El ministro de Exteriores ha negado sus declaraciones durante una conversación telefónica con su homólogo maliense, Abdoulaye Diop

Albares expone las relaciones con Bamako al no descartar una intervención de la OTAN en Mali

photo_camera PHOTO/NATO - El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, durante un encuentro con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, respondió el jueves ante los micrófonos de RNE que no podía descartar una hipotética intervención de la OTAN en Mali. “Si fuera necesario y si supusiera una amenaza para nuestra seguridad, lo haríamos”, remató Albares en declaraciones recogidas por la agencia Reuters. Las palabras resonaron en Bamako, e irritaron en especial a su homólogo maliense, Abdoulaye Diop, que decidió convocar de inmediato al embajador de España en Mali para dar explicaciones.

El diplomático español, José Hornero Gómez, acudió el viernes a la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores maliense para justificar las declaraciones de su jefe, consideradas como “inaceptables” por la junta militar encabezada por el coronel Assimi Goita. “Sus palabras buscan animar una agresión contra un país independiente y soberano”, expresó Diop en la televisión pública ORTM antes de anunciar que se había producido un encuentro con el embajador español “para elevar nuestra protesta”.

“El ministro [Albares] debe acordarse de que la situación de inseguridad y de expansión del terrorismo en el Sahel está relacionada con la intervención de la OTAN en Libia, de la que nosotros padecemos las consecuencias –subrayó el titular de Exteriores maliense–, por eso hemos pedido explicaciones, una clarificación de estas palabras al Gobierno español, y esperamos que llegue rápidamente”.

Y así ha sido. En la mañana del sábado, la Embajada de España en Mali y Burkina Faso ha emitido un escueto comunicado negando haber solicitado “ni durante la Cumbre de la OTAN ni en cualquier otro momento una intervención, misión o algún tipo de actuación en Mali de la Alianza”. “España reafirma sus profundos lazos de amistad y cooperación con Mali y continuará impulsando unas relaciones pacíficas y amistosas con Mali”, concluye la nota.

Las explicaciones del embajador, en el cargo desde el 11 de septiembre de 2020, parecen haber satisfecho a las autoridades malienses, recelosas de la intervención extranjera tras más de una década bajo la presencia militar francesa y occidental. Desde el desafío secesionista tuareg del Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad (MNLA, por sus siglas en francés) en 2012, y el auge de la insurgencia islamista, París ha desplegado en colaboración con otras capitales europeas varias operaciones para atajar la radicalización yihadista. Sin éxito.

El sentimiento antifrancés, y en mayor medida antioccidental, se extiende como la pólvora por Mali y el resto del Sahel ante la falta de resultados tangibles. Los ataques terroristas son una constante y los numerosos grupos yihadistas que operan en la zona controlan amplias franjas de territorio, imponiendo su ley. Fue, además, la caída del régimen libio de Muamar Gadafi tras la intervención de la OTAN lo que provocó la última oleada de insurgencia, que dura ya 10 años.

El Concepto Estratégico de Madrid contempla por primera vez las amenazas procedentes del Flanco Sur, con mención especial a la inestabilidad crónica de regiones como Oriente Medio, el Norte de África y el Sahel. En sus declaraciones, el ministro Albares hizo referencia a esta última en el marco de las amenazas híbridas como los flujos de migración irregular, pero el jefe de la diplomacia española no tuvo en cuenta el contexto de sus palabras.

Mali rompió relaciones con Francia y expulsó a su embajador en el país, Joel Meyer, en respuesta a las declaraciones negativas proferidas por el presidente Emmanuel Macron sobre la “ilegitimidad” de la junta militar de Bamako, en el poder mediante dos golpes de Estado distintos ejecutados en un periodo de nueve meses. El coronel Assimi Goita forzó la retirada de tropas francesas y occidentales, y contrató en su lugar a mercenarios del grupo Wagner, vinculados al Kremlin y conocidos en la región por sus atrocidades contra la población civil.

La última “conquista” de la junta militar fue el final anticipado de la fuerza antiterrorista europea, Takuba Task Force, en suelo maliense, anunciada el viernes por el Estado Mayor del Ejército francés. Las misiones españolas habrían corrido serio riesgo por los comentarios del ministro Albares. En la actualidad, España aporta el contingente más numeroso a la EUTM Mali, y está presente en las misiones EUCAP Mali y MINUSMA, en el marco de la ONU. Por eso la reacción del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación no se ha hecho esperar.

Pasadas las 19.00 horas (CEST) de este sábado ha finalizado la conversación telefónica mantenida por Albares con su homólogo maliense, Abdoulaye Diop. Durante el intercambio, el jefe de la diplomacia española “negó y expresó su compromiso con las relaciones amistosas y de cooperación con Mali”, según la versión de Diop. Horas antes había sido la secretaria de Estado de Exteriores, Ángeles Moreno Bau, la encargada de dialogar con el encargado de Exteriores de Malí para las estrategias en el Sahel, Abdoulaye Tounkara, de acuerdo con el Ministerio de Exteriores maliense, para solventar el error.

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