El primer ministro iraquí está recibiendo presiones de las facciones proiraníes e intenta retrasar la salida de las fuerzas norteamericanas

Al-Sudani se resiste a poner fin a la presencia militar estadounidense en Irak

photo_camera AFP/ AHMAD AL-RUBAYE - Un soldado estadounidense camina en la base aérea de Qayyarah, donde las tropas lideradas por Estados Unidos

Mohammed Shia al-Sudani era designado como primer ministro de Irak gracias, en buena parte, a la voluntad dictada desde Teherán. Los proiraníes del Marco de Coalición propusieron a al-Sudani, exministro de Derechos Humanos, con la voluntad de poner fin a un bloqueo legislativo producido por la salida de 73 diputados del Movimiento Sadrista del Parlamento. Con su llegada, la coalición de partidos chiíes sonreía al ver en él una figura cercana y con la que no ver trabas en sus objetivos y, sobre todo, en sus acuerdos con la dictadura ayatolá de Irán.

Sin embargo, no parece que “manejar” a al-Sudani sea asunto baladí. El primer ministro se muestra reacio a revisar la presencia militar estadounidense en territorio iraquí. No cree que poner ese tema encima de la mesa vaya a ayudar al país, y más en un momento en el que las relaciones con Washington se consideran muy importantes. En Bagdad lo que se transmite desde el lado del primer ministro es que se pretende evitar “turbulencias innecesarias” con la Administración Biden. Por tanto, mientras pueda seguir resistiendo la presión de sus socios proiraníes, al-Sudani seguirá postergando esta decisión.

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El acuerdo firmado en el año 2008 entre Estados Unidos e Irak para la presencia militar de los norteamericanos en el país es puesto en duda desde hace tiempo por parte de los proiraníes. El acuerdo estratégico, además de regular la actividad de las fuerzas estadounidenses, también reforzaba la cooperación en lo económico, cultural y político. No obstante, tras las muertes de Qassem Soleimani, comandante de la Fuerza Quds, el ala expedicionaria de la Guardia Revolucionaria iraní, y Abu Mahdi Al-Muhandis, subjefe de las Fuerzas de Movilización Popular (PMF) de Irak, en enero de 2020, las críticas contra Washington se intensificaron.

Y lo hicieron hasta el punto de que el Parlamento iraquí voto una resolución que conminaba al Gobierno iraquí a retirar las tropas de Estados Unidos que se habían desplegado en su territorio para luchar contra la actividad terrorista de Daesh. El detonante fue precisamente la muerte de los dos mencionados anteriormente como consecuencia de un ataque con aviones no tripulados estadounidenses en la capital de Irak. Desde ese momento, el enfado de las facciones chiíes desembocó en presiones a Parlamento y Ejecutivo que se saldó con la aprobación de la expulsión de las tropas, lo que, de momento, al-Sudani pretende retrasar.

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En ese momento, con Mustafa Al-Kadhimi como primer ministro, Irak llegó a un acuerdo para la salida de las tropas americanas delegando algunas de las tareas de estas en misiones de asesoramiento y entrenamiento. Aunque esta decisión no contentó a los proiraníes que consideraban esta solución demasiado “complaciente” con Washington, por lo que su idea de acabar por completo con la presencia de Estados Unidos en su país sigue intacta. Por eso, el hecho de contar con un Gobierno cercano al régimen iraní se presenta como la oportunidad idónea para sellar definitivamente este asunto.

Son muchas las voces autorizadas del Marco de Coordinación las que están haciendo un llamamiento público a acabar con la presencia militar de Estados Unidos, como la de Turki Al-Atbi, quien considera que “se ha vuelto necesario reconsiderar el acuerdo marco estratégico con Washington, que no logró ninguno de sus objetivos principales”. Además, señala al país presidido por Joe Biden al suponer, dice, una amenaza para su seguridad: “La explotación por parte de Washington de algunas de las disposiciones del acuerdo para operar aviones militares sin ninguna inspección, lo que plantea un problema de seguridad importante que merece atención”.

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A pesar de estas presiones, los observadores consideran que no serán suficientes para hacer cambiar de idea a al-Sudani. El primer ministro considera clave el apoyo de Estados Unidos y, lejos de ceder ante las peticiones del Marco de Coordinación, creen que intentará convencer a los proiraníes de centrar los esfuerzos en otros asuntos internos. El propio al-Sudani, que también es comandante en jefe de las fuerzas armadas del país, destacó a principios de este en una reunión con el general Michael E. Kurilla, comandante del Comando Central de Estados Unidos, la importancia de la coordinación y cooperación con Washington, dejando ver que la retirada de sus tropas no es ni mucho menos una prioridad.

Coordinador de América: José Antonio Sierra. 

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