Después de años de crisis, el Gobierno argelino alcanza objetivos en la escena internacional

Argelia: de vuelta al centro del tablero geopolítico

photo_camera PHOTO/Echo d’Algerie - El presidente argelino, Abdelmajid Tebboune

La acción exterior argelina sale de su letargo provocado por la inestabilidad de 2019 
 

Fuertes apretones de manos y congratulaciones en los despachos del ministerio de Ramtame Lamamra, tras la clausura de la cumbre de la Liga Árabe en Argel. Para el Gobierno de Tebboune, gran parte de los objetivos se han cumplido. Pese a las críticas de sus adversarios y a la ausencia de un número importante de jefes de Estado árabes, Argelia se siente fuerte y de vuelta en pie para ganar importancia en la escena internacional. 

La tormenta de inestabilidad que azotó Argelia en el ocaso de la era Bouteflika dejó prácticamente paralizada a la máquina diplomática de Argel. Frente a ella, una acción exterior marroquí hiperactiva tejió redes y edificó sólidas relaciones con los Estado africanos más al sur, dando una posición muy favorable a Rabat en la región subsaheliana. Argelia se activa hoy para recuperar el ritmo de su principal rival internacional y vecino. 

El último gran hito de la diplomacia argelina en el sahel previo a Tebboune tuvo lugar en 2015, con las declaraciones de Argel y su compromiso con Mali por trabajar hacia la estabilización del país. Mali, sumergido en el caos del terrorismo islámico, debe gran parte de sus problemas actuales a la gestión de Bouteflika en la década de los 2000. Como lo sugieren los perdiostas franceses Pascal Airault y Antoine Glaser en su libro Le Piège Africain de Macron (Fayard, 2021), el acuerdo tácito de paz entre Bouteflika y los islamistas al final de la Década Negra argelina deja suficiente margen a los grupos insurgentes para campar a sus anchas en lejano extremo sur. El poco control del Estado argelino, la corrupción de las autoridades militares de la zona y la porosidad de las fronteras permiten a los islamistas argelinos penetrar progresivamente en el norte de Mali, cerrando pactos con los grupos tuaregs, grandes perdedores de la organización del territorio hecha por Francia durante la colonización. 

PHOTO/AFP  -   Abdelmadjid Tebboune, presidente de Argelia

Los tuaregs son una pieza clave en la acción diplomática argelina en África. De acuerdo con los análisis de Noamane Cherkaoui y Youssef Tobi para el Policy Center for the New South, la influencia de Argelia sobre las poblaciones tuaregs que se reparten en el Sahel es una de las cartas altas de Argel en la diplomacia africana. Pese a ello, Argelia nunca ha conseguido marcan tantos en el terreno de la aplicación de políticas regionales a través de su diplomacia en el Sahel. De acuerdo con Cherkaoui y Tobi, se espera más de su papel como agente económico por la vía de sus proyectos de desarrollo, notablemente la gran autopista transahariana y el gasoducto que pretende llevar a cabo en colaboración con Nigeria y que compite directamente con el proyecto paralelo marroquí. 

En 2019, el recién nombrado Abdelmajid Tebboune hereda un país marcado por las protestas del Hirak. El movimiento popular, con lemas como “Echadles a todos” moviliza masivamente a los argelinos de las grandes ciudades en contra de un régimen caduco y corrupto. La irrupción del pueblo argelino en la política nacional impide que se mantenga el statu quo en Argelia. Son necesarias una serie de profundas reformas para calmar los ánimos de la sociedad civil. El estamento militar argelino, posiblemente la facción del país que ostenta más poder e influencia sobre las instituciones, abandona a Bouteflika a su suerte. Unas elecciones marcadas por una tasa de abstención récord, 61%, terminan colocando a Abdelmajid Tebboune, que ya fue primer ministro de Bouteflika en 2017, en el palacio presidencial de El Mouradia. 

El Hirak, que no consigue grandes apoyos del exterior y que no logra transformar la intención de las movilizaciones en un candidato o partido político, pierde fuelle tras las elecciones. Una fuerte represión contra el movimiento por parte de las autoridades, hacen huir a Francia a muchos activistas y periodistas, acallan a las movilizaciones. Finalmente, la reforma de la Constitución en 2020 conforma a la sociedad civil y hace restaurar el orden las calles de Argelia. En esta reforma Constitucional, el artículo 91, que recoge los poderes adicionales del presidente de la República, se ve ampliado de un punto segundo que contempla por primera vez en Argelia el envío de tropas del Ejército Nacional Popular al extranjero, por decisión presidencial aprobada al menos por 2 tercios de cada cámara del Parlamento. 

PHOTO/AFP  -   El ministro de Asuntos Exteriores de Argelia, Ramtane Lamamra, Lamamra dijo que su país ha roto las relaciones diplomáticas con Marruecos debido a sus "acciones hostiles

Tebboune rompe así con la tendencia no intervencionista, dando las herramientas para una posible acción militar fuera de las fronteras. El artículo es una declaración de intenciones en cuanto a las ambiciones de relevancia geopolítica del nuevo Gobierno. En segundo lugar, argelina necesitaba una remodelación de su política exterior. Comenzó con el renombramiento de Ramtame Lamamra a la cabeza de Exteriores. Lamamra repite en el puesto que ocupó de 2013 a 2017 y nuevamente durante un breve lapso durante los últimos meses de Bouteflika. Pero en esta nueva etapa, Lamamra se ve mucho más decidido, y con más alas, para llevar a cabo reformas en el ministerio. A los tres meses de su nombramiento, 70 embajadas y delegaciones diplomáticas cambian de jefe. Las piezas comenzaron a ponerse en orden de batalla para volver a ganar influencia. 

En 2022, un año marcado por la guerra en Ucrania y los problemas que ello suponen para la economía mundial, Argelia mantiene la marcha de forzada. En lugar de entrar en recesión, pese a evidentes problemas en el suministro de alimentos, la economía argelina tiene previsto crecer un 4,1% para 2023. Los ingresos del Estado crecen y se ven beneficiados por el aumento del precio de los hidrocarburos. La reconfiguración europea en cuanto al suministro de gas hace brillar a Argelia, en especial de cara a Francia e Italia. En el caso de este último, una serie de acuerdos y memorandos firmados entre los Gobiernos y las administraciones de las empresas ENI y Sonatrach hacen sólidas las relaciones entre los dos países. 

REUTERS/RAMZI BOUDINA  -   Manifestantes portan pancartas y banderas durante una protesta en la que se exige la destitución de la élite gobernante y el enjuiciamiento de antiguos funcionarios vinculados al ex presidente Abdelaziz Bouteflika, en Argel (Argelia) el 14 de junio de 2019

Esta posición que le da el gas evitó que Argelia jugase con España la carta del chantaje energético durante la crisis abierta entre ambos países a raíz de las declaraciones españolas de apoyo a las pretensiones marroquíes sobre el Sáhara. No salvó a las comercializadoras españolas de una revisión al alza de los precios de suministro. 

Ese mismo año, Argelia logró un objetivo importante que refuerza su papel de mediador. Antes de ser el anfitrión de la cumbre de la Liga Árabe en octubre, consigue crear un clima de paz entre las distintas facciones palestinas. Su apoyo a la causa de independencia le hace enfrentarse aún más a Marruecos desde que el reino de Mohamed VI firma los Acuerdos de Abraham y normaliza sus relaciones con Israel. La trinchera se hace más profunda para Argel y su principal objetivo es que los países árabes mantengan su compromiso con la carta de la Iniciativa Saudí de 2002. Si tal vez solo de cara a la galería, lo consigue. Argel vende este éxito a bombo y platillo. Adlene Mohammedi, doctor e investigador en geopolítica de la Sorbona, interpreta el resultado de la cumbre más como un logro comunicativo que como un logro diplomático. Argelia logra que sobre el papel se mantenga el status quo en la cuestión palestina, pero Israel sigue teniendo la sartén por la mano gracias al apoyo que le brindan Emiratos Árabes Unidos, Bahrein y Marruecos entre otros.

Desde este nuevo punto de partida queda saber cual será el próximo paso de la diplomacia argelina. Varios expertos interrogados como Kader Abderrahim, Khadija Mohsen-Finan o el mismo Adlene Mohamedi coinciden en que hablar de un “proyecto” argelino es difícil. Contrariamente a Marruecos, que se caracteriza por tener unos planes a medio y largo plazo, ordenados a través de la conocida “orientación real” de Mohamed VI, el poder argelino es a menudo tildado de “clandestino” y por tanto los destinos que marcan y sus políticas se hacen más opacas al ojo exterior. 

Emmanuel Dupuy, presidente del Institut Prospective et Sécurité, sí tiene claro que la siguiente etapa para la diplomacia argelina es ser protagonista en la mediación del conflicto libio que opone a dos Gobiernos paralelos desde su último conflicto y la muerte del dictador Gadafi. 

AFP/RYAD KRAMDI - Tropas del Ejército argelino

En una rueda de prensa mantenida al margen de la visita de Estado de Macron a Argel, en verano de 2022, el primer ministro argelino, Aimene Benabderrahmane, aseguró que Francia y Argelia comparten una visión común en un gran número de dossiers regionales, entre ellos la situación en Libia. A este respecto, Benabderrahmane sostuvo frente a los medios que la cumbre franco-argelina permite trazar una hoja de ruta común en vistas a los objetivos de 2030. Junto con la lucha contra el terrorismo y la preocupación francesa en la región del Sahel, el dosier libio fue el principal tema de seguridad que los responsables abordaron.

En principio, tanto Argelia como Francia estarían de acuerdo en que la celebración de unas elecciones en Libia, tan seguras y fiables como sea posible, es necesaria para el país norteafricano. Ambos Gobiernos mantendrían un consenso en torno a las resoluciones de las Conferencias de Berlín (2021) en cuanto a la inviolabilidad de la integridad territorial libia. Por sus largas fronteras compartidas, Argelia es uno de los países que más preocupación muestra por la estabilidad en Libia. Para Argel, el desastre político en su país vecino se traduce en desplazados, refugiados y en una grave amenaza para su seguridad interna. El Gobierno de Tebboune intentó en 2021 posicionarse, sin éxito, como mediador entre el Gobierno de Unidad Nacional y el mariscal del Ejército Nacional Libio, Jalifa Haftar.

De acuerdo con Dupuy, los intentos marroquíes de medir en esta crisis son interpretados por Argelia como faltos de legitimidad. EL músculo del ministerio de Lamamra estaría trabajando activamente para frustrar los esfuerzos marroquíes y adelantar a Rabat en este campo. 

En cuanto al papel de Argelia en Mali, Dupuy descarta las hipótesis lanzadas por el diplomático y analista marroquí Mohamed Loulichki en una entrevista para el medio Le 360. Loulichki, que representó a Marruecos ante Naciones Unidas en Nueva York hasta 2014, advirtió de las intenciones argelinas de exportar sus fuerzas armadas hasta Mali, amparados por su nueva constitución. Fue la explicación que dio al tremendo aumento de presupuesto asignado al Ejército Nacional Popular. Dupuy niega creer que esa situación se produzca.  “Es una hipótesis de trabajo, que da vueltas desde 2009, pero por ahora no hay nada que confirme el comienzo de un movimiento de tropas argelinas a Mali”, explica el analista internacional. “No tendría ningún sentido. Los grupos armados se han reforzado mucho en la región. Argelia no tiene ningún interés en implicarse militarmente ni estaría en la capacidad de la reducir la violencia en la región”, añade Dupuy. 

PHOTO/ARCHIVO  -

Otro escenario en el que Dupuy cree es un apoyo o al menos un buen entendimiento entre Algeria y todos los Gobiernos de transición que se han formado en los países africanos sujetos a golpes de Estado durante los últimos dos años. En un contexto de retirada francesa y de debilidad de la francofonía, Algeria puede aprovechar esta situación a su favor si no se enfrenta con estos actores que detienen en el poder en Burkina Faso, Mali y Guinea Conakry. 

Para Dupuy, el aumento del gasto en defensa argelino en 2023, que el Parlamento de Argel aprobó a finales de la semana pasada, se sustenta en dos puntos principales, mucho más evidentes. El primero es el refuerzo y la innovación de los materiales de las fuerzas armadas argelinas. Este objetivo se inscribe en la necesidad de mantenerse por encima de las capacidades de Marruecos. El segundo es aumentar la interoperabilidad militar con Rusia y potenciar el acuerdo de cooperación bilateral que existe entre Moscú y Argel. Objetivo que ha motivado la participación de Argelia en varios ejercicios militares de la mano de Rusia, desde el Vostok 2022 hasta el más reciente Escudo del Desierto 2022, en la provincia de Béchar. 

Argelia sigue jugando con prudencia sus cartas de cara a las demás potencias e intenta con equilibrio mantenerse en un limbo. Algo característico de la acción exterior argelina ha sido siempre guardar buenas relaciones con las potencias lejanas, Estados Unidos, Rusia, los países del Golfo, mientras que incentiva provocaciones con sus vecinos, Marruecos y España. 

Queda aún ver dónde llevará la política de acercamiento con Rusia, que cada vez levanta más sospechas en el Parlamento Europeo. 
 

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