El jefe del Ejército, Ahmed Gaïd Salah, ha ordenado la detención de aquellos que traten de entrar en la capital

Argelia blinda su capital frente a las manifestaciones

photo_camera AP/TOUFIK DOUDOU - El país más grande de África no ha tenido un presidente electo durante cinco meses, y el jefe del Ejército quiere cambiar eso después de meses de protestas que él ve como una amenaza. En la imagen, una pancarta en árabe que dice: “El pueblo argelino toma su propia decisión”

El jefe del Ejército argelino, el general Ahmed Gaïd Salah, ha ordenado la prohibición de entrada de vehículos a la capital con el fin de sofocar el flujo de manifestantes provenientes de otras ciudades o provincias (wilayas) para las protestas masivas que vienen sucediendo desde el pasado mes de febrero.

Gaïd Salah, el “hombre fuerte” de Argelia, ha informado de las instrucciones dadas a las Gendarmería Nacional para “impedir la llegada de manifestantes a Argel”, haciendo una petición a las Fuerzas de Seguridad para que enfrenten “con firmeza estos actos a través de la aplicación rigurosa de la normativa vigente”. De acuerdo con las declaraciones del militar, no habrá reparos a la hora de retener vehículos e imponer multas a los propietarios de los mismo. 

El comunicado de estas órdenes llegaba tres días después del anuncio de convocatoria de elecciones presidenciales previstas para el 12 de diciembre. 

El general argelino Ahmed Gaid Salah
Prohibición de manifestaciones

Previo a este año 2019, la última gran manifestación ocurrió el 14 de junio de 2001, cuando la marcha de manifestantes en contra de la represión en la región de Cabilia fue la causa de graves disturbios, enfrentamientos con las Fuerzas de Seguridad, dos víctimas mortales y centenares de heridos. En consecuencia, el Gobierno argelino decidió prohibir la concentraciones y manifestaciones en las calles de la capital. 

Esta medida contravenía los derechos y libertades históricamente reconocidas en el título primero de su texto constitucional, ya que, a pesar de las múltiples reformas realizadas a la carta magna en 1979, 1988, 1989 y 1996, el capítulo cuarto sobre derechos y libertades establece las garantías a ejercer la libertad expresión, asociación, reunión y de manifestación pacífica, aunque, referida a ésta última, la fórmula incluía la necesidad de adaptar el ejercicio de la misma al marco legal vigente, e incluso, en reformas anteriores “no ser invocadas para minar los fundamentos de la revolución socialista.”

La prohibición oficial se sucedió diez años más tarde, en 2011, con la convocatoria a nivel nacional de manifestaciones no autorizadas reivindicando, ya entonces, un cambio de régimen. La denominada Coordinadora Nacional para la Democracia y el Cambio (CNDC), mantuvo la llamada a las calles.

Sin embargo, y desde hace ocho meses, la capital argelina está siendo escenario de manifestaciones populares masivas todos los martes y viernes desde que el pasado 22 de febrero un grupo de jóvenes desafiaran a las Fuerzas de Seguridad y salieran a las calles para oponerse a un quinto mandato del entonces presidente, Abdelaziz Buteflika, de 81 años y gravemente enfermo desde 2013.

El movimiento de protesta de Argelia en diez fechas clave
El descontento y las elecciones

El ahora exmandatario renunció a su puesto a principios de abril de este año forzado por las protestas y por la presión del propio Gaïd Salah. La jefatura del Estado, en aplicación del artículo 102 de la Constitución, fue consecuentemente asumida por el presidente del Senado, Abdelkader Bensalah, con el compromiso de convocar elecciones presidenciales en un plazo de 90 días.

Seis meses más tarde, y tras dos intentos previos de fijar una fecha para convocar a los argelinos a las urnas, continúan las protestas semanales. A pesar de las medidas adoptadas por Gaïd Salah al llevar a la cárcel a militares, políticos, ministros y empresarios próximos al clan Buteflika, entre ellos su hermano Said y el general Mohamad Mediane "Tawfik", jefe de los servicios secretos al que se consideraba su sucesor, en una campaña de “manos limpias”, la ciudadanía argelina se niega a aceptar una fecha electoral definitiva mientras siga en el poder “la banda de la mafia”.

Sin embargo, Bensalah defendía la celebración de elecciones para el próximo diciembre. En este sentido, el presidente interino empujó a los ciudadanos hacia un proceso, que en su opinión, “permitirá a nuestro pueblo elegir un nuevo presidente que tendrá toda la legitimidad para presidir los destinos de nuestro país y realizar las aspiraciones de nuestro pueblo”. “Por su importancia, esta elección será una oportunidad sin precedentes para generar confianza en el país y abrirá el camino para nuestro pueblo a un prometedor horizonte de consolidación de la práctica democrática”, añadió.

Una toma de imágenes del canal de televisión nacional argelino el 15 de septiembre de 2019 muestra al presidente interino argelino Abdelkader Bensalah Bensalah anunció que las elecciones presidenciales argelinas tendrán lugar el 12 de diciembre de 2019
Justificación de las restricciones

Según informaba EFE, en su discurso pronunciado en la ciudad meridional de Tamanraset tres días después de fijar las presidenciales pese del rechazo de la calle, Gaid Salah aseguró que la decisión sobre las restricciones de acceso a la capital fue tomada a causa de existencia de “algunas partes (...) a los malévolos que hacen que la libertad de desplazamiento un pretexto para justificar su peligroso comportamiento”, que "consiste en crear todos los factores que perturban la tranquilidad de los ciudadanos”, induciendo a la opinión pública nacional a un error con estos “medios engañosos para autoproclamarse de manera falaz como portavoz” del pueblo.


Sin identificarlas, el jefe del Ejército indicó que “estas partes drenan cada semana los ciudadanos provenientes de diferentes wilayas del país hacia la capital con el fin de amplificar los flujos humanos, en los sitios públicos, con eslóganes tendenciosos que no tienen nada de inocente que esas partes reivindican, pretendiendo, en realidad, inducir a la opinión pública nacional a un error con estos medios engañosos para autoproclamarse de manera falaz como portavoz” del pueblo, recoge EFE. 

Argelia en situación de impago

En mitad de la convulsión social, la economía argelina sigue en caída libre al borde del cese de pagos. Según anunciaba una delegación del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional para el mes de septiembre, Argelia tendrá que tomar medidas drásticas para limpiar y estabilizar su situación, porque el tiempo apremia. 

Los indicadores macroeconómicos no son tranquilizadores. Según un estudio reciente del centro de estudios Carnegie Middle East Center, Argelia se dirige a una “crisis económica inminente”, y necesita equilibrar su presupuesto. Sin embargo, el gasto público se disparó a más de 70 mil millones de dólares, un aumento del 12%. Las medidas para frenar las importaciones no funcionaron y la inflación sigue aumentando de 4,3% en 2018 a 5,6% en 2019.

El periodista económico, Hassan Haddouche, declaraba al Le Point Afrique que “dado que nadie quiere tomar las medidas dolorosas que son necesarias, en 2022, tendremos que hablar con el FMI”. “El uso de financiación externa no se hará chasqueando los dedos. Esta es una medida que ha estado prohibida durante quince años. Tendremos que reconectarnos con instituciones financieras internacionales, identificar programas, etc. Tomará algunos años.”

El profesor de economía, Samir Bellal, añadía a Le Point Afrique, diciendo que “si la situación del petróleo sigue igual y no se hace nada en términos de ajuste, el recurso al endeudamiento externo es inevitable. Lo peor es que se utilizará para evitar ajustes internos, es decir, medidas impopulares. Y se hará bajo coacción. En otras palabras, una vez que Argelia haya agotado sus reservas y haya tomado prestado todo lo que puede pedir prestado, inevitablemente volverá al ajuste estructural que experimentó en la década de 1990. Este escenario nos está esperando en un momento de tres o cuatro años”. 

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