1918: un año clave para Azerbaiyán

Eloísa Cózar Navarrete

Situada en un enclave geográfico estratégico, a orillas del mar Caspio y confinada entre Rusia, Irán, Georgia y Armenia, Azerbaiyán se ha erigido como un puente de unión clave para la región de Euroasia. Además de tratarse del país soberano más grande de la zona sur del Cáucaso, desde su independencia de la Unión Soviética ha conseguido posicionarse como una de las Repúblicas de la región con un crecimiento económico más rápido, tras los años de inestabilidades políticas y sociales derivadas del colapso de las instituciones del país tras la guerra por Nagorno Karabaj con Armenia. 

Sin embargo, la cada vez mayor transcendencia de Azerbaiyán en la región como pivote geoestratégico no es casualidad. Por un lado, económicamente,el país cuenta con valiosas reservas de recursos energéticos: según el BP Stadistical Review del año 2018, Azerbaiyán suma un 0,4% del total de las reservas mundiales de petróleo, y un 0,7% de la producción de gas natural. Aunque la caída de los precios del petróleo desencadenó una recesión económica crítica entre enero de 2015 y enero de 2018, el país está en camino de volver a estabilizar sus cuentas nacionales, superando la vertiginosa devaluación de su moneda y la inflación que ello conllevó. 

Por otro lado, la herencia histórica y cultural de Azerbaiyán es notable, siendo vista en ocasiones como un fortalecedor de las relaciones culturales entre Oriente y Occidente. A nivel religioso, la exrepública soviética se ha definido como uno de los gendarmes y defensores de la tolerancia en el continente asiático. Aunque la mayor parte de la población es musulmana chií, la Constitución azerbaiyana define la República como un Estado laico con plena libertad de culto. 

Parece contradictorio señalar que el Talón de Aquiles de Azerbaiyánes su propia estabilidad política. Casi treinta años después de su independencia de la Unión Soviética, el recién soberano Estado ha tenido que hacer frente a una endémica corrupción que no parece desaparecer el panorama institucional azerbaiyano. De hecho, el índice de Percepción de la Corrupción 2017 de Transparency International posicionaba a Azerbaiyán en el puesto número 122 de un ránking de 180 países investigados. A estas cifras se le suman las acusaciones vertidas sobre las esferas gubernamentales en torno a la libertad de prensa y de expresión, por la detención de periodistas críticos a las políticas nacionales y de opositores en periodos electorales.  

En cuanto a política exterior, Azerbaiyán se ha esforzado tradicionalmente por defender su derecho a la independencia y la integridad nacional, enarbolando la unidad del pueblo azerí, grupo étnico más grande de Azerbaiyán. El conflicto armado por la zona de Alto Karabaj ha sido el más sonado de los enfrentamientos con su vecina Armenia, desarrollado entre 1988 y 1994, y que aún a día de hoy preocupa a organizaciones e instituciones a nivel internacional, como la ONU. Así mismo, Azerbaiyán parece avanzar hacia la integración euroatlántica, mediante el impulso de tratados multilaterales con países comunitarios y con la Unión Europea en sí para mejorar la comunicación, las relaciones políticas y el multiculturalismo internacional. 

Pese a su agitada Historia reciente, Azerbaiyán no solo se define por los acontecimientos acaecidos a partir de la disolución de la Unión Soviética, sino que el país también cuenta con una evolución política y económica a lo largo del siglo XX que han definido en última instancia su configuración en la actualidad. Uno de estos puntos de inflexión fue el año 1918, en el que se proclamó la República Democrática de Azerbaiyán tras varios meses de gran inestabilidad, campañas militares y agitaciones sociales. Aunque la autoproclamada República Democrática de Azerbaiyán tuvo una duración de solo 23 meses, aún a día de hoy es recordada por la comunidad nacional como un signo de rebelión contra los bolcheviques y armenios en un periodo histórico de especial trascendencia.  

1918: del genocidio de marzo a la declaración de la República Democrática de Azerbaiyán

Desde que el territorio azerbaiyano pasara a formar parte del imperio ruso en el siglo XIX, las ideas independentistas no cesaron de aflorar entre la población del país. Las revoluciones bolcheviques que acabaron con el régimen zarista del gigante soviético provocaron una tensión supranacional que no hizo más que acrecentar los deseos independentistas de Azerbaiyán. Estos movimientos, motivados en gran medida por la gran inestabilidad e incertidumbre que imperaba en la madre Rusia, alcanzaron su máxima expresión a lo largo del año 1918. 

Aprovechando la tensión imperante en el territorio, Azerbaiyán intentó sublevarse durante los primeros meses de ese mismo año. Un territorio demasiado cotizado por su localización estratégica y su gran riqueza en recursos energéticos y para el que el recién nombrado líder ruso Vladimir Lenin tenía grandes planes dentro de su incipiente proyecto de unificación soviética. Para contener una revolución que tenía visos de convertirse en peligrosa para el mandatario ruso, Lenin nombró a Stepán Gueórguievich Shaumiáncomo comisario especial para la zona del Cáucaso. 

En aquel momento, los bolcheviques vieron en el partido Dashnak de Armenia el único modo para hacer frente al levantamiento nacionalista. Con ánimo de aplacar las revueltas e imponer el orden en el país, la falta de diálogo dio paso a la fuerza. Comandados por el también armenio Shaumián, se comenzó una campaña militar alentada por la alianza de intereses territoriales y económicos, que se extendió del 31 de marzo al 2 de abril en Bakú. Según fuentes del gobierno azerbaiyano, un total de 30.000 personas murieron esos días en la capital y sus alrededores, principalmente azeríes. El ataque fue especialmente cruento en las regiones de Bakú, Gubá, Salían o Shamají, donde más se destinaron más de 2.000 soldados. 

Apenas tres meses más tarde, después de que el 22 de abril de 1918 se proclamara la República Federativa Democrática de Transcaucasia y se disolviera el mismo 26 de mayo, el Consejo Nacional de Azerbaiyán proclamó la República Democrática del Azerbaiyán independiente el 28 de mayo de 1918. Una declaración de independencia que duraría únicamente 23 meses, hasta el 27 de abril de 1920, cuando el ejército rojo entró en la capital y proclamó la República Socialista Soviética de Azerbaiyán. 

Azerbaiyán no volvería a ser independiente hasta la caída de la URSS en 1991, cuando se reconoció oficialmente la República de Azerbaiyán declarada un año antes, el 19 de noviembre de 1990.

Conmemoración de los Acontecimientos de Marzo

Tras los acontecimientos ocurridos en marzo de 1918 contra la población azerbaiyana, el Consejo de Ministros del país creó una comisión especial que evaluó y determinó las consecuencias de las incursiones militares en la capital. En recuerdo de la población, especialmente azerí, que sucumbió en aquellas jornadas, el expresidente de Azerbaiyán Heydar Aliyev decretó en 1998 que el 31 de marzo sería reconocido como el “Día del Genocidio”.

Desde entonces, el pueblo azerbaiyano conmemora a aquellos que sucumbieron, tanto a los que murieron en 1918 como a todos los caídos víctimas de disputas étnicas, deportaciones o represiones en los últimos treinta años. No solo el país, también otras ciudades a nivel internacional han querido fijar el día 31 de marzo como uno de recuerdo para el pueblo azerbaiyano. En el año 2010, el gobernador de Nevada estableció este día como el "Día de la Conmemoración de Azerbaiyán", y en el año 2012, lo mismo ocurrió en la ciudad de Nueva York

Cada año en Madrid se celebra un acto en conmemoración de los acontecimientos de marzo de 1918, organizado por la comunidad azerbaiyana con el apoyo de la Embajada de la República de Azerbaiyán en el Reino de España. Un evento en el que el representante de la comunidad, Dzalal Erkin, ha emitido un discurso en el que ha recordado a los civiles asesinados por razones éticas y religiosas, así como la destrucción de monumentos culturales, edificios históricos y mezquitas. Tras él, se ha proyectado un documental y se ha presentado una exposición de fotografías, acogidos ambos con gran interés por los asistentes al evento. 

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