El veterano político kurdo asume el cargo con el cometido de impulsar la formación de Gobierno y superar el dilatado bloqueo político

Abdul Latif Rashid toma posesión como nuevo presidente de Irak

AFP/AHMAD AL-RUBAYE - El recién elegido presidente de Irak, Abdul Latif Rashid, saluda durante su ceremonia de investidura y traspaso de poderes en el Palacio de al-Salam, en la capital, Bagdad, el 17 de octubre de 2022

Un acuerdo tácito reserva la jefatura del Estado iraquí a un kurdo. La cláusula no escrita en la Constitución estipula que debe ser un miembro de esta comunidad minoritaria en Irak quien presida la República. Es una concesión informal de carácter simbólico que ha llevado al poder en las últimas dos décadas a figuras de la envergadura de Jalal Talabani o Fuad Masum, y que premia ahora el recorrido del exministro y asesor presidencial Abdul Latif Rashid

El veterano político kurdo ha tomado posesión este lunes en una solemne ceremonia celebrada en el Palacio Al Salam, o Palacio de la Paz, la residencia presidencial que ocupó en su día el dictador Sadam Husein. Entre las murallas que protegen la Zona Verde de Bagdad, el corazón de la capital iraquí, Rashid ha cogido el testigo de su predecesor, el también kurdo Barham Salih, con quien se disputó el cargo el pasado jueves en el Parlamento. 

Una diferencia de 63 votos a su favor frustró la reelección de Salih, un líder carismático cuyo mandato se ha caracterizado por trascender el marco presidencial para limar asperezas entre los distintos líderes políticos. El presidente saliente, sin embargo, había perdido los apoyos políticos en el Kurdistán, necesarios para ocupar el cargo. Rashid, por su parte, aunó el respaldo suficiente a pesar de haberse presentado como independiente, más allá de las siglas del que era y es su partido, la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK). 

Abdul Latif Rashid

El que fuera ministro de Recursos Hídricos en el primer Gobierno de la era post-Sadam ganó la votación mientras los misiles se precipitaban sobre la sede del Parlamento y otros edificios en la Zona Verde. Cinco personas resultaron heridas en una nueva ofensiva sobre el centro neurálgico de Bagdad que retrasó, pero no aplazó, la sesión. Nadie se atribuyó la autoría. Rashid salió airoso de una votación secreta en la que consiguió 162 de los 261 votos emitidos. 

“Doy las gracias a la autoridad religiosa suprema y a los representantes del pueblo iraquí por haberme dado su confianza”, dijo en su discurso de investidura desde Al Salam. Este ingeniero hidráulico de formación asciende a la presidencia con el cometido de acelerar la formación de Gobierno y dejar atrás un periodo convulso, marcado a fuego por la división en el sector chií. El Marco de Coordinación, respaldado por Irán, rivaliza por el poder con el Movimiento liderado por el clérigo Muqtada al-Sadr, de corte nacionalista.

Parlamento Irak

El bloque Sadrista, a la postre la fuerza más votada del Parlamento con 73 escaños tras las elecciones de octubre de 2021, se mostró incapaz de formar Gobierno. Su líder forzó la dimisión en masa de sus diputados para agitar el tablero, pero el órdago no funcionó. El Marco de Coordinación puso en marcha el nombramiento de Mohamed Shia al-Sudani, que había sido ministro en el gabinete del exjefe de Gobierno Nuri al-Maliki, némesis de al-Sadr. 

En agosto, el clérigo ordenó a sus filas asaltar el Parlamento. Así comenzó una batería de protestas y movilizaciones que acabaron con la Cámara ocupada por los sadristas y varios muertos. Las graves consecuencias condujeron días después al líder populista a abandonar de nuevo la arena política, al menos de forma momentánea. Las milicias de uno y otro bando protagonizaron los sangrientos enfrentamientos en Bagdad, incluso en la teóricamente fortificada Zona Verde.

Con la elección de Rashid se abre una ventana de oportunidad para desbloquear las instituciones. El presidente entrante debía hacer el encargo de formar Gobierno a un representante capaz de dar con la aritmética parlamentaria. Según la Constitución, Rashid contaba con un plazo de 15 días, aunque su intención era hacerlo cuanto antes, por eso designó a al-Sudani, que deberá tejer una red de apoyos suficiente para encabezar un nuevo Ejecutivo en un tiempo récord de 30 días.

Parlamento Irak

“Esperamos que el nuevo Gobierno se forme rápidamente para satisfacer las demandas de los iraquíes”, trasladó Rashid al término de su investidura en declaraciones recogidas por la agencia estatal INA. El nuevo presidente es una figura próxima al ex primer ministro al-Maliki, uno de los pesos pesados del Marco de Coordinación, que cuenta con bastantes aliados en el Parlamento. Es probable que salga adelante, porque además el plazo no es un problema. Suele ser transgredido de forma habitual. 

Como se esperaba, al-Sudani no contará con miembros del Movimiento del clérigo Muqtada al-Sadr en su gabinete. La plataforma rechazó el sábado unirse al Ejecutivo. El desafío a corto plazo será alcanzar esa mayoría sin al-Sadr. Mientras tanto, 87.000 millones de dólares de ingresos procedentes de las exportaciones de petróleo aguardan en las arcas del Estado para ser invertidos en mejorar las condiciones de vida de los iraquíes. Solo la aprobación de un presupuesto en el Parlamento desbloquearía unos fondos apremiantes, pero eso queda lejos. 

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