Abierto el diálogo en Camerún para solucionar la crisis del separatismo anglófono

Abierto el diálogo en Camerún para solucionar la crisis del separatismo anglófono

Camerún

¿Oportunidad para la paz en Camerún? Es la intención del primer ministro Joseph Dion Ngute, líder de la mesa de diálogo que se abre hoy en Yaundé, la capital del país, entre el Ejecutivo y representantes de las facciones separatistas de las provincias occidentales.

Las tensiones entre el Gobierno, que representa a la mayoría francófona de la población, y los grupos del oeste del país, fundamentalmente anglófono, ha permanecido latente desde octubre de 2017, cuando fue proclamada de manera unilateral la independencia de la República de Ambazonia.

La población angloparlante de Camerún vive, mayoritariamente, en las regiones del Noroeste y del Suroeste, que limitan con Nigeria. Las dos áreas fueron incorporadas al país en su independencia hace 60 años. En total, se calcula que los anglófonos constituyen entre un 15 y un 20% de los ciudadanos cameruneses. En dos años, las luchas entre las fuerzas oficiales y los separatistas han causado la muerte de unas 3.000 personas, según International Crisis Group (ICG).

CamerunNaciones Unidas añade, además, que el conflicto ha dejado más de medio millón de desplazados internos y decenas de miles de refugiados que han huido, principalmente, a la vecina Nigeria. Los combates han tenido, asimismo, un impacto negativo en la economía nacional, basada en el cultivo de cacao y de café.

Con un país sumido en una tendencia de polarización creciente y el movimiento anglófono dividido entre autonomistas e independentistas, el Gobierno, liderado por el primer ministro Ngute y el veterano presidente Paul Biya, ha intentado tomar la delantera y convocar conversaciones de paz, con la presencia de actores de la Administración y la sociedad civil de todo el país. Sin embargo, existe el riesgo de que el proyecto sea infructuoso. Los diálogos, que han comenzado este lunes en el Palacio de Congresos de Yaundé y se prolongarán durante toda la semana, incluyen una pequeña representación de los partidarios de una solución federalista para Camerún, puesto que el Ejecutivo no se plantea dar pasos hacia una hipotética descentralización.

“Se corre el riesgo de continuar frustrando a los anglófonos, ampliando la brecha entre las dos partes y dando más fuerza a las posturas intransigentes”, advierte ICG en su informe. El Gobierno ha expedido invitaciones a 16 líderes anglófonos. Los más posibilistas, que abogan por conseguir una mayor autonomía para las dos regiones donde se concentra la minoría anglófona, han aplaudido la iniciativa. Uno de ellos ha sido el cardenal Christian Tumi, de la ciudad de Douala, que ha sido un firme defensor de la paz en los últimos meses. Ha urgido a los partidarios de la independencia a acudir a la mesa de negociación. No obstante, han manifestado, igualmente, que el inmovilismo que ha caracterizado la postura oficial hasta la actualidad tampoco ha ayudado a resolver el problema.

Sin embargo, algunos de los representantes más destacados de la secesión, que viven fuera de las fronteras de Camerún, han decidido declinar la invitación del Gobierno. Es el caso de Mark Bareta, que ha pedido que las reuniones tengan lugar en “terreno neutral”, John Mbah Akuroh, Ebenezer Akwanga y Cho Ayaba. Además, el autoproclamado presidente de Ambazonia Samuel Ikome Sako ha criticado duramente al presidente Biya, acusado de actuar de mala fe por otros activistas. “No he recibido ninguna invitación; y si la hubiera recibido, nunca participaría en un diálogo organizado por Paul Biya y su régimen sin mediación internacional”, ha declarado Sako desde su residencia en Estados Unidos.

La campaña de boicot puesta en marcha por los líderes independentistas más intransigentes pone en riesgo los esfuerzos para alcanzar la estabilidad en el oeste de Camerún. Si las conversaciones de Yaundé, finalmente, no fructifican, el conflicto podría enquistarse. No es el único desafío a la estabilidad en el país del golfo de Guinea. Sus regiones más septentrionales llevan cerca de una década amenazadas por el grupo terrorista Boko Haram.

Aunque tiene base en Nigeria, su actividad se ha propagado por los países que baña la cuenca del lago Chad. A mediados del pasado mes de junio, un ataque perpetrado por la organización yihadista se saldó con cerca de cien muertos en la localidad norteña de Darak. La mayoría de los fallecidos eran milicianos.
 

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