Varios países árabes liderados por Riad y Abu Dabi no cesan en sus intentos de poner fin a la grave crisis sudanesa después de que la iniciativa de Naciones Unidas no logró los objetivos establecidos

Arabia Saudí y Emiratos unen fuerzas para tratar de resolver la crisis política de Sudán

FILE/PHOTO - Protestas en Sudán

Abdel Fattah al-Burhan, presidente del Consejo Soberano de Sudán, en su viaje a Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos trató con ambos territorios la cuestión relativa a la grave crisis política que está atravesando su país. La iniciativa árabe capitaneada por Abu Dabi, Riad y El Cairo busca devolver a su puesto al primer ministro sudanés Abdullah Hamdok, quien dimitió el enero pasado apenas seis semanas después de haber sido restituido.  

El proyecto también propone desarrollar una serie de soluciones radicales para superar la desconfianza existente entre los componentes civiles y militares. Formar un Consejo Soberano y un Consejo de Seguridad y Defensa encabezados por Hamdok y Al-Burhan, respectivamente, es otro de los objetivos de las naciones saudí y emiratí.   

AFP/ASHRAF SHAZLY  -   El general de alto rango del ejército sudanés, Abdel Fattah al-Burhan, ofrece una conferencia de prensa en el Comando General de las Fuerzas Armadas en Jartum el 26 de octubre de 2021

Asimismo, se persigue alcanzar un Consejo Ministerial que se distancie de cualquier tendencia partidista, y un Consejo Legislativo que incluya comités de resistencia y de movimiento revolucionario en su membresía.  

La noticia del regreso de Hamdok coincidió con la reunión de Al-Burhan con los príncipes herederos de Abu Dabi y de Arabia Saudí. Los informes sudaneses indican que durante esas conversaciones se propusieron diversas formas para resolver la crisis de Sudán y superar los obstáculos que impidieron su lanzamiento.  

REUTERS/SARAH MEYSSONNIER - El Primer Ministro de Sudán, Abdalla Hamdok, asiste a una conferencia de prensa durante la Conferencia Internacional en apoyo a Sudán en el Grand Palais Temporal en París, Francia, el 17 de mayo de 2021

Hablar de la vuelta del primer ministro no cuenta con la aprobación oficial de las autoridades. A pesar de esto, algunas fuerzas revolucionarias han incluido este hecho en sus discursos y pronunciamientos. Que Hamdok ocupe de nuevo su cargo depende fundamentalmente de un acuerdo con la facción militar del país africano.  

Observadores defienden que las facciones de la revolución que encabezan las protestas representan el primer obstáculo al que se debe hacer frente. Los comités de resistencia han mostrado su profundo rechazo al regreso del mandatario ya que pone de manifiesto el fracaso de desarrollo estatal por parte de la esfera política.  

PHOTO/ARCHIVO – Protestas en Sudán

“No es correcto ni sabio repetir los errores, que nombrar al primer ministro de cualquier partido fue un secuestro de la autoridad del pueblo y una dedicación al surgimiento de una nueva incubadora política y de una nueva élite que domina el poder”, destaca la agencia Al Arab del comunicado emitido de forma conjunta por los revolucionarios.  

Abdullah Hamdok asumió el cargo de dirigente en agosto de 2019 tras la firma del documento constitucional entre el Ejército y las fuerzas civiles. Su labor principal debía centrarse en la gestión del periodo de transición que supuestamente finaliza a principios de 2024. Sin embargo, fue destituido en octubre del año pasado después de que se emitiese una orden de arresto domiciliario.  

Muchos de sus partidarios están presionando para que lidere el resto de la etapa transitoria al gozar de una gran aceptación externa e interna que otras figuras políticas no tienen. Defienden que, en los dos primeros años, logró varias metas, entre las que destaca la devolución de Jartum a la comunidad internacional, o el fin de las sanciones estadounidenses impuestas hace más de 20 años.  

Su gabinete también llegó a entendimientos con el Foro Monetario Internacional y el Banco Mundial en relación a la deuda exterior de la región. En los últimos meses de mandato, la población fue testigo de una gran estabilidad en el tipo de cambio de su moneda frente al dólar.  

Existe la esperanza de que el político se convierta en “un salvador del deterioro económico que el país ha estado presenciando desde los procedimientos de al-Burhan”. Los precios del pan y del combustible están creciendo de manera desorbitada, y no son suficientes las medidas tomadas por el Gobierno a principios de marzo para liberalizar el tipo de cambio de la libra sudanesa.  

Antes de dichas reformas, el precio de la moneda local en los bancos estaba en 445 libras por dólar frente a al valor actual de 600 libras. El pueblo espera con ganas cualquier intento de mejora como consecuencia del deterioro político, económico y social por el que está atravesando su país

Una fuente cercana al ex primer ministro aclara que no espera que el mandatario acepte una propuesta que le ponga de nuevo bajo los focos políticos. Pero también añade que “tiene conocimientos y herramientas que hacen que no repita un experimento que sabe que no tendrá éxito en la situación política actual”.  

Youssef Hamad, analista político, considera que el alto cargo sudanés no tiene ningún inconveniente en trabajar con los militares, aun siendo todavía consciente del fracaso de su primer intento de firmar un acuerdo con el comandante del Ejército. “Lo que refuerza este paso son los casos de deserción de las fuerzas políticas, y ciertamente él puede beneficiarse de eso”.  

-	PHOTO/AP  -   El domingo 2 de enero de 2021, Hamdok anunció su dimisión en medio del estancamiento político y de las protestas generalizadas a favor de la democracia tras un golpe militar que hizo descarrilar la frágil transición del país hacia un régimen democrático

La salida de Hamdok provocó una crisis en los componentes civiles y militares. Estos últimos no fueron capaces de formar un régimen reconocido a nivel interno y externo, y son conscientes de que imponer su control a la fuerza no será aceptable y beneficioso para ninguna de las partes. Los civiles, por su parte, atraviesan por una división de percepciones y jurisprudencia, y tienen una ausencia de liderazgo considerable.  

Todo ello le otorga cierta simpatía entre un segmento que considera que es la opción más adecuada para la nueva etapa política en Sudán. La incapacidad de las fuerzas sudanesas para acabar con la crisis, el fracaso del plan de la ONU para calmar las aguas y el puesto vacante de jefe de Gobierno son la mezcla perfecta para que Abdullah Hamdok no pueda rechazar la oferta

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