Las elecciones presidenciales de Francia de 2017 fueron el escenario perfecto de una campaña contra Emmanuel Macron y de los vínculos entre Marine Le Pen y Rusia

Análisis de la desinformación en Europa (IV)

AFP/LOIC VENANCE - Carteles de los candidatos de las elecciones presidenciales francesas del 7 de mayo de 2017, en Nantes, Francia

Radiografía de las elecciones presidenciales de Francia de 2017.

El 7 de mayo de 2017 se celebró la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Francia, tras la celebración de la primera vuelta el 23 de abril en la que se clasificaron Emmanuel Macron y Marine Le Pen con un 24,01% y 21,3% de los votos, respectivamente. Con una participación del 74,56%, los resultados definitivos del 7 de mayo fueron los siguientes: Emmanuel Macron obtuvo el 66,10% de los votos, que implican 20.743.128 apoyos, frente al 33,90% y 10.638.475 votos logrados por Marine Le Pen.

A pesar de estos resultados, durante el periodo preelectoral, “Macron se sabía ya víctima de una campaña de desinformación con la que los medios rusos habían tratado de favorecer a su rival, la líder del Frente Nacional […]”, como recoge el experto Alandete Ballester. Si bien el Kremlin no consiguió su objetivo, es decir, la proclamación de Le Pen como presidenta de Francia para orientar las líneas políticas galas fuera de la esfera e influencia comunitarias, la magnitud de las relaciones entre ambos actores es reseñable y se fundamenta en las siguientes bases: los vínculos financieros entre el Front National y Rusia y las estrategias de desinformación y descrédito contra Emmanuel Macron y el partido que él fundó, La République En Marche (EM!).

En primer lugar, cabe destacar los nexos financieros. Como ya se expuso en el artículo 3 de esta serie, en 2014, el Front National de Marine Le Pen recibió 9 millones de euros para la financiación de las elecciones departamentales de 2015 del FCRB, una institución bancaria vinculada a la alta esfera política rusa que ya ha sido cerrada, de acuerdo con la investigación de Marine Turch y Agathe Duparc publicada en el diario francés Mediapart, fundado por el periodista Edwy Plenel. 

Una persona recoge las papeletas antes de votar en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas del 7 de mayo de 2017 en un colegio electoral en París, Francia

En 2017, se hizo pública una investigación llevada a cabo por The Baltic Center for Investigative Journalism Re:Baltica y Mediapart, que ha revelado otras informaciones que ponen de manifiesto diversos lazos entre el Front National y Rusia. Uno de ellos fue que Vilis Dambiņš, un consultor y empresario con sede en Letonia que dirige una compañía encargada de la gestión de los activos de Alexander Babakov, representante especial presidencial de Vladimir Putin para la cooperación con organizaciones de rusos en el extranjero, se reunió personalmente en Ginebra el 17 de marzo de 2016 con al menos dos funcionarios del Front National para negociar la financiación de la campaña electoral y política del partido francés de cara a las elecciones presidenciales de 2017 a través de préstamos de bancos rusos. En esta línea, se constató que Dambiņš había conocido un año antes al eurodiputado del Front National Jean-Luc Schaffhauser, quien admitió más tarde que había recibido un pago de 140.000 euros por organizar un préstamo de origen ruso del que se benefició la formación de Le Pen, como reveló la analista Sanita Jemberga.

Tras el encuentro de Ginebra, el 15 de junio de 2016, otro banco ruso llamado Strategy Bank, radicado en Moscú y presidido por Dmitry Rubbinov, aprobó un préstamo de 3 millones de euros para el Front National. Sin embargo, la licencia de la entidad bancaria fue revocada, como sucedió con el FCRB, y el pago no pudo completarse. Por esta razón, el 4 de noviembre de 2016, se reunieron en París dos políticos vinculados al partido de Le Pen, Didier Bollecker, un abogado francés que actuó en representación de Schaffhauser y Wallerand de Saint-Just, tesorero del Front National, con Vilis Dambiņš, el empresario letón que se configuró como el puente entre Rusia y el grupo político francés. La conclusión de este encuentro fue el acuerdo alcanzado entre las dos partes para que otra entidad rusa, NKB Bank, también dirigida por Rubbinov, concediese otro préstamo de 3 millones de euros al partido político galo. Del mismo modo que ocurrió con el FCRB y Strategy Bank, el NKB Bank perdió su licencia poco después de lograrse el entendimiento, aunque por otras razones, como violaciones de la Ley federal rusa por delitos de lavado y blanqueamiento de dinero.

Cabe destacar, asimismo, que la Académie Européenne, una institución con sede en Estrasburgo y cofundada por Schaffhauser, forma parte del entramado franco-ruso, pues en 2014, aprobó la concesión de un préstamo por valor de 10 millones de euros al Front National, un montante a distribuir entre los cinco años posteriores, y que se avaló con los fondos públicos que recibiría la formación de Le Pen del Estado francés. 

El eurodiputado francés Jean-Luc Schaffhauser, en el Parlamento Europeo en Estrasburgo, el 27 de noviembre de 2014

La “nebulosa” se materializó, finalmente, con la visita de Marine Le Pen a Moscú el 24 de marzo de 2017, un mes antes de los comicios presidenciales, donde fue recibida por el presidente de Rusia, Vladimir Putin, tras haber sido invitada por determinados diputados rusos. Putin justificó este encuentro alegando que se reservaba “el derecho de comunicarse con representantes de todas las fuerzas políticas de Francia” y negó que se buscase “influir en los acontecimientos actuales”, refiriéndose a las elecciones.

En segundo lugar, cabe señalar, por un lado, la estrategia de desinformación y, por otro lado, la estrategia de descrédito, ambas orquestadas contra Emmanuel Macron durante el periodo preelectoral, en plena campaña de los comicios presidenciales de 2017. 

En cuanto a la estrategia de desinformación, el acontecimiento por excelencia que acaeció durante dicho periodo se corresponde con los ‘Macron Leaks’, una serie de informaciones viralizadas en el marco del fenómeno de WikiLeaks, organización fundada por Julian Assange que comenzó en 2006 a publicar documentos confidenciales y material sensible propiedad del Gobierno de Estados Unidos y de otra serie de Ejecutivos internacionales. En concreto, el 3 de febrero de 2017, la versión francesa de Sputnik publicó un artículo bajo el título: “Assange: des révélations sur Macron dans les mails de Clinton” (“Assange: Revelaciones sobre Macron en los correos de Clinton, traducido al español”). La noticia explica que una serie de correos electrónicos  de 2015 prueban la planificación de la celebración de una mesa redonda en París organizada por el aquel primer ministro francés Manuel Valls y el por aquel entonces ministro de Economía, Emmanuel Macron, y a la que estaba siendo invitada Hillary Clinton, involucrada en plena campaña presidencial de los comicios estadounidenses que tendrían lugar en 2016. Tres meses más tarde, el 31 de mayo de 2017, WikiLeaks comunicó en su página web la publicación de una base de datos de 21.975 correos electrónicos o emails verificados asociados con la campaña presidencial francesa de Emmanuel Macron .

El presidente ruso Vladimir Putin se reúne con la candidata francesa a las elecciones presidenciales para el partido de extrema derecha del Front National (FN), Marine Le Pen, en el Kremlin, el 24 de marzo de 2017

Esta propagación masiva de documentación ha sido considerada como una “instancia de desinformación”, al confluir en ella dos elementos vertebradores que definen este tipo de fenómenos: por un lado, “la naturaleza no verificada de la información compartida” y, por otro lado, “el esfuerzo coordinado detrás de la difusión”, de acuerdo con el experto Emilio Ferrara.

Además, en la campaña desinformativa de ‘MacronLeaks’ se han identificado una serie de herramientas propias de estos eventos, como la utilización masiva de plataformas sociales en línea para propiciar la viralización exponencial y la participación de social bots y trolls para la consecución de dicho fin. Así, entre el 27 de abril y el 7 de mayo de 2017, el día de las elecciones, 99.378 perfiles de usuarios, de los cuales 18.324 se registraron como bots, emitieron en la red social Twitter 350.000 tuits que contenían la etiqueta ‘#MacronLeaks’, una cifra relativamente baja si se tiene en cuenta que representa solo un 2% del total de tuits emitidos -16,65 millones- relativos a los comicios presidenciales franceses en ese mismo periodo. Por esta razón, y porque Emmanuel Macron se hizo con la victoria con el 66,10% de los votos, se ha considerado que la campaña desinformativa tuvo un “escaso éxito”, pues, además, los usuarios que se involucraron en ella eran, en su mayor parte, extranjeros y, fundamentalmente, estadounidenses que formaban parte de la comunidad de Twitter orientada hacia una ideología de derecha alternativa (denominada alt-right en inglés) en vez de usuarios franceses, esto es, votantes potenciales.

Siguiendo el curso de esta investigación, se averiguó que el 5 de mayo de 2017, dos días antes de la segunda ronda de las presidenciales, Jack Posobiec, el jefe de la Oficina de Washington de theRebelMedia, una página web que ha sido definida como “oscura y alternativa”, publicó en la red social Twitter el que se ha considerado el tuit con la etiqueta ‘#MacronLeaks’ catalizador de la difusión y la compartición exponencial del contenido relacionado con los documentos de Assange sobre Macron y EM!, ya que en las tres horas y media posteriores al lanzamiento de dicho tuit, se publicaron otros 47.000 con la misma etiqueta. Por ello, se ha deducido que la etiqueta #MacronLeaks se originó y se lanzó por primera vez desde Estados Unidos; posteriormente fue impulsada por perfiles de ideología de derecha alternativa, entre los que se incluye el uso de bots; y, finalmente, fue acogida por usuarios y también bots simpatizantes de Marine Le Pen y su formación, el Front National, según el estudio de DFRLab.

Carteles de los candidatos de las elecciones presidenciales francesas del 7 de mayo de 2017 en el colegio electoral del Lycee Francais Charles de Gaulle, en Londres, Reino Unido

Sobre la autoría del ciberataque que permitió la filtración de los correos electrónicos que comprometían a Macron y a su equipo durante la campaña electoral, “la pista rusa se vuelve clara”, de acuerdo con la investigación llevada a cabo por Mediapart y el diario ruso The Insider, ya que prueban la implicación de Georgy Petrovich Rochka, un experto ruso en materia de seguridad informática, cuyo nombre aparecía en uno de los documentos de MacronLeaks. Del mismo modo, se ha podido observar que entre los objetivos del grupo de hackers PT28, denominado también como Fancy Bear, Sofacy, Sednit o Pawn Storm, se encontraban los perfiles en internet y direcciones de correo electrónico de los miembros del partido EM!, de acuerdo con la investigación de Agathe Duparc y Anastasia Kirilenko en Mediapart.

No obstante, las autoridades francesas – el Ministerio de Europa y Asuntos Extranjeros y el Ministerio de las Fuerzas Armadas – emitieron un año más tarde un informe  titulado “Infomation Manipulation: A Challenge for Our Democracies” (“Información Manipulación: Un Reto para Nuestras Democracias”, traducido al español) en el que no pudieron implicar de forma directa a un autor en concreto, pero aseguraban que el responsable guardaba relación con determinados intereses rusos y que tanto la derecha alternativa estadounidense como la extrema derecha francesa le habían prestado su colaboración para la consecución de su objetivo, pues ambas comunidades compartían -y comparten- la visión articulada desde el Kremlin. Además, afirmaban que los medios de comunicación rusos, sobre todo, RT y Sputnik, cooperaron de forma eficiente en la propagación de la desinformación.

Entre las acusaciones que surgieron del contenido de ‘MacronLeaks’ contra el propio Macron y contra diversos miembros de EM!, cabe indicar las siguientes: en un plano personal, se difundió que tanto Macron como su equipo de la Asamblea Nacional compraban y consumían drogas y que existía un intercambio de correos electrónicos en los que se daba a entender que Macron mantenía relaciones profesionales de carácter homosexual. En el plano más político, se le acusó de haber favorecido el tráfico de influencias en beneficio de entidades bancarias y compañías estadounidenses y se viralizó una serie de “propuestas” electorales de EM! que pretendían aprobar la obligatoriedad de la enseñanza del idioma árabe en las escuelas y reducir los niveles de presión sobre la comunidad musulmana y las mezquitas.

En este sentido, cabe realizar un inciso: otra de las herramientas de desinformación utilizada por la esfera rusa fue identificada como “una categoría particular de la narrativa disruptiva”, que consiste en la introducción en el discurso de la campaña electoral de temas y cuestiones internacionales con el fin último de establecer una relación de simpatía entre los ciudadanos franceses y las posiciones rusas y desarrollar, así, “una agenda soberana”. Esto se ha registrado en el uso de la Guerra de Siria, la cuestión migratoria y la posición antiislam, de acuerdo con el análisis de Bakamo.

Combinación de imágenes de Emmanuel Macron y Marine Le Pen

En cuanto a la campaña de descrédito, se ha establecido que los medios rusos han atacado de forma sistemática al presidente Macron cuando todavía era candidato, a través de la sintonización sistemática de los lectores franceses “con mensajes que crean simpatía por posiciones prorrusas y los candidatos que las apoyan”, según la herramienta de desinformación de la Unión Europea, EU vs Disinfo.

En febrero de 2017, específicamente el día 4, comenzó la difusión de una serie de artículos en la versión francesa de Sputnik relacionados con la figura de Macron en relación con las elecciones de 2017, si bien el medio ruso ya había creado cinco años antes, en 2012, la etiqueta “Présidentielle 2017 en France”  (Presidencial 2017 en Francia, traducido al español), bajo la cual alberga un total de 204 piezas publicadas, entre noticias, reportajes audiovisuales y artículos de opinión. Dentro de esta última categoría, en el artículo del 4 de febrero de 2017, titulado “Ex-French Economy Minister Macron Could Be ‘US Agent’ Lobbying Banks Interests”  (“El ex ministro de Economía francés, Macron, podría ser el ‘agente de EEUU’, presionando los intereses de los bancos”, traducido al español) se asegura que “throughout his career, he has been acting as an agent of the big American banking system” (“A lo largo de su carrera, él ha estado actuando como un agente del gran sistema bancario estadounidense”, traducido al español). 

Del mismo modo, una semana más tarde, el 13 de febrero de 2017 se difundió otro artículo titulado “Que signifie la candidature d’Emmanuel Macron ?”  (“¿Qué significa la candidatura de Emmanuel Macron?”), en el que se planteaban preguntas sobre la financiación de la campaña electoral del candidato, incluso llegando a sopesar la posibilidad de que el principal benefactor fuera Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo. Así, se pueden leer afirmaciones como que: “Il est le candidat des oligarques […] de ces affairistes qui confondent l'industrie avec un immense jeu de Monopoly […]” (“Él es el candidato de los oligarcas […] de estos hombres de negocios que confunden a la industria con un gran juego de Monopoly […]”, traducido al español). Sin embargo, otros medios rusos también contribuyeron a esta campaña de descrédito contra Emmanuel Macron.

Así, en el noticiero semanal televisado de la cadena Rossiya-1 del 5 de febrero de 2017 , el presentador, Dmitry Kiselev, afirmó que “el protegido de la élite global se está convirtiendo rápidamente en la mascota de la prensa” refiriéndose a Macron. Además, el actual presidente francés ha sido acusado “de ser un elitista, el candidato de los poderosos, un Napoleón moderno […]”, como recoge el experto Alandete Ballester.
 

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