La celebración de los comicios generales al Parlamento de los Países Bajos ha sido considerado como uno de los primeros escenarios en los que la desinformación se ha ejercido a través de herramientas de comunicación

Análisis de la desinformación en Europa (III)

photo_camera AP/MUHAMMED MUHEISEN - Recuento de votos, a mano, en las elecciones generales holandesas en una mesa electoral establecida en una iglesia de Ámsterdam, Países Bajos, el miércoles 15 de marzo de 2017

Radiografía de las elecciones generales de Países Bajos de 2017.

El 15 de marzo de 2017, se celebraron en los Países Bajos elecciones generales al Parlamento, también conocido como la Cámara de los Representantes o Tweede Kamer, en neerlandés, el cual se configura como la cámara baja del sistema bicameral que opera en el Estado.

Los resultados de los comicios, que contaron con una participación del 81,9%, fueron los siguientes: el Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD, por sus siglas en neerlandés), categorizado como centroderecha , se convirtió en la fuerza más apoyada con el 21,3% -2.238.351 votos–, seguido del Partido por la Libertad (PVV, por sus siglas en neerlandés), de extrema derecha y euroescéptico, con el 13,1% de los votos –1.372.941– y, en tercer lugar, se posicionó el grupo Llamada Demócrata Cristiana (CDA, por sus siglas en neerlandés), de ideología conservadora, con el 12,4% y 1.301.796 votos.

Los holandeses hacen cola antes de votar para las elecciones generales en un colegio electoral de una estación de tren el 15 de marzo de 2017 en La Haya

En este caso, cabe destacar la figura del candidato del PVV, Geert Wilders, apodado como el “Donald Trump neerlandés”. Si bien sus similitudes físicas son reseñables, y obvias, –ambos lucen una cabellera rubia platino–, lo que les vincula de una forma más profunda es su ideología de naturaleza antimigratoria. Cabe apuntar que, para una determinada parte de la doctrina, Wilders profesa un discurso liberal-democrático predominantemente antirreligioso en lugar de uno étnico-nacionalista, como explica el analista Cas Mudde en Open Democracy.

Sin embargo, el candidato del PVV ha alcanzado una dimensión superior en su discurso xenófobo, pues ya en 2010 su incitación al odio contra los musulmanes fue llevado ante un tribunal que, sin embargo, le absolvió. Sus patrocinadores lo calificaron como “una importante victoria para la libertad de expresión”. Por estas mismas acusaciones – insultar e incitar a la discriminación racial contra los musulmanes neerlandeses – el 9 de diciembre de 2016, otro tribunal nacional le encontró culpable, si bien no le fue impuesta ninguna pena, ya que la corte consideró que la condena por sí sola era suficiente castigo.

Esta foto tomada frente al Parlamento holandés en el Binnenhof de La Haya, el 31 de agosto de 2017, muestra chalecos salvavidas exhibidos por la organización internacional contra la pobreza

En esta línea, en agosto de 2016, en el sitio web oficial de Wilders, adscrito al PVV, se publicó el programa electoral preliminar para el periodo 2017-2021, bajo el título “¡Nederland Weer Van Ons!” (“Los Países Bajos, ¡de nuevo nuestros!”, traducido al español) en el que la primera frase es la siguiente: “Basta de inmigración masiva y de asilo, terror, violencia e inseguridad”. Para ello, el programa político del PVV se estructura en torno al siguiente punto: “En lugar de financiar el mundo entero y las personas que no queremos aquí, gastaremos el dinero en los ciudadanos holandeses comunes”.

Entre las acciones más concretas, el partido de Wilders propone “de-islamizar a los Países Bajos”, a través del cierre de fronteras y la prohibición de admitir tanto a inmigrantes como a solicitantes de asilo de países musulmanes, la retirada de todos los permisos de residencia y solicitudes de asilo en curso, el cierre de los centros de asilo, la prohibición de la utilización del pañuelo musulmán a las mujeres, la detención preventiva de musulmanes radicales, la expulsión de criminales con doble nacionalidad – una de ellas árabe -, la prohibición del retorno a los yihadistas que se fueron a combatir a Siria y, finalmente, el cierre de todas las mezquitas y escuelas islámicas y la prohibición del Corán.

Refugiados e inmigrantes juegan al fútbol en la antigua prisión de De Koepel en Haarlem, Países Bajos

Ya en febrero de 2017, en periodo de campaña electoral, durante una reunión con sus simpatizantes, Wilders habló abiertamente de “escoria marroquí”, a la que culpabilizó de hacer inseguras a las calles del país.
Otro de los puntos vertebradores del candidato del PVV es su propuesta de ‘Nexit’, planteada a imagen y semejanza del Brexit, esto es, la celebración de un referéndum que decida la permanencia de los Países Bajos en la Unión Europea.

El 28 de junio de 2016, cinco días después del referéndum británico que determinó la salida del Reino Unido de la estructura comunitaria, Wilders anunció –a través de su cuenta de Twitter– que la moción que había presentado ante el Parlamento neerlandés sobre la convocatoria de un plebiscito para determinar el futuro de los Países Bajos en la Unión Europea había sido rechazada. Ese mismo día, Nigel Farage, el por aquel entonces líder del Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP, por sus siglas en inglés) y actualmente fundador del Partido del Brexit, formación que se presentó a las elecciones europeas de mayo de 2019, pronunciaba un discurso ante el Parlamento Europeo en Bruselas  en el que advertía de que el Reino Unido no sería “el último Estado miembro en abandonar la Unión Europea”. 

Un policía holandés reza en la mezquita Al Kabir de Ámsterdam, Países Bajos, el domingo 5 de marzo de 2017, donde se celebró una reunión para mostrar solidaridad con los musulmanes y protestar contra el racismo y la discriminación

En este sentido, el pasado 25 de abril de 2019, Wilders se reunía en Praga con Marine Le Pen, líder del Front National (Frente Nacional, traducido al español) francés; Gerolf Annemans, presidente del partido belga Vlaams Belang (Interés Flamenco, traducido al español); y Tomio Okamura, dirigente de la formación política checa SPD (Libertad y Democracia Directa, traducido al español). Los grupos políticos que representan Le Pen, Annemans y Okamura han sido calificados como partidos nacionalistas de extrema derecha, de acuerdo con la investigación de Marcus Walker y Drew Hinshaw.

Las proclamas del evento en Praga, convocado en plena campaña electoral de los comicios europeos de 2019, giraron en torno a la defensa de la libertad y de la soberanía nacional, con frases como “la Unión Europea está tratando de borrar nuestros Estados nacionales, de eliminar nuestra libertad como pueblos […], ¡pero les decimos nunca más!” y remarcando el apoyo que han obtenido de otros políticos y formaciones europeas con la misma ideología como Matteo Salvini o el FPÖ austríaco (Partido de la Libertad de Austria, traducido al español), cuyo lema para las elecciones comunitarias fue “Más Austria, Menos UE”. 

De izquierda a derecha: Gerolf Annemans, presidente del grupo Europa de las Naciones y la Libertad; Marine Le Pen, líder del Front National (Frente Nacional, traducido al español) francés; Tomio Okamura, dirigente de la formación política checa SPD (Libertad y Democracia Directa, traducido al español); y Geert Wilders, presidente del Partido por la Libertad (PVV, por sus siglas en neerlandés).

Volviendo a las elecciones generales al Parlamento neerlandés del 15 de marzo de 2017, cabe señalar que, en los seis meses anteriores a la celebración de los comicios, el Servicio General de Inteligencia y Seguridad de los Países Bajos (AIVD, por sus siglas en neerlandés) registró cientos de intentos de ataques cibernéticos contra los Ministerios del Estado, con el objetivo de incautar documentos confidenciales y secretos del Gobierno. Los responsables trataron de recuperar los detalles de inicio de sesión de los funcionarios del Ejecutivo a través, por un lado, del envío de correos electrónicos que pretendían la suplantación de identidad, herramienta conocida como phishing y, por otro lado, de la configuración de sitios web falsos que reemplazaban a los oficiales y en los que los funcionarios debían iniciar sesión.

Estos ataques han sido atribuidos a dos grupos de hackers, PT28 y APT29, conocidos en Estados Unidos como Cozy Bear y Fancy Bear, de los que se ha podido establecer que “están afiliados al Gobierno ruso y recopilan inteligencia política y militar”, según el análisis de Huib Modderkolk publicado en De Volkskrant.  El director de AIVD, Rob Bertholee, aseguró que otros países como China y, en menor medida, Irán, Brasil, India e Israel también son “activos” en el lanzamiento de ataques cibernéticos contra los intereses neerlandeses.

La captura de pantalla muestra el sitio web de Fancy Bears (fancybear.net) en la pantalla de un ordenador en Moscú

Todo ello provocó el repunte del temor de injerencias extranjeras que influenciaran los resultados de las elecciones y el miedo a la idea de que el PVV de Geert Wilders recibiera apoyo encubierto desde Rusia, pues otras formaciones en otros países con una ideología semejante –sobre todo euroescéptica– obtuvieron financiación del Kremlin, como fue el caso del Front National de Marine Le Pen, que recibió 9 millones de euros en 2014 del First Czech Russian Bank (FCRB, por sus siglas en inglés), una institución bancaria vinculada a la alta esfera política rusa que ya ha sido cerrada.

Por estas razones, y porque se habían identificado “vulnerabilidades” en el sistema informático de votos, el por aquel entonces ministro de Asuntos Internos, Ronald Plasterk, comunicó que se había tomado la decisión de contar los votos a mano, en vez de a través de los sistemas informáticos. Una medida sin precedentes.

Con unos resultados electorales en los que ningún partido político alcanzó más del 25% de los votos, las negociaciones para formar Gobierno se extendieron durante siete meses. Finalmente, el VVD de centroderecha, el CDA conservador y otras dos formaciones, D66 (Demócratas 66, en español) y Unión Cristiana, acordaron la formación de un Ejecutivo de coalición liderado por el primer ministro Mark Rutte. El PVV de Wilders se quedaba, así, fuera de la gobernanza neerlandesa.
 

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