La Universidad Francisco de Vitoria inaugura ‘Una estrategia exterior para España’, dos jornadas para analizar la acción exterior española y su papel en el tablero internacional

“La política exterior debe ser un asunto de Estado”

PHOTO/ARCHIVO - La bandera de España ondeando en la Plaza de Colón

España no tiene claro cuál es su papel en el mundo. La proyección exterior del país es diluida y vive instalada en un discreto segundo plano desde hace varias décadas. Quizá por la coyuntura nacional, España se ha mostrado incapaz de articular una hoja de ruta definida en el tablero internacional. Una condición precaria que le impide ganar influencia en un orden internacional multipolar, caracterizado por el peso y la participación de múltiples actores. Para revertir este escenario es preciso realizar un diagnóstico general. Y, a partir de ahí, empezar a construir.

La Universidad Francisco de Vitoria inaugura con este fin ‘Una estrategia exterior para España’, unas jornadas dedicadas al análisis de la política exterior española que han arrancado este jueves y finalizarán el próximo 15 de noviembre. La conferencia cuenta con el respaldo y la financiación de la Secretaría de Estado de la España Global, el órgano superior encargado del diseño estratégico de la acción exterior de España cuyas capacidades están supeditadas al Ministerio de Asuntos Exteriores.

La primera de las citas ha contado con la presencia de tres grandes conocedores de la historia de España en el exterior. El representante permanente de España ante el Consejo de la OTAN, Nicolás Pascual de la Parte, con una prolífica experiencia en la carrera diplomática; Javier Rupérez, quien también ejerció como máximo representante español en la organización atlántica y posee, además, un dilatado historial en política nacional; y el periodista Antonio Caño, exdirector de ‘El País’ entre 2014 y 2018. El director del Centro de Seguridad Internacional UFV, Ignacio Cosidó, fue el encargado de moderar el coloquio.

UFV España exterior

“España es una potencia media con proyección global”, ha subrayado Nicolás Pascual. Reconocer que España no está en la vanguardia es el primer paso. El diplomático establece que, “desde el reinado de los Reyes Católicos”, la política exterior de España se ha mantenido inmutable en mayor o menor medida. “La vocación es Atlántica y la proyección, Mediterránea”, sentenció Pascual. En este sentido, nada de lo que ocurre en el Mediterráneo es ajeno. A juicio del representante español en la OTAN, el país necesita mantener “el eje Canarias, Gibraltar, Baleares”.

Aunque nuestro enfoque se centre en el Atlántico y el Mediterráneo, Pascual aconsejó poner la mirada en África. España debe ganar influencia en la región, ya que “está en una zona geoestratégica muy delicada cercana al Magreb y al Sahel, y ejerce como frontera sur de Europa”. Un punto crítico que requiere de un plan detallado. Pero el continente africano no debe ser el único en el punto de mira. América Latina es también importante por el legado histórico y cultural español. En esta región se viene produciendo un auge de “políticas identitarias” dañinas para la imagen nacional.

Ante todo, el diplomático es consciente de que España “no es ni mucho menos el teatro principal para Estados Unidos”. De hecho, Washington ha arrastrado su eje de acción exterior hacia la región de Asia-Pacífico. No obstante, España debe vigorizar sus relaciones bilaterales con Estados Unidos, según Pascual. Un reto para el Gobierno de España, visto desde Norteamérica como un aliado de segunda fila, como quedó demostrado con la incapacidad del presidente Sánchez de mantener un encuentro con su homólogo estadounidense Joe Biden.

Nicolás Pascual

De la misma forma, España “debe crear una estrategia hacia Rusia”, sentenció el diplomático. Hasta ahora Europa ha desarrollado un ‘modus vivendi’ volátil, una posición sin firmeza. Precisamente ha sido Moscú uno de los encargados de revertir el orden internacional. En palabras de Pascual, el tablero geopolítico ha pasado de estar regido por la fuerza del derecho a ser regido por el derecho de la fuerza. Un factor que pone en duda el rol de las organizaciones liberales que rigieron en el siglo XX.

Rupérez salió en defensa de dichas organizaciones: “Claro que estamos en un mundo diferente. No es 1982, cuando España ingresó en la OTAN; ni 1989 con la caída del Muro de Berlín o 1991 con la disolución de la URSS. Ni siquiera es el mundo posterior al 11-S. Pero afirmar de manera tajante de que es un mundo en que han acabado el orden liberal internacional, que evitó una tercera guerra mundial, es arriesgado, y a lo mejor hablo desde el deseo”.

El diplomático, activo durante la Transición, se remontó al franquismo que “no tenía la política exterior que quería, sino la que podía”. Una vez consumado el aperturismo democrático, Rupérez sostuvo que España ha ido construyendo una acción internacional “basada en dos pilares: la Unión Europea y la OTAN, que eran los dos grandes proyectos que nos faltaban para adecuarnos a los países de nuestro entorno”. Por este motivo, el diplomático afirma que la política exterior “comienza a cimentarse desde el interior”.

Javier Rupérez

“Nada nos impide, incluso siendo miembros de la OTAN, mantener relaciones más profundas con algunos de sus miembros. Nosotros no lo tenemos, no lo hemos cultivado y deberíamos haberlo hecho. ¿Por qué no lo hemos hecho con Alemania, por ejemplo? ¿O con alguno de los países del Este de Europa, próximos a la órbita soviética?”, se cuestionó Rupérez. “Deberíamos ser más activos en sendos organismos, sobre todo en la OTAN, ya que no hay política exterior sin una política de seguridad, y esta está relacionada con la estrategia de Defensa”. Aunque el diplomático reconoció que hoy no es muy popular tratar esos temas.

El periodista Antonio Caño materializó los términos del debate. “El desconocimiento internacional sobre España es sorprendente. De nosotros se conocen cuatro tópicos, y lo hemos pagado en el conflicto de Cataluña. La mayor parte de los Gobiernos extranjeros desconocían el trasfondo del problema”. Caño se mostró muy crítico con los escasos recursos destinados a las embajadas, sin embargo, reconoció que “somos de las que mejor caen y de las que mejor se mueven. Y de las que más ayudan a sus ciudadanos”.

"España en este momento carece de política exterior”, sentenció el periodista. El país afronta algunos problemas de política exterior “de forma improvisada y va saliendo del paso. Poco más”. La reciente crisis diplomática con Marruecos o el cierre de uno de los gasoductos que llegan a la Península procedentes del Magreb han sido el mejor ejemplo de ello. Acciones y decisiones poco contundentes o contradictorias que han requerido de planes prospectivos a medio-largo plazo. Dos escenarios que contrastan con la evacuación de Afganistán, donde el papel del Ejército resultó decisivo.

Antonio Caño

El general de Brigada del Ejército de Tierra, Fran Dacoba, intervino desde la bancada para reivindicar el papel de las Fuerzas Armadas. “Vivimos en un mundo incierto que crea es inseguridad, lo que da pie a las tensiones y ello a la conflictividad. No sólo militar, sobre todo la comercial y tecnológica”. Y lo que ocurre en el mundo “va a acabar afectando a nuestra seguridad”, concluyó el general. A pesar de los elogios de la clase política, se antoja complicado que el Congreso aumente la partida de Defensa como sí se está haciendo en muchos Estados de nuestro entorno.

Caño insistió en que “la poca presencia en América Latina es alarmante. Esto cuestiona nuestra idea de nación, probablemente no sabemos quiénes somos. Y no sólo en América Latina, también en América Central”. El periodista rememoró los tiempos de la Transición en los que España era tenida en cuenta en el continente. Era Estados Unidos quien demandaba su perspectiva regional en países como Cuba, y el proceso político en España inspiró incluso a Chile. Hoy, sin embargo, España ni siquiera es tenida en cuenta en la mesa de Ciudad de México donde hasta la semana pasada se decidía el futuro inmediato de Venezuela.

“Lo que ha pasado desde entonces es que España ha perdido fe en su propio proyecto nacional. Y cuando no tienes fe en ti mismo es difícil que te expongas y a tener presencia en el exterior. Un país que no se respeta a sí mismo difícilmente va a ser respetado por otros”, sentenció Antonio Caño. El diagnóstico está hecho, el siguiente paso consiste en encontrar una receta que devuelva a España a la primera línea del tablero internacional.

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