Los buques de Médicos Sin Fronteras y Sea Watch llevan varios días esperando autorización para desembarcar en Italia con cerca de mil migrantes rescatados de las costas libias

Al menos 175 muertos y mil rescatados en el Mediterráneo: la realidad migratoria

photo_camera PHOTO/ Max Brugger/Sea Watch vía REUTERS - Migrantes son rescatados por miembros de la ONG alemana Sea-Watch durante una operación de búsqueda y rescate (SAR) en el Mar Mediterráneo el día de Navidad, 25 de diciembre de 2021

El buque de Médicos Sin Fronteras, Geo Barents, ha rescatados en estos últimos días 558 personas migrantes cerca de las costas libias, mientras que Sea Watch ha hecho lo mismo con otras 444. Estas ONG denuncian la falta de organización de los gobiernos de Malta e Italia de los que esperan urgentemente una autorización para desembarcar por ser los puertos más seguros al estar más cerca de las costas libias.

Las organizaciones humanitarias denuncian la situación de menores y heridos por quemaduras y por las condiciones críticas causadas por el hacinamiento en los barcos. Las condiciones climáticas son también parte de los inconvenientes que denuncian las ONG por la demanda de la autorización de un puerto seguro. Italia autorizó el último desembarco el pasado viernes del Ocean Viking, de la organización SOS Mediterranée, con 114 migrantes rescatados que tuvieron que esperar nueve días.

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Los que no han podido rescatar son 175 migrantes que han muerto en las últimas dos semanas en la travesía del Mediterráneo en varios naufragios. En lo que va de año ya son más de 1.700 fallecidos en el Mediterráneo central, cifras que doblan las del año pasado. Precisamente este pasado fin de semana fallecieron al menos 28 personas en un naufragio al noreste de Libia, según ha informado el director de la Media Luna Roja, Mohamad Abushaala. El número total de llegadas por la ruta del Mediterráneo central hasta Italia y Malta alcanza casi 64 mil personas migrantes, procedentes principalmente de las costas libias. Las mafias libias, por su parte, se han cobrado la vida de 102 migrantes que se ahogaron tras volcar en un bote.

No todas las personas que llegan a los puertos italiano o malteses se quedan Europa. En lo que va de año son más de 32 mil devoluciones a Libia, país en el que se denuncian las torturas, la venta como esclavos, la extorsión y la violencia sexual, según los informes del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. La ONU también condena las devoluciones de migrantes a Libia por ser un país sumido en el caos de la primavera árabe y estar lejos de una estabilidad política, como se ha demostrado en la posposición de las elecciones previstas para este mes.

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La ONU también ha demandado un protocolo común para una gestión ágil de los desembarcos para garantizar la seguridad de los migrantes y una acogida equitativa entre varios países, descongestionando así los países que más migrantes reciben, como España, Italia y Grecia, principalmente.

Precisamente esta es una demanda que comparte el gobierno italiano, quien pide la Unión Europea la elaboración de una política migratoria conjunta. El primer ministro de Italia, Mario Draghi, ha reclamado a la UE “planes de acción claros, financiados adecuadamente y dirigidos de manera equitativa”, con lo que pretende que se garantice una defensa de fronteras nacionales, combatir el tráfico de seres humanos y ofrecer una adecuada acogida, tal y como ha declarado el primer ministro en una conferencia de balance del año.

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Estas declaraciones se producen cuando el pasado julio el Ejecutivo italiano renovó la financiación del acuerdo con la polémica Guardia Costera libia, algo que reclama Draghi que se encargue la Unión Europea a través de la misión IRINI, aprobada el pasado 2020.

El Gobierno italiano ha anunciado la creación de unos corredores humanitarios seguros y legales para migrantes y refugiados. Mateo Villa, investigador del ISPI especializado en migraciones, ha afirmado que “Roma está prácticamente sola en Europa en estos corredores, y Trípoli hace oídos sordos a las peticiones italianas. Y así seguimos, subsistiendo, hasta la próxima crisis”. 
 

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