerabilidades sociales, político-militares y territoriales, apoyándose sobre todo en la identidad religiosa, pero también en la nacional, los dos aspectos que conforman su personalidad como nación. Por ello, su concepto de seguridad incluye preservar su ideología y su fe, pilares en los que se basa el sistema en su conjunto.

La guerra con Irak (1980-1988) resultó decisiva en la conformación del pensamiento estratégico iraní. En ella, Irán resultó superado —aunque no vencido— por Irak, que recibió el apoyo de Occidente y de la mayor parte del mundo árabe. Esta experiencia ha creado en los estrategas iraníes una percepción de cerco internacional que condiciona en gran parte sus concepciones. Posteriormente, la irrupción de fuerzas estadounidenses tanto en Irak, como en Afganistán y, finalmente, en Siria, han exacerbado este temor al cerco estratégico. Temor que se ha visto reforzado por la amenaza interna que suponen el reformismo y el malestar social, ligados a una supuesta ofensiva cultural de Occidente que resulta especialmente peligroso por privar al régimen del necesario apoyo de los iraníes.

De acuerdo con esta percepción, Irán ha tratado siempre de compensar su sensación de cerco y relativa debilidad militar convencional mediante el desarrollo de capacidades militares asimétricas y aumentando su profundidad estratégica mediante el establecimiento de una red de socios internacionales que actúan como frontera avanzada frente a amenazas externas.

Así que la doctrina militar iraní tiene que responder a una amenaza global, que incluye acciones militares, actos de insurgencia y cualquier muestra de desafección. Su respuesta combina instrumentos de poder militar con otros de seguridad y control social. En este conflicto global, Teherán distingue tres tipos de amenazas: «duras»,

«semiduras» y «blandas»1. Las «blandas» son amenazas culturales y sociales que atacan a la base social del régimen, debilitando la cultura nacional y la identidad religiosa de Irán, principalmente mediante la difusión de valores liberales u occidentales. Las amenazas «semiduras» tienen carácter político y atacan directamente al régimen; incluyen la insurgencia y los conflictos interétnicos. Las amenazas «duras» se refieren a ataques militares procedentes del exterior que ponen en peligro la integridad de la nación.

En cuanto a las «duras», el problema consiste en enfrentarse a un ejército superior, con una gran sensibilidad a las bajas propias, compensando esa inferioridad militar mediante el desarrollo de capacidades asimétricas y aumentando la profundidad estratégica. Se trata así de compensar la inferioridad tecnológica haciendo uso de las ventajas que ofrecen «geografía, profundidad estratégica y disposición pública a aceptar bajas». Esta estrategia se articula mediante un reparto de papeles entre el ejército regular, el Artesh, y la GRI. Mientras el primero se responsabiliza de la defensa militar de las fronteras; la GRI, desplegada en el interior del país, se responsabiliza de retardar el avance enemigo, desgastarle y defender puntos críticos. Esta división de cometidos permite comprender las diferencias entre el Artesh, una organización militar clásica, y la GRI, orientada a la guerra asimétrica y «revolucionaria».

La lucha contra el resto de amenazas es responsabilidad exclusiva de la GRI, cuya primera prioridad ha pasado a ser la lucha contra los grupos reformistas iraníes, que estarían conspirando contra la República Islámica de manera concertada, haciendo necesario articular una respuesta multifacética frente a ellos. En este cometido, la GRI cuenta con un recurso esencial, los basij, una fuerza paramilitar, de difícil clasificación, que actuaría desde la retaguardia contra cualquier tipo de amenaza, interior o exterior. Los basij constituyen un contrapeso frente a la ofensiva cultural, a través de su expansiva acción en los campos de la cultura y la educación, y de su presencia activa en las calles. Apoyándose en el Basij, la GRI ha extendido su presencia por todo el país y ha ampliado su influencia en todos los ámbitos de la sociedad.

La relevancia del factor humano

La fortaleza militar de Irán descansa más en su capital humano que en el tecnológico.  A la hora de hacer frente a enemigos tecnológicamente superiores, su mayor baza reside en disponer de una gran masa de combatientes dispuestos a combatir hasta el final. El régimen ha demostrado su capacidad para enviar al combate masas de jóvenes fuertemente adoctrinados, pero mal equipados y adiestrados, auténtica «carne de cañón». También ha quedado patente el grado en que la sociedad iraní es capaz de aceptarlo. Las continuas apelaciones al Corán («Un hombre piadoso ganará en una confrontación con diez incrédulos») ayudan a reforzar la disposición de los iraníes a luchar contra enemigos militarmente superiores.

Estas fuerzas armadas fuertemente ideologizadas son la clave de la doctrina militar iraní, por lo que el régimen se ha centrado en el control político y, sobre todo, en el adoctrinamiento de sus militares para garantizar su lealtad y disciplina absolutas. Para ello, el régimen ha hecho de la GRI, su principal garante, una fuerza muy ideologizada, basada en principios religiosos y valores revolucionarios perfectamente definidos por los conceptos de Alavi y Ashurai, con raíces profundas en el islam2. Alavi hace referencia a Alí, el primer imán chií, cuyas fuerzas perdieron la batalla de Siffin (657 d.C.) frente al primer califa Omeya. Según la visión chií, Alí fue derrotado porque su ejército no obedeció sus órdenes, presionándole para que hiciera las paces con su adversario, evitando la lucha entre musulmanes. Este concepto apela a la obediencia total al Líder Supremo. El término Ashurai se refiere al día en que Hussein, el tercer imán chií, se enfrentó en la batalla de Karbala (680 d.C.) a un Ejército omeya muy superior. Aunque el resultado estaba predeterminado, Hussein se inmoló, junto a sus hombres, por la causa del islam «verdadero». La lección es que los «opresores» deben ser combatidos, independientemente de los posibles resultados. La obediencia total al Líder Supremo y voluntad de combatir, pese a lo adversas que puedan ser las circunstancias, son dos principios inspiradores de la doctrina militar iraní que requieren de unos combatientes profundamente adoctrinados y dispuestos al sacrificio.

Resulta evidente que un ejército de esta naturaleza precisa de una sociedad ampliamente identificada con los valores de la revolución islámica, capaz de proporcionar combatientes motivados y de aceptar su «martirio». El debilitamiento de esta identificación pone en peligro la capacidad defensiva de Irán.

La Guardia Revolucionaria Iraní

El papel de la GRI en esta doctrina es protagonista y multifacético. Concebida originariamente como una organización puramente militar, la GRI ha evolucionado ampliando sus cometidos en áreas como la seguridad interna, la educación o la ayuda al desarrollo, hasta convertirse en la organización más poderosa de Irán. Sigue desempeñando un papel protagonista en asuntos de Defensa y Seguridad, pero también juega un papel fundamental en sectores como la cultura, la educación o la comunicación. En el ámbito económico, la GRI ha experimentado un crecimiento y diversificación notables: industrias estratégicas y servicios comerciales que van desde la construcción de presas y tuberías hasta la fabricación de automóviles y la cirugía ocular con láser han acabado bajo su control, junto con una serie de actividades ilícitas, como el contrabando y empresas del mercado negro3.

Un mes después de proclamar la República Islámica, el ayatolá Jomeini ordenaba la creación del Ejército de los Guardianes de la Revolución Islámica, una milicia popular creada para vigilar los restos del Ejército del sha y proteger al Estado de posibles actividades contrarrevolucionarias. La GRI jugó un papel muy relevante durante la guerra con Irak. El empleo de los basijs, masas de combatientes enfervorecidos, aunque mal armados y adiestrados, fue decisivo a la hora de frenar al ejército iraquí. Pero con el fin de la guerra, la GRI no desapareció, sino que continuó coexistiendo con el Artesh, bajo el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, que coordina así dos estructuras paralelas.

Finalizada la guerra, su papel fue adaptándose a las nuevas amenazas, teniendo en cuenta que, mientras las democracias centran su defensa en la amenaza que suponen sus enemigos externos, para las dictaduras la propia población es el enemigo contra el que hay que asegurarse4. El Movimiento Verde de 2009 fue percibido por el régimen como una «guerra suave» provocada por el progresivo distanciamiento de las clases medias y altas respecto a la República Islámica y sus valores culturales5. Más recientemente, las oleadas de protestas de diciembre de 2017 y junio de 2018 han supuesto un shock para el país6. Aunque comenzaron por cuestiones económicas y medioambientales, pronto reflejaron un amplio malestar social. En 2019, la República

Islámica de Irán se enfrentó a una nueva serie de protestas públicas, casi simultáneas, en ciudades de todo el país7. Miles de ciudadanos se manifestaron, inicialmente, contra el aumento del precio de la gasolina. Pero sus quejas fueron haciéndose más generales, dirigiéndose contra los líderes nacionales. Esta vez se incorporaron a las protestas las clases más desfavorecidas, sumándose a las clases más cultas y acomodadas que venían constituyendo la oposición interna al régimen desde su nacimiento. Estas fueron brutalmente sofocadas, demostrando que el régimen iraní se había vuelto más eficiente en la represión de la disidencia interna con un aparato, encarnado por la GRI, que intenta llegar a todas las facetas de la vida y la sociedad8.

En la lucha contra la disidencia interna, la GRI se ha centrado cada vez más en el enfrentamiento contra las amenazas representadas por la «guerra cultural» que, desde su perspectiva, está librando EE. UU. para separar a los iraníes de su régimen, mediante la occidentalización de la sociedad iraní. Con el paso del tiempo, la «defensa cultural» se ha convertido en su primera prioridad: «Las nuevas directrices estratégicas de la GRI han sido modificadas por las directivas del líder de la revolución. A partir de ahora, su misión principal es hacer frente a las amenazas de los enemigos internos. La segunda prioridad es apoyar al Artesh frente a amenazas externas». (Mohammad Ali Jafari, jefe de la GRI, 2007)9.

En este proceso, el Basij se ha transformado en una organización especializada en la «defensa cultural» y la «profundidad doméstica», haciéndose responsable de las actividades educativas, de propaganda, de comunicación y cibernéticas. Se ha convertido así en la cara visible y omnipresente de la GRI, ampliando sus funciones mucho más allá de las desempeñadas en la guerra con Irak. «En la próxima década, nuestro problema será el asalto cultural y los basij deben bloquear su progreso... en lugar de crear bases militares, nuestra política actual es crear sociedades culturales»10.

El papel de la GRI, particularmente de los basijs, en la represión del denominado Movimiento Verde (2009) demostró su utilidad para salvaguardar la supervivencia de la República Islámica. La dificultad que supuso sofocar este movimiento llevó a transformar el Basij que pasó a centrarse en tareas de control social frente a las amenazas sociales y culturales, dejando en un segundo plano su papel militar.

Pasó así de ser una «fuerza» a ser una «organización», ampliando sus ramas sociales y cambiando radicalmente su estructura y modus operandi: de reclutar voluntarios para integrarlos en una estructura de tipo militar, pasó a integrar a los nuevos miembros en una serie de organizaciones sectoriales (profesores, artistas, abogados, personal sanitario…). Pese a tratarse de organizaciones promovidas por el Estado, todas ellas son oficialmente ONG, de forma que sus miembros pueden implicarse en política sin ser acusados de romper la neutralidad exigida a las FAS11.

El nuevo papel de la Guardia Revolucionaria

En los últimos años, el régimen iraní se ha visto sorprendido por la extensión y persistencia de las protestas populares. Dado el carácter vecinal que, al menos inicialmente, demostraron estas acciones, el régimen se ha centrado en trabajar en este ámbito, a través fundamentalmente de los basijs. El plan de la GRI para 2020 se centra en fortalecer las relaciones entre el Basij, los vecinos y las mezquitas para fomentar la adhesión al régimen. Ante el papel jugado por Internet, pretende controlar la red, propagando sus propios mensajes y suprimiendo el activismo online12.

La GRI juega un papel protagonista en esta campaña combinada de represión y propaganda que se articula en cinco áreas: educación, seguridad, cultura, desarrollo yihadista y salud. Además, un objetivo a más largo plazo es hacer de las mezquitas el centro de actividades sociales, políticas y culturales de cada vecindario.

La secularización gradual de la sociedad iraní ha reducido el papel de las mezquitas, algo que ahora quiere enmendarse. Según este plan, cada imán debe coordinar con el Basij el contenido de su sermón de la oración del viernes para abordar de forma coordinada los problemas específicos de la localidad. Para ello, los mulás recibirán «asesoramiento» de diversos comités sectoriales, vinculados a la GRI. Los comités de seguridad e inteligencia son responsables de patrullar su territorio velando por la moralidad de las costumbres; el comité social y cultural es responsable de combatir problemas como la prostitución y las drogas. En el ámbito cultural, el trabajo se enfoca en promover un estilo de vida islámico. Los comités de ciberespacio y medios de comunicación son responsables de aumentar la conciencia cibernética, advirtiendo de las «amenazas» que representan Internet y las redes sociales.

Para los estrategas del régimen, la piedra angular de la lucha contra la disidencia reside en fortalecer los valores religiosos, lo cual debería conducir a una mayor identificación con la Revolución Islámica. Pero, a pesar de décadas de esfuerzo, el régimen de los ayatolás no ha conseguido la plena islamización de la sociedad iraní, cada vez más secularizada. Esta secularización sería consecuencia de la ofensiva cultural de Occidente contra el islam que amenaza los esfuerzos por crear una sociedad islámica.

La GRI es responsable de revertir esta tendencia, asegurando la estricta aplicación de los valores islámicos, mediante la imposición de las regulaciones islámicas en aspectos como los códigos de vestimenta y la interacción entre géneros. Además, ante la evidencia de que la pobreza y la marginalidad generan oposición al régimen, la GRI ha lanzado en los últimos años una serie de campañas orientadas a neutralizar las amenazas procedentes de los estratos más pobres, luchando contra «lacras» como el divorcio, las adicciones o la pobreza.

En la búsqueda de la generación de una intelectualidad «pura», la GRI ha creado las denominadas «casas de la élite»13, centros de intelectuales afines al régimen inspirados en las «casas de la sabiduría» de la Edad de Oro del islam. Su objetivo es garantizar que todas las organizaciones apliquen idénticas respuestas ante los problemas a los que se enfrentan. Además, las «casas de crecimiento» garantizan la rectitud ideológica de la generación más joven de intelectuales prorégimen.

La GRI se encarga también de la creación y distribución de contenidos culturales «correctos» a través de películas, música, cartelería… Miembros de la GRI dirigen una serie de medios de comunicación y sitios web especializados y, de los cerca de 30 000 periodistas registrados en Irán, alrededor de la mitad son miembros del Basij. Además, la GRI ejerce el control sobre una amplia gama de programas educativos, en guarderías, escuelas y universidades. De hecho, uno de los principales campos de batalla de la guerra cultural es el ámbito educativo, donde la GRI se centra en adoctrinar a los estudiantes en todas las fases de su formación y en crear instituciones educativas propias para forjar los futuros componentes de su organización. Por una parte, se presta especial atención a la formación de los basijs. Por otra, basijs expresamente preparados para ello, trabajan en los centros de enseñanza garantizando la rectitud de la formación que se imparte y de las actitudes de los estudiantes.

A lo largo de los últimos años, numerosos profesores universitarios han sido destituidos y reemplazados por miembros de la GRI, mientras la creación de la Organización de Profesores Basij ha servido para consolidar su poder en el campo de la educación. La Organización de Estudiantes Basij, con cerca de 650 000 estudiantes universitarios, es el brazo de la GRI responsable de movilizar a los estudiantes, enfrentándose a los activistas reformistas y evitando que las autoridades universitarias adopten posiciones contrarias a su visión institucional14.

Para actuar en el ámbito social, el Basij ha creado el Mando de Progreso y  Desarrollo15, responsable de llevar a cabo proyectos de desarrollo en áreas deprimidas. Estos proyectos se centran en aspectos como la mejora de la salud pública o el saneamiento, promoviendo la creación de empleo y tratando de reducir el descontento social, especialmente entre las clases más desfavorecidas. Por último, la participación en la respuesta emergencias busca mejorar la imagen del régimen, mostrando su preocupación por los problemas de los iraníes y su capacidad para abordarlos, evitando que estas situaciones deriven en manifestaciones de descontento social, como ocurre con cierta frecuencia.

Conclusiones

Desde su creación, el cuerpo de la Guardia Revolucionaria ha evolucionado mucho más allá de sus fundamentos originarios como guardia ideológica del naciente régimen revolucionario. Hoy, funciona como un conglomerado sociopolítico-económico, cuya influencia se extiende a todos los ámbitos de la vida iraní.

Al margen del ámbito político, la GRI supervisa un sólido conglomerado de medios de comunicación, actividades de formación y programas educativos diseñados para reforzar la lealtad al régimen, formar militarmente a los iraníes y pulir su propia credibilidad institucional. En el ámbito económico, controla industrias estratégicas y servicios comerciales, junto con actividades ilícitas relacionadas con el contrabando y el mercado negro.

Estas características hacen que debamos ver a la GRI menos como una entidad militar tradicional y más como un poderoso actor transversal con una naturaleza difícil de precisar, en la que se combinan elementos de naturaleza muy diversa, algunos tan inusuales en una organización militar como la enseñanza, los servicios sociales o la comunicación.

La misión sigue siendo la misma: defender la Revolución Islámica de sus enemigos. Son estos los que han cambiado. Ahora el enemigo consiste en una sorda invasión cultural, orquestada por EE. UU. que pretende socavar las bases del régimen. Desde la perspectiva de los ayatolás, si la sociedad iraní pierde sus principios religiosos y políticos, Occidente habrá derrotado a Irán. Por ello, la lucha contra esta amenaza, ejemplarizada por el triunfo de la moda occidental entre la juventud iraní, es la principal batalla en el enfrentamiento global con Occidente. Si la GRI no logra frenar a las minifaldas, las minifaldas acabarán con la revolución islámica.

Javier Ruiz Arévalo*

Mando de Adiestramiento y Doctrina del Ejército de Tierra

BIBLIOGRAFÍA 

1 GOLKAR, Saeid. “Taking Back the Neiborhood. The IRGC Provincial Guard's Mission to Reislamize Iran”, The Washington Institute for Near East Policy, junio 2020, pp. 15-16. Disponible en: https://www.washingtoninstitute.org/policy-analysis/view/taking-back-the-neighborhood-the-irgc- provincial-guards-mission-to-re-islam

2 “The Supreme Leader and The Guard. Civil-Military Relations and Regime Survival in Iran”, The Washington Institute for Near East Policy, 2019, PN58. p. 6. Disponible en: https://www.washingtoninstitute.org/policy-analysis/view/the-supreme-leader-and-the-guard-civil-military- relations-and-regime-surviv

3 WEHREY, Frederic et al. “The Rise of the Pasdaran. Assessing the Domestic Roles of Iran’s Islamic Revolutionary Guards Corps”. RAND Corporation. 2009. Disponible en: https://www.rand.org/content/dam/rand/pubs/monographs/2008/RAND_MG821.pdf

4 ALFONEH, “Iran Unveiled: How the Revolutionary Guards Is Turning Theocracy into Military Dictatorship”, AEI Press, 2013, Washington DC. p. 4.

5 GOLKAR, 2020, op. cit., p. 11

6 GOLKAR, “The Evolution of Irans Police Forces and Social Control in the Islamic Republic”. Crown Center for Middles East Studies. Brandeis University. July 2018. nº 120, p. 1. Disponible en: https://www.brandeis.edu/crown/publications/middle-east-briefs/pdfs/101-200/meb120.pdf

7 GOLKAR, 2020, op. cit., p. 22

8 DONOVAN, Marie., CARL, Nicholas, y KAGAN, Frederick W. Iran's Reserve of Last Resort. Uncovering the Islamic Revolutionary Guard Corps Ground Forces Order of Battle. American Enterprise Institute. 21

enero   2020   p.   2.   Disponible   en:  https://www.criticalthreats.org/analysis/irans-reserve-of-last-resort-uncovering-the-islamic-revolutionary-guard-corps-ground-forces-order-of-battle

9 WEHREY, op cit., p. 33

10 Radio Free Europe. Radio Liberty. Iran Report: February 12, 2001. 12 February 2001, Volume 4, Number 6. Disponible en: https://www.rferl.org/a/1342817.html

11 GOLKAR, 2020, op. cit., p. 11

12 GOLKAR, 2020, op. cit., p. 22. Sobre la actuación en la red, ver: RUBIN, Michael. “Iran’s Basij in Cyberspace”. Foreign Military Studies Office, January 29, 2019. Disponible en: https://www.aei.org/articles/irans-basij-in-cyberspace/

13 GOLKAR, 2020, op. cit., p. 19.

14 WEHREY, op. cit. pp. 40-41.

15 GOLKAR, 2020, op. cit., p. 20.

Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato