Las acusaciones de Meghan y Harry hacia la Familia Real por su actitud racista encienden el debate en la sociedad y llega al Parlamento

Abierta la polémica sobre el racismo en el Reino Unido

photo_camera AFP/DANIEL LEAL-OLIVAS - Miembros de la Familia Real Britanica en el balcón del Palacio de Buckingham para ver un pase de aviones de la Fuerza Aérea Real

Las acusaciones de racismo en la Familia Real británica realizadas durante la entrevista que Meghan Markle y el príncipe Harry concedieron a la cadena CBS han abierto el debate sobre el racismo en Reino Unido. Los ex duques de Sussex, escogieron a la presentadora Oprah Winfrey como maestra de ceremonias para verter opiniones de gran calado moral hacia la Corona británica y la sociedad en su conjunto.

El día de la emisión de esta desgarradora entrevista fue tan simbólico como las propias palabras de Meghan y Harry. El domingo se celebraba el Día de la Comunidad de Naciones, comúnmente conocido como la Commonwealth, la BBC retransmitía en este día tan señalado una ceremonia especial desde la abadía de Westminster. Asimismo, la reina pronunció un discurso, previamente grabado, donde hacía referencia a la “valentía, el compromiso y la dedicación altruista” demostrados durante la pandemia a lo largo de todos los territorios que un día formaron parte del imperio británico.

Unas palabras que contrastan directamente con las declaraciones que tanto Meghan como Harry vertían sobre la Familia Real, y el trato vejatorio que sufrió la estadounidense por su color de piel. Una de las acusaciones que mayor revuelo ha causado corresponde a la afirmación por parte de los ex duques de Sussex de que un miembro de la Familia Real habría mostrado “preocupación” por el tono de piel que tendría el primer bebé de Meghan Markle.

Atalayar_Meghan Markle y Harry entrevista

Estas acusaciones han divido a la sociedad británica entre los que apoyan al matrimonio y lo que le acusan de “sensacionalismo y victimismo”. El golpe de realidad que ha supuesto esta entrevista ha sido tal, que incluso ha abierto un debate dentro del seno del propio Parlamento británico sobre la Monarquía, algo quizás impensable en un país como Reino Unido, donde la Corona es una de las instituciones mejor valoradas.

El líder de la oposición laborista, Keir Starmer, ha expresado que “los asuntos expuestos por Meghan en torno al racismo y a la salud mental son muy serios. Son un recordatorio de que mucha gente sufre agresiones racistas en el Reino Unido del siglo XXI, y nos lo tenemos que tomar muy, muy en serio”. “Es algo que supera el ámbito de la Familia Real”, incidió el político de izquierdas.

Incluso la propia Reina, que rara vez entra en este tipo de debates, ha escrito un comunicado haciendo referencia a las acusaciones vertidas por parte de los duques de Sussex y ha expresado su “preocupación” por las declaraciones, en particular "la referente a la raza". "Aunque la versión de lo ocurrido puede variar en alguna ocasión, las alegaciones han sido tomadas muy seriamente y serán resueltas por la familia en privado", puede leerse en el comunicado, destinado a rebajar las tensiones. "Harry, Meghan y Archie seguirán siendo miembros muy amados de nuestra familia".

Pero, aunque la Corona, mediante este comunicado, haya intentado quitar hierro al asunto y rebajarlo a meras “discrepancias”, el debate ya está servido. El propio escrito excusándose de las declaraciones de la entrevista ya indica el daño que se ha infligido a la imagen de la Corona británica a nivel mundial.

Atalayar_Casa Británica Archie

Reino Unido, habitualmente, ha querido mostrar una imagen de aperturismo y país globalizado, moderno y atractivo para todas las razas, religiones, etnias… donde el debate del racismo quedaba lejos. El movimiento de “Black lives Matter” era algo que no concebían dentro de su sociedad, pero lejos de la realidad, este país no se encuentra exento de la lacra del racismo. El propio Brexit es un ejemplo más que claro, de este sentimiento de superioridad nacional, donde el principal eslogan fue ‘Let´s take back control’, clara referencia nacionalista. El discurso pro Brexit estuvo basado principalmente en la inmigración y como ésta afectaba a la identidad británica y a los propios beneficios de sus ciudadanos, en temas como el empleo, igualdad de oportunidades…

El debate se encuentra servido, tanto dentro como fuera de Reino Unido, tanto dentro como fuera de la Corona. La sociedad británica sufre de una mezcla entre racismo, clasismo que siempre le ha caracterizado. Dentro de la propia Unión Europea siempre fue el país discordante que quería ser diferente al resto.

Las próximas horas serán decisivas para saber cuál va a ser el alcance real de esta polémica, y si el Parlamento traslada este debate al seno político del país como una prioridad. El primer ministro, Boris Johnson, ha evitado entrar en la discusión y ha expresado su “admiración hacia la Reina y su papel unificador del país”. “En lo que se refiere a otros asuntos de la Familia Real, llevo mucho tiempo sin comentarlos y no pienso desviarme de esa posición”, ha apuntado.

Al igual que en la época de Lady Di, lo que está en juego para los Windsor es muy trascendente, las acusaciones de la pareja arrojan un foco sobre una familia real que parece cerrada sobre sí misma, y muestran una Monarquía que no solo es anticuada sino también deja entrever así la división que la separa un poco más de la sociedad británica moderna. Según un sondeo, publicado al día siguiente en The Telegraph, un 48%de los encuestados se mostraron de acuerdo con las apreciaciones de la pareja sobre la actitud, supuestamente racista de la Familia Real hacia el color de piel del que sería el bisnieto de la reina Isabel II.

Atalayar_Polémica Meghan Markle

De ahí que este caso, que en un primer momento nos puede parecer lejano por ubicarse en los círculos de la realeza británica, lo que muestra son las consecuencias de una serie de problemas profundos y comunes relacionados con la condición racial y las consecuencias del pasado colonial británico.

Como producto de su tiempo y de su clase social, la Casa Real no dejó de ser conservadora de corte victoriano y educada en valores imperialistas. El mundo, para los británicos, estaba dividido en unas razas que se enfrentaban entre sí. Los británicos protestantes se hallaban a la cabeza de todos los demás pueblos. Encarnaban los valores de la civilización frente al supuesto atraso de otras culturas. Los países avanzados, de acuerdo con esta forma de ver las cosas, debían protegerse frente a la amenaza de las naciones bárbaras.

Reino Unido entre ellos creó una jerarquía con europeos blancos en la parte superior y africanos y asiáticos en la parte inferior. El racismo se incorporó a las estructuras de poder, cultura, educación e identidad de la nación. Son ideas muy políticamente incorrectas, vistas con criterios actuales. El racismo se puede ver agravado o atenuado por la clase social, pero no lo elimina, nos encontramos cómo la clase y la raza son factores que no se excluyen, sino que se suman y como los medios de comunicación son una de las herramientas más poderosas a la hora de construir nuestra visión del mundo.

Atalayar_Racismo Reino Unido

La historia del Reino Unido y su Imperio, encabezado por la Familia Real está indisolublemente asociada al colonialismo. Hombre de profundas convicciones darwinistas, Winston Churchill, el antiguo primer ministro veía el mundo como el escenario de una lucha continua en la que los más aptos terminaban por imponerse. Como buen imperialista, estaba persuadido del derecho de los británicos a gobernar sus inmensos dominios. En 1937, por ejemplo, declaró que no había nada injusto en que los blancos ocuparan el lugar de los indígenas en América del Norte y Australia. Simplemente habían sido sustituidos por “una raza de grado superior, una raza con más sabiduría sobre el mundo”. En 1955 comentó a sus ministros que “Mantener Inglaterra blanca” (“Keep England White”) sería un buen eslogan para los conservadores, según el doctor en historia Francisco Martínez Hoyos.

En 2004 la princesa María Cristina de Kent, mientras se encontraba en un restaurante, espetó a unos comensales negros que "volvieran a las colonias". Años después acudió a uno de sus primeros encuentros con Meghan Markle con un broche de época colonial y tachado de racista. Felipe de Edimburgo es sospechoso habitual: en un evento con indios británicos dijo a uno de ellos que había venido mucha gente de su familia, a un político británico negro le preguntó de qué lugar exótico del mundo era cuando había nacido en Birmingham y a alguien que llegó de Papúa Nueva Guinea le felicitó por no haber sido engullido por sus habitantes.

Uno de los tantos ejemplos de racismo, basados simplemente en el color de piel o la religión que se profesa, lo encontramos en el actual alcalde de Londres, Sadiq Khan, que casi cinco años después de su triunfo electoral sigue siendo acusado de no pertenecer a la sociedad británica por su descendencia, a pesar de haber nacido en Londres.

Es absolutamente evidente que persisten importantes desigualdades étnicas y raciales en el empleo, la vivienda y el sistema judicial. Las minorías negras y musulmanas tienen el doble de tasa de desempleo que los británicos blancos y tienen el doble de probabilidades de vivir en viviendas superpobladas. También es mucho más probable que la policía los detenga y registre. También podríamos agregar a la lista las alarmantes diferencias étnicas en las muertes por COVID-19.

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