Opinión

Una decisión histórica que vale por dos

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La crisis sanitaria y la guerra de Ucrania están transformando el mundo a pasos gigantescos donde la volatilidad de la geopolítica está obligando a ajustar el tablero geoestratégico. El reconocimiento de España de la Autonomía del Sáhara bajo soberanía marroquí abre una nueva era en las relaciones hispano-marroquíes.

De hecho, nadie se imagina una república saharaui presidida por militares y monitoreada por la Junta Militar argelina en medio de una zona minada de terroristas del Aqmi, Boko Haram, al-Chabab, etc., a los que habría que añadir las milicias de Hezbolá bajo instrucciones de Argelia e Irán.

A Marruecos le asiste la razón histórica y el derecho internacional. Es por ello que EEUU, de Trump y de Biden, más allá del restablecimiento de relaciones entre Marruecos e Israel que siempre han existido y existirán, como Reino Unido, Francia y Alemania y la Comunidad internacional en general vienen admitiendo la marroquinidad del Sáhara en base a la lectura inteligente de las dinámicas geopolíticas reinantes en la zona.

Como ya dijimos, se esperaba de España el apoyo inequívoco a la R-2602 de la ONU favorable al plan de Autonomía para las Provincias del Sur bajo soberanía marroquí. La decisión de España reafirma su habitual compromiso con las decisiones de la ONU, como marco de referencia. Y la decisión de Sánchez se enmarca en esta lógica.

España ha dado un paso histórico al comunicar al rey Mohamed VI su postura, considerando la propuesta marroquí de Autonomía para el Sáhara bajo su soberanía como “la base más seria, creíble y realista para el arreglo de este contencioso”. Esto viene a apoyar una cuestión nuclear para Marruecos, quien consideraba inconcebible la vuelta al statu quo anterior a la acogida del polisario Ghali. Un paso histórico que el pueblo marroquí esperaba desde hace tiempo. Pues nadie entendía la posición española con su vecino histórico, geográfico y estratégico. La decisión española no sólo vale por dos, por beneficiar a ambos vecinos, sino que vale el doble de la decisión alemana por citar un ejemplo cercano.

El ministro Albares, cada vez que le preguntaban por las relaciones con Marruecos, respondía que “España actúa en defensa de sus intereses estratégicos”, pero se olvidaba de que éstos son comunes, es decir, son los mismos que Marruecos defiende y comparte. Es por ello que el principal desafío está en modelar una nueva alianza hispano-marroquí acorde a las nuevas dinámicas geopolíticas del espacio común. España y Marruecos han de inaugurar unas nuevas e inauditas relaciones equiparadas o superiores a las franco-marroquíes.

Mientras, urge actuar con altura de miras, conjuntamente, tendiendo puentes entre la UE y la UA para consolidar la cooperación económica, migratoria, defensiva y securitaria ante los desafíos que supone la inestabilidad del Sahel que Argelia y el Polisario estarían dispuestos a atizar.

Argelia y el Polisario son historia y los Reinos de España y de Marruecos son el presente y el futuro.