El Gobierno nigeriano continúa albergando fuertes críticas por su inacción y complicidad con los asesinatos de cristianos

17 cristianos son asesinados cada día por yihadistas en Nigeria

photo_camera AFP/PIUS UTOMI EKPEI - Academia Internacional de Lucha contra el Terrorismo (AILCT) en Jacqueville, en Costa de Marfil, el 10 de junio de 2021

El yihadismo en la zona del Sahel no deja de extenderse. Tras la contención del yihadismo, sobre todo del grupo terrorista Daesh, en Siria e Irak, la cuenca del Sahel está albergando una cohorte de grupos yihadistas que desestabilizan la seguridad y por ende las oportunidades de prosperar en la zona. Boko Haram, el ISWA incluso Al Qaeda son los principales grupos terroristas que operan en la región y amenazan con romper con la estabilidad y la seguridad de su población.

Si a esto le sumamos los enfrentamientos internos que existen en algunos países africanos, nos encontramos con un panorama muy complicado para conseguir el desarrollo de un país sólido, seguro y fuerte. En el caso de Nigeria, los ataques terroristas a la población nigeriana no dejan de multiplicarse desde los últimos años y entre los afectados, los cristianos son unas de las principales víctimas de la expansión y consolidación del terrorismo en la región. A esto cabe añadirle los enfrentamientos existentes entre la tribu Fulani, de mayoría musulmana y la etnia hausa, seguidores de la religión cristiana, confrontados desde hace décadas por el control del territorio destinado a la agricultura y a la ganadería.

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En este contexto, un estudio liderado por la Asociación Internacional para las Libertades Civiles y el Estado de Derecho (InterSociety) en Onitsha, al este de Nigeria, ha revelado que durante los primeros 200 días del 2021 más de 3.000 cristianos han sido asesinados por terroristas islámicos en Nigeria, trasladándose esta cifra a 17 asesinados por día. En esta cifra total, además de los fieles, se incluyen diez sacerdotes católicos y pastores protestantes.

Dicho informe señala que “el número de cristianos indefensos asesinados a cuchilladas por los yihadistas islámicos de Nigeria y sus colaboradores en las fuerzas de seguridad en los últimos 200 días, o del 1 de enero al 18 de julio de 2021, ha aumentado a no menos de 3.462”. Del mismo modo, indica que “esto es solo 68 muertes menos que el total de muertes de cristianos nigerianos en 2020, en el que la lista de Vigilancia Mundial de Cristianos Perseguidos de Puertas Abiertas estima en 3.530”.

Esta dramática cifra es la segunda más alta registrada desde el año 2014, año que situaba la cifra oficial de víctimas asesinadas por el yihadismo en este país en más de 5.000 asesinatos por parte de Boko Haram y los yihadistas de la guerra Fulani, una campaña militar que tuvo lugar en los territorios actuales de Nigeria y Camerún. 

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Dicho informe recalca que el grupo terrorista Boko Haram protagonizó el asesinato de más de 4.000 cristianos en 2014. Por otro lado, los Fulani asesinaron a 1.299 agricultores cristianos en ese mismo año. En el transcurso de este año, la organización señaló que 2.200 cristianos fueron secuestrados entre el 1 de enero y el 30 de abril mientras que desde el 1 de mayo hasta el 18 de julio registraron otros 780 secuestros, siendo 3.000 personas la cifra total de secuestrados. Del mismo, los investigadores señalan que al menos tres de cada 30 cristianos podrían haber muerto durante su secuestro.

El grupo Fulani ha encabezado la cifra máxima de asesinatos, situando la cifra total de asesinados durante este año en unos 1.909 cristianos, seguidos por Boko Haram, Estado Islámico en África Occidental y bandidos que habrían asesinado a un total de 1.603 cristianos. Del mismo modo, el informe agrega que el propio Gobierno nigeriano en conjunto con las fuerzas policiales nigerianas causaron la muerte de 490 cristianos. Estos datos sitúan a Nigeria como un país que se encuentra enfrentando “uno de los desafíos de seguridad más graves de Nigeria”. 

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El conflicto existente entre los agricultores, en su mayoría cristiana, y los pastores Fulani es un enfrentamiento que remonta sus raíces en la década de los 2000. Desde este año, la violencia entre estos grupos ha matado a más de 19.000 personas y ha conseguido desplazar a miles de personas como consecuencia de la expansión de la población agrícola y pastores en una parte mayoritaria en el Sahel. Sumándole la incapacidad del Gobierno nigeriano por poner fin a estas disputas, el ISWAP, la filial del Daesh en la zona, y Boko Haram se aprovechan de esta delicada situación y del vacío en la cobertura de las necesidades básicas poblacionales tanto para ganar adeptos como para conseguir posicionarse en la zona.

Junto a esto, el conflicto agrícola y ganadero va mucho más allá de la religión ya que responde a modos de vida fuertemente arraigados en esta sociedad. Por un lado, la trashumancia ganadera del norte, de una mayoría musulmana de la etnia hausa y fulani y por otro el sedentarismo agricultor del sur, con una totalidad cristiana de la etnia yoruba, sigue siendo uno de los principales problemas internos del país.

En esta línea, las iglesias han sufrido una fuerte represión por parte de estos grupos yihadistas. Las cifras apuntan que alrededor de 300 iglesias han sido atacadas desde enero de este mismo año. El estado de Taraba, situado al noroeste de Nigeria, ha sido la zona más afectada en estos términos ya que al menos 70 iglesias han sido atacadas o amenazadas. 

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A pesar del dramatismo de las cifras, el estudio concluye lamentando la impunidad a la que se encuentran sometidos los responsables ya que, según la organización, “el Gobierno nigeriano ha abandonado a las víctimas supervivientes y a las familias de los asesinados”.

Según el informe, “las fuerzas de seguridad del país se han tambaleado y se han comprometido hasta el punto de que apenas intervienen cuando los cristianos vulnerables están en riesgo de amenazas o ataques, pero solo después de estos ataques parecen arrestar y enmarcar a las mismas poblaciones que fueron amenazadas o atacadas”.

El informe concluye que “en el norte, los yihadistas operan libremente bajo la cobertura y protección de las fuerzas de seguridad. secuestran, matan, saquean, destruyen o queman y convierten por la fuerza a cristianos capturados y desprotegidos a sus hogares sagrados de adoración y aprendizaje. Pero las propias fuerzas de seguridad responden con rudeza y brutalidad con absoluta ferocidad contra los cristianos del sur y del norte acusados de violar la ley”, en una situación que, a pesar de las políticas existentes en materia de antiterrorismo que existen, está lejos todavía de poner fin a uno de los mayores problemas del Sahel y a uno de los mayores desafíos políticos y sociales de las próximas décadas.

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