Gran parte de la ciudadanía sigue denunciando que el poder lo retienen los mismos sectores tradicionales

Argelia afronta elecciones legislativas anticipadas bajo la amenaza de la alta abstención

AFP/RYAD KRAMDI - Protestas en Argelia

24 millones de argelinos están llamados a las urnas este sábado de cara a unas elecciones legislativas anticipadas que llegan dentro de un escenario político marcado por las protestas sociales encabezadas por el movimiento Hirak, que pretende una renovación política de la esfera de poder que se considera dirigida por figuras ligadas al tradicional Frente de Liberación Nacional y por el Ejército principalmente. 

El presidente de la República de Argelia, Abdelmadjid Tebboune, anunció nuevas reformas políticas para construir la “nueva Argelia” una vez asumió el poder en diciembre de 2019 y después de que se llevase a cabo el referéndum de reforma de la Constitución y la disolución del Parlamento. Todo ello con el objetivo declarado de poner en marcha las reformas políticas demandadas por una ciudadanía harta de la crisis económica que ha atravesado el país, marcado por la caída de los precios del mercado energético (principal fuente de financiación de la nación norteafricana), y también agotada por los casos de corrupción denunciados durante muchos años en el ámbito político y por lo que entiende que es una misma clase dirigente instalada en el poder. 

El presidente de Argelia, al que muchos siguen relacionando con la vieja dirección del Frente de Liberación Nacional, y los líderes del Ejército que lo respaldan esperan que las elecciones parlamentarias de este sábado marquen el fin de dos años de protestas.

En estos comicios, los partidos islamistas moderados pretenden ganar, pero se espera una baja participación en las votaciones debido al escepticismo reinante. 

El presidente de Argelia Abdelmadjid Tebboune

Las elecciones llegan después de que las fuerzas de seguridad reprimieran las últimas manifestaciones canalizadas por el movimiento de protesta masiva Hirak, que comenzó en 2019 y que obligó a la renuncia del anterior presidente Abdelaziz Bouteflika, quien buscaba un quinto mandato para seguir instalado en el poder. 

El movimiento Hirak, que se inició en febrero de 2019 y se concentra cada viernes desde entonces, salvo momentos puntuales a causa de la pandemia de coronavirus, lleva años pidiendo reformas en el país y que dejen de gobernar los tradicionales líderes del Frente de Liberación Nacional y, sobre todo, las Fuerzas Armadas, consideradas como los verdaderos rectores del país, según han apuntado muchos analistas. También plantearon un boicot electoral que puede suponer una bajísima participación electoral ante la denuncia de que el poder está monopolizado por los mismos actores de siempre. 

Como cada viernes desde que el movimiento estallara en febrero de 2019 para exigir la renuncia del entonces presidente Abdelaziz Bouteflika y la salida del Frente de Liberación Nacional, que era el partido único en Argelia hasta la llegada de una mayor apertura democrática en 1989, miles de personas han seguido protagonizando manifestaciones en varias ciudades, como la capital Argel, y en zonas de la región montañosa de la Cabilia, de mayoría bereber, en la única en la que el régimen militar argelino no ha logrado aún acallar la protesta.

Los manifestantes siguen exigiendo "un sistema civil y no militar" e instaron al boicot de las elecciones de este sábado, que el Gobierno presenta como "el verdadero Hirak" frente a quienes se echaron a las calles en 2019, a los que ahora declara como "una amenaza para el Estado".

Ciudadanos argelinos se manifiestan en Argel

Hay mucha expectación respecto a lo que pueda suceder en las elecciones legislativas argelinas ya que el país no afronta una buena situación económica y porque es una potencia militar regional, el país más grande de África y cuenta con una larga costa mediterránea. Algo que señala que dependiendo de lo que pase, se podría poner en peligro la estabilidad en la región del Magreb, de vital importancia para la geopolítica internacional. 

Aunque el sucesor de Bouteflika, Abdelmadjid Tebboune, fue elegido presidente en 2019 y se aprobó una Constitución tras el referéndum del año pasado, muchos argelinos creen que la cúpula militar aún retiene el poder real, como han explicado diversos medios y analistas. 

Desde 2019 se han ido sucediendo las manifestaciones multitudinarias y mayoritariamente pacíficas en Argel y el resto de las grandes ciudades argelinas hasta el inicio del pasado mes de mayo, cuando comenzaron a multiplicarse las detenciones de activistas, periodistas y ciudadanos ante el endurecimiento de la actuación policial, especialmente en la capital y las grandes ciudades del norte.

Ciudadanos argelinos se manifiestan en Argel

De acuerdo con el Comité de Defensa de los Detenidos en el Hirak, miles de personas han sido detenidas, cientos de ellas han sido procesadas y condenadas y decenas de ellas más permanecen aún en prisión, en su mayoría bajo arresto preventivo, como apuntaba la agencia EFE. Precisamente, como informaba la agencia Europa Press, varios activistas fueron detenidos en la previa de las elecciones de este sábado, como Karim Tabbou, uno de los exponentes del movimiento Hirak, y los periodistas Jaled Drareni e Ihsan el Kadi. Tabbou estaba en libertad provisional desde el pasado mes de julio después de que fuese arrestado en 2019 por “atentado contra la moral del Ejército”, “atentado contra la unidad del territorio nacional” e “incitación a la rebelión”. Por su parte, Drareni fue puesto en libertad después de recibir una condena de dos años de prisión por “socavar la unidad nacional”.

El Gobierno presenta estos comicios adelantados como la culminación de un proceso de reformas iniciado en abril de 2019 tras la renuncia de Bouteflika a causa de las protestas populares del Hirak. En medio de las protestas, el presidente Abdelmadjid Tebboune disolvió en febrero la Asamblea Nacional Popular, la Cámara Baja del Parlamento argelino, y fijó el 12 de junio como fecha para las elecciones.

Ahora, un total de 1.500 listas, 800 de ellas independientes y 600 respaldadas por 28 partidos políticos, compiten por ocupar uno los 407 escaños de la Cámara, que ha reducido el número de asientos en virtud de la nueva ley electoral. De aquí saldrán el nuevo poder que tendrá un mandato de cinco años. 

Manifestación en Argel

Según la Autoridad Electoral Nacional Independiente, organismo que supervisa el proceso electoral, gracias a los incentivos del Gobierno, que se esfuerza por infundir una sensación de renovación, más de 13.000 candidatos son menores de 40 años, y de ellos cerca de 5.700 son mujeres.

El Ejecutivo también se preocupó de dar esa imagen de renovación en las pasadas elecciones presidenciales que dieron la victoria a Abdelmadjid Tebboune, pero la abstención acabó siendo del 60%, algo sin precedentes en Argelia, país donde la ciudadanía muestra su hartazgo ante lo que consideran una esfera de poder monopolizada por los dirigentes tradicionales ligados al partido que ha estado prácticamente siempre en el poder y por el Ejército, principal órgano rector del país, como apuntan varios analistas. 

El general argelino Saïd Chengriha, jefe del Estado Mayor

En las últimas legislativas, celebradas en 2017, la victoria correspondió al Frente de Liberación Nacional, que domina la política argelina desde la independencia de Francia en 1962. Lo que da una muestra de que esta formación ha retenido el poder en la historia moderna del país norteafricano.

Ahora llegan las nuevas elecciones legislativas y un reflejo de la "nueva Argelia", según el presidente del país, Abdelmadjid Tebboune, dispuesto a acallar definitivamente al movimiento social Hirak tras la represión policial ejercida durante las últimas semanas.

Estas serán las séptimas elecciones parlamentarias en el país desde la llegada de la democracia multipartidista a Argelia en 1989.

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