Ankara detiene a 19 personas por difundir noticias falsas sobre el coronavirus

¿Un nuevo golpe a la libertad de expresión en Turquía?

PHOTO/REUTERS - El presidente turco Tayyip Erdogan habla durante una reunión de su partido gobernante, el AK, en Ankara, Turquía, el 27 de febrero de 2020

¿Qué es lo que mueve a una persona a arriesgar su vida luchando por el bienestar, la legalidad y la justicia de la sociedad? ¿Qué es aquello que incita a un profesional de la comunicación a arriesgar su vida y su libertad para investigar y querer contar la verdad sobre la actividad ilegal y corrupta de un Gobierno?  Ahmet Altan, Nazlı Ilıcak o Levent Uysa son algunos de los nombres de periodistas que han sufrido las consecuencias que supone llegar hasta el final de la verdad en determinados países. Sin embargo, las cifras hablan de muchos más. Según el Barómetro de la libertad de prensa de Reporteros Sin Fronteras, en lo que va de año 2020, 8 periodistas y un colaborador han sido asesinados a causa de su labor periodística y 227 periodistas, 122 internautas y 14 colaboradores están encarcelados. 

El último ataque contra la libertad de expresión en Turquía ha tenido lugar este lunes, cuando al menos 19 personas han sido detenidas por difundir en distintas redes sociales “publicaciones infundadas y provocativas” sobre el COVID-19, según ha informado el Ministerio de Interior de Turquía. Esta medida se ha tomado después de que el país presidido por Recep Tayyip Erdogan decidiese cerrar cafeterías, restaurantes y espacios donde se produjesen reuniones privadas con gran afluencia de gente, para frenar el ritmo de contagios por coronavirus en el país. 

Erdogan

"Cualquier tipo de encuentros y actividades en los que se reúnan las personas en grupos serán aplazados a partir de hoy a las 00:00", explicaba el Ministerio de Interior a través de un comunicado de prensa hace unas horas. Al mismo tiempo este país ha extendido la prohibición de vuelos a veinte países con el objetivo de contener la propagación del coronavirus, ya que el número de casos confirmados se ha elevado a 47 en apenas unas horas, según ha informado la agencia de noticias Reuters. 

El Ministerio de Interior ha denunciado una serie de publicaciones en las redes sociales que se dirigían a altos cargos del país y propagaban el pánico y el temor al decir que “el virus se había extendido rápidamente por Turquía sin que el Gobierno hubiese adoptado medidas suficientes”. Ante esta situación, esta institución ha decidido detener a al menos 19 personas; aunque ha informado de que el proceso de detención continua, por lo que durante las próximas horas el número de acusados podría aumentar. 

El brote mundial de coronavirus empujó a Turquía a tomar una serie de decisiones.  "Los ciudadanos que planeaban ir al extranjero deberían cancelar sus planes de viaje o posponerlo. El riesgo es grave", indicó Fahrettin Koca, ministro de Sanidad, en una rueda de prensa tras una reunión del comité científico en Ankara. Una de las medidas adoptadas por el país turco insta a cancelar los rezos en todas las mezquitas del país, aunque los centros de oración pueden permanecer abiertos con un aforo limitado. 

Asimismo, el ministro de Comercio de Turquía, Ruhsar Pekcan, anunció el aplazamiento de las ferias comerciales nacionales del 16 de marzo al final de abril, según ha informado la agencia de noticias turco Anadolu.  "Como Ministerio de Comercio, hemos estado llevando a cabo nuestros trabajos en coordinación con los Ministerios de Sanidad e Interior, y en línea con las decisiones tomadas por el comité científico", admitió Pekcan.

Turquía

La oficina del gobernador de Estambul explicó durante la jornada del lunes que los ciudadanos de Turquía que soliciten regresar de determinados países europeos serán llevados de vuelta antes de este miércoles, con la condición de que estén en cuarentena durante al menos 14 días.

Estas detenciones se han producido varios días después de que el mandatario turco encubriese las muertes de los soldados del Ejército turco en las contiendas de Siria y Libia, donde se han registrado numerosas bajas militares.  “El régimen turco no desea dar a conocer a la opinión pública ninguna noticia sobre los soldados muertos en Siria y Libia y, por lo tanto, intimida a quienes rompen este objetivo agitando el palo del poder judicial y el encarcelamiento”, explicó un político opositor. 

En los últimos quince días, un tribunal de Estambul ha ordenado la detención de más de cinco periodistas por el simple hecho de informar. Entre los detenidos están los nombres de Murat Agirel, columnista del periódico Yenicag Daily o de Ferhat Celik y Aydin Keser, responsable y editor jefe respectivamente de la publicación Yeni Yasam. En el mes de febrero, la Policía del país detuvo a una veintena de periodistas por supuestamente “grabar en una zona prohibida”.

Erdogan

El intento fallido de golpe de Estado del 15 de julio en Turquía ha tenido un grave impacto sobre la situación de la libertad de expresión en el país. En una serie de artículos recopilados por el Instituto de Prensa Intencional sobre la libertad de prensa y las realidades del ejercicio del periodismo en la Turquía actual, un grupo de periodistas han denunciado la situación a la que se tienen que enfrentar cada vez que quieren hacer su trabajo. “En una democracia sana, los dirigentes políticos siempre deben rendir cuentas al público, estando dispuestos a responder a las preguntas de los periodistas. Sin embargo, cada vez son más los políticos que tratan de evitar el escrutinio de los medios de comunicación negándoles el acceso y amenazando a aquellos que generan contenido crítico sobre su gestión”, explica el periodista turco Nevşin Mengü. 

“La brecha entre el lugar en que te despiertas y el lugar en que duermes es lo que define ser un periodista en Turquía. Puede que te despiertes totalmente motivado para informar y que esa motivación te lleve a dormir en la cárcel por la noche”, lamenta la periodista freelance Seda Taşkın. Según el Instituto Internacional de la Prensa (IPI), hay más de 100 periodistas en prisión en Turquía. Gran parte de los periodistas encarcelados siguen informando desde sus celdas para dar a conocer las violaciones de los Derechos Humanos que se producen en el país. 

“Turquía sigue siendo, tras China, la mayor cárcel de periodistas del mundo, lo que ha convertido la profesión de informador en una las de mayor riesgo”, advierte el último informe de Reporteros Sin Fronteras sobre la situación de los periodistas en la región. Este mismo organismo lamenta que la pluralidad de los medios de comunicación turcos desapareciera tras la venta del conglomerado de medios más grande, Doğan Media Company, a un grupo de empresas afines al Gobierno. 

Asimismo, desde Amnistía Internacional han denunciado en reiteradas ocasiones que “tras el fallido golpe de Estado de julio de 2016, estudiantes y docentes, periodistas y escritores que se pronuncian contra el Gobierno corren peligro de ser sometidos a una investigación criminal y a juicio, y de sufrir actos de intimidación, hostigamiento y censura. Si además de esto, se tiene en cuenta el cierre por decreto de, al menos 180 medios de comunicación, el mensaje resultante —y su efecto sobre la libertad de expresión— es tan claro como perturbador”. 

Este grado de censura y de coacción a los periodistas es tal que muchos profesionales de la información hablan de la “muerte del periodismo” en el país.  Internet ha sido otro de los campos de batalla en los que Turquía intenta mover sus fichas. En su día, Erdogan llegó a asegurar que Twitter era “una amenaza para la sociedad”, por lo que el número de internautas detenidos desde 2016 también ha aumentado. “El miedo a terminar en la cárcel por criticar a las autoridades es palpable: las columnas de los diarios y los programas de debate sobre temas de actualidad, muy populares en Turquía, apenas contienen opiniones divergentes o diferentes”, advierten desde Amnistía Internacional. 

Desde el golpe de Estado fallido de 2016, varias delegaciones conformadas por distintas asociaciones de prensa, entre las que se encuentra Reporteros sin Fronteras, han denunciado “una represión sin precedentes” en Turquía, una coacción que en tiempos de crisis está aun más presente. 

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