El presidente Abdelmadjid Tebboune decidió hace días enviar una muestra de apoyo a los campamentos de Tinduf con 150 toneladas de material técnico, sanitario y alimenticio

Argelia: la Presidencia de la República recupera los poderes constitucionales

photo_camera PHOTO/REUTERS - El presidente de Argelia Abdelmadjid Tebboune

El conflicto del Sáhara Occidental ha pasado de ser una crisis meramente regional basada en la rivalidad geopolítica entre Argelia y Marruecos a un conflicto interno en Argelia. Durante cuatro decenios, desde el inicio de la lucha armada entre las guerrillas del Frente Polisario y las Fuerzas Armadas marroquíes, el conflicto del Sáhara era considerado por Argel como “un problema exterior” sin apenas incidencia en los asuntos internos del país. 

En ninguno de los momentos críticos vividos en Argelia desde entonces, la muerte o asesinato del presidente Boumédiène, el levantamiento popular de 1988, la insurgencia islamista de los 90 y la década sangrienta que la siguió, el asesinato del presidente Boudiaf y la profunda crisis institucional que llevó a Abdelaziz Bouteflika al poder, nada de todo esto afectó al tema del Sáhara. Argel siempre lo consideró un “asunto internacional” y todos los poderes fácticos argelinos, incluida la Presidencia de la República, aun teniendo posiciones dispares, se doblegaban ante el ‘diktat’ del Ejército y sus servicios de seguridad, que manipulaban las riendas del conflicto. 

El intento del ya presidente Bouteflika en julio de 1999 durante los funerales del rey Hassan II de Marruecos, al personarse en Rabat para concretar el acuerdo al que pocos días antes habían llegado el Rey de Marruecos y el presidente argelino basado en el paraguas norteamericano y el Plan de James Baker, iniciando un acercamiento a la monarquía alauita con los ojos puestos en el proyecto del Gran Magreb, fue papel mojado. Bouteflika, como lo reconocería él mismo más tarde, no dispuso en ningún momento del poder de decisión sobre el tema del Sáhara. 

En esta foto de archivo del 21 de noviembre de 2005, el jefe del Estado Mayor del Ejército Nacional Argelino, General Ahmed Gaïd Salah, a la derecha, hace un gesto mientras habla con el presidente argelino Abdelaziz Bouteflika en Hassi Bahbah, Argelia
Ayuda presidencial a los saharauis en Tinduf

El actual presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune, decidió hace días enviar una muestra de apoyo a los campamentos de Tinduf con 150 toneladas de material técnico, sanitario y alimenticio para ayudar a las decenas de miles de refugiados instalados en tiendas de campaña a soportar la embestida de la propagación del coronavirus, que puede ser extremadamente letal. Una ayuda que también es un mensaje claro dirigido al estamento militar del país: la crisis del Sáhara es un asunto político-militar que el nuevo jefe del Estado asume como propio; los asuntos estrictamente militares para los militares; los geopolíticos y estratégicos, para la Jefatura del Estado. 

El envío de cinco aviones cargo a Tinduf con la ayuda es, además, un pulso con la práctica puesta en marcha por el anterior jefe del Ejército, el general Gaïd Salah, que llegó a impedir el suministro de material sanitario y alimenticio as los campamentos, al ser bloqueado en el puerto de Orán y al cerrar la frontera con Mauritania, impidiendo a comerciantes saharauis el transporte de mercancías y el abastecimiento de los campamentos, donde todo es importado. Las razones del Estado Mayor militar estaban estrictamente vinculadas a la seguridad del territorio y a la soberanía nacional, misión principal de las Fuerzas Armadas. La situación de los refugiados pasaba a segundo plano. 

Mientras tanto, el dirigente del Polisario Brahim Ghali planea poblar la parte del Sáhara Occidental situada entre los muros marroquíes y los dos países limítrofes, Argelia y Mauritania. Una medida de poco alcance, ya que los acuartelamientos del Ejército de guerrillas seguirán estando en territorio argelino y, por ello, impedidos de actuar a su guisa. 

El general argelino Saïd Chengriha, jefe interino del Estado Mayor
Nuevos asesores militares del presidente

Abdelmadjid Tebboune se ha flanqueado de dos asesores de peso e influencia en las filas castrenses y de la seguridad: el general mayor Abdelaziz Medjahed y el coronel Chafik Mesbah. El primero, como consejero militar y de seguridad del presidente; el segundo, como jefe del Consejo de Política Exterior. El general Medjahed posee dos méritos irremplazables para el presidente: fue director de la Academia Militar de Cherchell, por la que han pasado todos los oficiales de alta graduación, antes de completar una parte de ellos su currículum en las academias militares de Rusia, Francia y EEUU principalmente. Además, el general Medjahed, que dirigió las Fuerzas Aéreas, las más numerosas y mejor dotadas del Magreb, tiene al parecer excelentes relaciones con el actual jefe del Estado Mayor interino, el general Chengriha, que sustituyó en su estratégico cargo al general Gaïd Salah, fallecido a finales del año pasado. 

Al general Medjahed se le atribuye la idea de indultar a los generales Khaled Nezzar y Toufik Mediène, a condición de que descarten la idea de volver a la acción política. Nezzar, exiliado en España, fue jefe del Estado Mayor y ministro de la Defensa; y Mohamed ‘Toufik’ Mediène, en la cárcel actualmente, jefe de los servicios secretos. 

Para los analistas en el Magreb, mientras el mando militar argelino controlase la crisis del Sáhara, no podía haber solución al conflicto. Si el asunto pasa a manos de la Presidencia, una solución es posible. Toca a los actores principales y secundarios buscarla.  

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