En cuestión de días el grupo yihadista lleva a cabo una serie de sangrientos ataques en el país africano donde, por primera vez, Al Shabab logra atacar a las fuerzas estadounidenses desplegadas en el país.

Al Shabab perpetra varios atentados mortales en Kenia en el comienzo del año

photo_camera PHOTO/FUERZA AÉREA DE ESTADOS UNIDOS via AP - Imagen de la base militar Manda, en la Bahía de Manda, en Kenia, donde según el grupo extremista Al Shabab el domingo 5 de enero de 2020 había ha atacado la base militar de Camp Simba, utilizada por tropas estadounidenses y kenianas

Sin tiempo para que África del Este se recupere del atentado del grupo yihadista Al Shabab que dejó casi un centenar de muertos en Somalia a finales de diciembre, el grupo terrorista ha comenzado el año con una serie de ataques sobre el país vecino, Kenia. En cuestión de días, en la primera semana de enero, Al Shabab ha perpetrado hasta tres ataques en territorio keniano dejando varios muertos y exhibe su capacidad de incorporar nuevas tácticas y de ejecutar ataques más allá de las fronteras de Somalia, desde donde opera, llevando a los analistas a hablar, una vez más, de su resurgimiento en la región. 

El atentado más reciente a manos del grupo terrorista ocurrió la madrugada del martes. Al menos cuatro civiles murieron en un ataque del grupo yihadista Al Shabab a una comisaría de policía en el condado de Garissa, en el este de Kenia y fronterizo con Somalia, según informaron las autoridades kenianas. Los terroristas "mataron a cuatro personas e intentaban destruir un poste de comunicación cuando los agentes les hicieron frente", tras atacar la comisaría de Saretho en la zona de Dadaab, afirmó el portavoz de la Policía de Kenia, Charles Owino. De los más de diez yihadistas que participaron en la ofensiva, ocurrida a unos 25 kilómetros del campo de refugiados de Dadaab, uno de los más grandes del mundo, murieron dos terroristas.

El ataque ocurrió después de que el pasado domingo Al Shabab atacase una la base militar Manda en el condado de Lamu, en el sureste de Kenia y cerca de la frontera con Somalia, que es usada por tropas kenianas y estadounidenses. Horas después el Pentágono aseguraba que, hasta tres ciudadanos de EEUU, un soldado estadounidense y dos contratistas privados de defensa, habían muerto en el ataque del grupo yihadista somalí. Al Shabab, organización afiliada a Al Qaeda desde 2012, se atribuyó el atentado y aseguró que identificaba la base como "una de las muchas plataformas de lanzamiento de la cruzada americana contra el islam en la región" y marca una importante escalada de la campaña de ataques del grupo insurgente dentro de Kenia.

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El grupo ha sido objeto de un número creciente de ataques de aviones aéreos no tripulados estadounidenses dentro de Somalia durante la Administración del presidente Donald Trump. En cierta medida, una política continuista de su predecesor Barack Obama, ya que el gobierno de EEUU ha dado al Ejército de Kenia decenas de millones de dólares en entrenamiento, equipo y otros apoyos en los últimos ocho años. Stephen Townsend, comandante del Comando de EEUU para África, aseguró en un comunicado que “mientras honramos su sacrificio [en referencia al militar fallecido], vamos a endurecer nuestra determinación. Junto a nuestros socios africanos e internacionales, vamos a perseguir a los responsables de este ataque y a Al Shabab que trata de dañar a los estadounidenses y a nuestros intereses". 

El tercero de los ataques perpetrados en Kenia en este comienzo de año fue la semana pasada, el dos de enero, cuando atentó contra un autobús de pasajeros que dejó al menos tres muertos y tres heridos también en el sureste de Kenia. El grupo insurgente, con base en Somalia, vinculado a Al-Qaeda ha declarado en anteriores ocasiones que ataca a Kenia en represalia por su contribución al mantenimiento de la paz en Somalia.

Los ataques en Kenia llegan días después del perpetrado por el grupo terrorista en Somalia el 28 de diciembre, que se atribuyó un atentado con un vehículo bomba perpetrado en la capital somalí, Mogadiscio, que causó al menos 92 muertos, la mayoría civiles, y más de un centenar de heridos. La masacre suponía el peor acto terrorista que sufre Somalia desde octubre de 2017, cuando la explosión de varios camiones bomba provocó más de 500 muertos en la capital somalí. 

Al Shabab que controla las áreas rurales del centro y sur de Somalia, y suele perpetrar ataques en la capital de Mogadiscio, pretende instaurar un Estado islámico de corte wahabí (ultraconservador). Somalia vive en un estado de guerra y caos desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barre, lo que dejó al país sin Gobierno efectivo y en manos de milicias islamistas y señores de la guerra. Hoy Al Shabab controla las áreas rurales del centro y sur de Somalia. Mientras, desde octubre de 2011, cuando el Gobierno keniano envió al Ejército a Somalia como respuesta a una oleada de secuestros supuestamente obra de Al Shabab en su territorio, los radicales islámicos han perpetrado numerosos ataques en Kenia.

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La semana que viene se cumple el primer aniversario del atentado que dejó 21 muertos contra un lujoso complejo hotelero, 14 Riverside, en el barrio Westlands, localizado en el norte de Nairobi. La capital de Kenia no padecía ningún golpe yihadista desde septiembre de 2013 cuando en una operación similar al menos cuatro terroristas de Al Shabab asaltaron el centro comercial Westgate en Nairobi, en el que murieron 67 personas. Pero el ataque más grave de Al Shabab en suelo keniano tuvo lugar en abril de 2015, cuando 148 personas murieron en el asalto de un comando terrorista a la Universidad de Garissa.

"Al Shabab representa una ideología extranjera que lucha por destruir Somalia y socavar su progreso. No construye escuelas ni hospitales; solo destruye. Se le ha encomendado la tarea de matar, mutilar y devastar al pueblo somalí", dijo el presidente somalí, Mohamed Abdulahi Farmajo tras el atentado del día 29 de diciembre.  

De esta manera, queda constatado que Al Shabab va a continuar llevando a cabo ataques terroristas mortales contra objetivos gubernamentales, militares y civiles en la capital, así como en otras ciudades. La ambición desde hace años de Al Shabab de ampliar sus campañas desde Somalia a la región más amplia de África oriental está tan presente al principio de este año es probable que siga siendo uno de los puntos calientes de la región.
 

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