La medida busca transformar a Riad en el centro financiero de la región y amenaza a la hegemonía de Dubái

Arabia Saudí dejará de otorgar contratos a las empresas que no tengan su sede en el Reino

photo_camera AP/AMR NABIL - Vista general que muestra la ciudad de Riad tomada desde la torre Mamlaka, un rascacielos de 99 pisos, en Riad, Arabia Saudí

Arabia Saudí dejará de otorgar contratos estatales a las empresas extranjeras que tengan su sede fuera del Reino, según ha recogido la agencia de noticias SPA. La decisión tendrá efecto a partir del próximo 1 de enero de 2024, y responde al objetivo marcado por el príncipe heredero, Mohamed bin Salmán, de convertir a Arabia Saudí en el centro financiero y turístico de referencia en la región. 

Arabia Saudí no solo trata de incentivar la localización de empresas en el Reino, también de las agencias, instituciones y fondos. El objetivo, apuntan las fuentes gubernamentales, pasa por “crear más empleos, limitar las fugas económicas, aumentar la eficiencia del gasto y garantizar una mejora en los principales bienes y servicios adquiridos y desarrollados por las empresas estatales”. 

“Se reflejará positivamente en la forma de crear miles de puestos de trabajo para los ciudadanos, transferir experiencia y localizar conocimientos, y también contribuir a desarrollar contenido local y atraer más inversiones al Reino”, manifestó el ministro de Inversiones saudí, Khalid al-Falih. Aunque las autoridades han detallado que la medida no afectará la capacidad de ningún inversor para ingresar al mercado saudí o para continuar sus negocios con el sector privado.

El Reino ha alcanzado acuerdos con 24 empresas para trasladar su sede regional a Riad en los últimos meses. Marcas como PepsiCo, Deloitte o PwC ocupan los primeros puestos en la lista, y el Ministerio de Economía y Planificación saudí estima un impulso financiero de unos 17.000 millones de dólares de cara a 2030.

No obstante, el movimiento forma parte de la estrategia de dar continuidad a la diversificación que tanto ambiciona Mohamed bin Salmán. El Reino mantiene su elevada dependencia del ‘oro negro’, y necesita otras fuentes de ingresos para desarrollar sus planes económicos. Se trata de un ultimátum para las compañías que tienen acuerdos con el Gobierno: o reubican su sede en el Reino o pierden sus contratos. 

Desde su llegada al poder en 2017, MBS persigue una ambiciosa transformación económica para Arabia Saudí. Primero, con la salida a bolsa de la petrolera estatal Saudi Aramco, después con las oportunidades de inversión en el Reino por valor de 6.000 millones de dólares durante la próxima década, más tarde con el lanzamiento de un centro de datos en la nube de la mano de Google Cloud y con el desarrollo de Coral Bloom, otro megaproyecto turístico en el mar Rojo, e incluso con una ciudad futurista en el desierto.

Atalayar_Visión 2030

Esta batería de medias integra el objetivo final marcado por el Gobierno. En el horizonte queda el plan de Visión 2030, el as debajo de la manga para cumplir las aspiraciones saudíes. Esto es, un proyecto económico para encontrar nuevas vías rentables que puedan sustituir o, como mínimo, respaldar a los ingresos del petróleo. 

La economía saudí sigue siendo dependiente del ‘oro negro’. El Reino alberga el 17% de las reservas mundiales y, según datos de la OPEP, el sector del petróleo y el gas representa aproximadamente el 50% del PIB saudí y aproximadamente el 70% de los ingresos en materia de exportaciones. Además, sus exportaciones de crudo cayeron a un mínimo histórico de 4,98 millones de barriles por día en 2020, lo que encendió todas las alarmas. 

Sin embargo, las acciones llevadas a cabo por el Gobierno saudí no son suficientes. La crisis de la COVID-19 y la disminución de la demanda y, por ende, de los precios del petróleo frustró sus pretensiones económicas del curso pasado. Los planes de inversión no han atraído, por el momento, a los inversores necesarios. Aunque Arabia Saudí sigue siendo la primera economía de Oriente Medio. 

Rivalidad económica en el Golfo

El plan económico encierra consecuencias inéditas. Los analistas han interpretado el movimiento como un órdago a Dubái. El proyecto de Arabia Saudí desafía a la región emiratí, que se ha erigido como la capital comercial y financiera de la región. 

Las credenciales de Dubái en materia de apertura comercial y un estilo de vida ostentoso para los extranjeros han sido un factor clave para su crecimiento. Un 90% de los 10 millones de habitantes de Emiratos Árabes Unidos son foráneos. Según la base de datos de comercio de la ONU, EAU recibió un 300% más de inversión extranjera directa que Arabia Saudí en 2019.

Atalayar_Arabia Saudí

Emiratos ocupó, además, la decimosexta posición del Banco Mundial en el índice de facilidad para los negocios en 2020, mientras que Arabia Saudí regentó el puesto número 63. Los datos muestran, por tanto, que EAU es un destino más atractivo para los inversores, en parte, por la laxitud en su régimen político en comparación con Arabia Saudí.

Las empresas elegirán a aquel que les brinden mejores oportunidades competitivas, por lo que Arabia Saudí está ofreciendo cero impuestos corporativos durante 50 años a las empresas que establezcan su sede regional en Riad, una exención de las cotizaciones obligatorias para emplear a saudíes durante al menos 10 años y un “posible favoritismo en las licitaciones y contratos de las entidades gubernamentales”. 

Estas empresas obtendrían, además, servicios de reubicación, expedición de licencias más rápida y reglas más flexibles en los permisos laborales para los cónyuges, según un informe de Invest Saudi, la marca supervisada por el Ministerio de Inversiones. Esto es, una serie de medidas destinadas a adecentar la imagen internacional para los inversores que ostenta el régimen saudí.

Aunque las autoridades saudíes han manifestado que Dubái y Riad son complementarias, sin embargo, el ex director de Finanzas de Dubái, Nasser H. Al-Shaikh, manifestó su incredulidad ante los planes saudíes: “Contradice el principio del mercado unificado del Golfo, especialmente porque es con su enorme plan de desarrollo que automáticamente se convertirá en un actor regional importante que atrae a empresas e individuos”.

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