Kabul ha decido retirar a su personal diplomático en Islamabad después de que la hija de su embajador fuera secuestrada

Afganistán: entre el avance talibán y el conflicto con Pakistán

REUTERS/JONATHAN ERNST - El presidente de Afganistán, Ashraf Ghani (izquierda), y el jefe del Ejecutivo afgano, Abdullah Abdullah (derecha)

El Gobierno de Afganistán vive su momento más crítico. La ofensiva talibán continúa y está en pleno apogeo. Los insurgentes se han hecho, durante las últimas semanas, con el control de puestos fronterizos clave con sus países vecinos Irán, Pakistán, Uzbekistán Tayikistán e incluso Pakistán. Ante esta situación el Gobierno de Kabul se volvía a sentar en la mesa de negociación con los talibanes en Doha, en un escenario bastante desfavorable para las autoridades afganas.

Desde que Estados Unidos anunciará el pasado mes de abril la retirada total de sus tropas del país centroasiático, Afganistán ha experimentado un aumento de la violencia a lo largo de todo su territorio. El pasado mes de mayo los talibán lanzaron una ofensiva y han capturado más de 130 centros de diferentes distritos, sobre todo en el norte del país. Con Afganistán sumido en una vorágine de violencia e inestabilidad, el Gobierno afgano y los talibanes se han vuelto a reunir en la capital de Qatar para reactivar las negociaciones de paz que se encuentran completamente bloqueadas desde enero.

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Las conversaciones en Doha han vuelto a quedar “inconclusas” y según ha explicado el mediador catarí, Mutlaq al-Qahtani, las dos partes "apenas han acordado" tratar de "evitar víctimas civiles". Por su parte, el jefe del Consejo Superior para la Reconciliación Nacional del Gobierno afgano, Abdullah Abdullah, escribía en su cuenta de Twitter, una vez finalizadas las conversaciones que ambas partes habían acordado “continuar las conversaciones, buscar una solución política a la crisis actual, evitar las víctimas civiles, facilitar la asistencia humanitaria y los suministros médicos para hacer frente a la pandemia provocada por la COVID-19”.

Por su parte, el líder talibán Hibatulá Akhundzada, declaró que su grupo sigue comprometido con la búsqueda de una solución para poner fin a la guerra, pero ha criticado a sus oponentes por "perder el tiempo". El líder talibán no hizo mención a ningún acuerdo del alto el fuego, como se venía especulando desde hace días, con motivo del Eid al Adha o la Celebración del Sacrificio. Una vez más, las conversaciones en Doha entre el Gobierno de Kabul y los talibán llegan a punto muerto, mientras que los insurgentes van ganando cada día más terreno, de hecho, los talibán afirman controlar el 85% del país.

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El Gobierno de Kabul, además de tener que hacer frente a la ofensiva talibán, tiene que lidiar con una nueva crisis diplomática con Pakistán, país al que ha acusado en múltiples ocasiones de dar apoyo a los insurgentes. Hace escasos días Kabul acusaba a Islamabad de torpedear una ofensiva llevada a cabo por las fuerzas afganas para retomar el control del paso fronterizo de Spin Boldak- Chaman con Pakistán. Por su parte, el Gobierno de Islamabad negaba estas acusaciones y destacaba “el derecho del Gobierno afgano a emprender acciones en su territorio soberano”.

Sin embargo, y ante la delicada situación que vive el país centroasiático que se está contagiando en el país vecino, el Gobierno de Kabul ha decido retirar a su personal diplomático en Islamabad, después de que la hija de su embajador fuera brevemente secuestrada y torturada. El ministerio de Asuntos Exteriores de Afganistán ha informado de que tanto el embajador como el resto de su personal diplomático permanecerán en Kabul hasta que los autores del secuestro "sean castigados por el Gobierno paquistaní y el embajador afgano y la seguridad del personal diplomático en Pakistán sea garantizada". Asimismo, el enviado de Pakistán en Kabul, Mansoor Ahmad Khan, ha sido convocado por el ministerio sobre el asunto.

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El Gobierno de Pakistán ha calificado de “desafortunada” la decisión de Kabul de retirar a todo su personal diplomático del país y ha informado de que están haciendo todo lo posible para investigar el caso. “La seguridad del embajador, su familia, y el personal de la Embajada y los Consulados de Afganistán en Pakistán han sido reforzados”, indicó el Ministerio de Exteriores paquistaní en un comunicado.

El secuestro de la hija del embajador afgano en Pakistán se enmarca en un contexto de alta tensión entre ambos países después de que el primer vicepresidente afgano, Amrulá Salé, acusará a Islamabad de ofrecer apoyo a los talibanes. 

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