Argelia: una historia de incapacidad económica
Toda Europa tiene los ojos puestos en Argelia. La posibilidad de reducir la dependencia del gas ruso de varios países europeos sitúa a Argelia en medio del tablero geopolítico. Pero ¿realmente está preparada para aprovechar esta demanda económica?
La invasión rusa en Ucrania ha provocado grandes consecuencias en el abastecimiento energético europeo. La fuerte dependencia al gas ruso ha hecho que el Kremlin apriete las cuerdas pidiendo el pago en rublos por el suministro. La negativa ha supuesto el corte inmediato del gas como ya han experimentado Bulgaria, Polonia, Finlandia y, ahora, Países Bajos y Dinamarca.
Esta falta de suministro ha hecho que muchos países empiecen a buscar alternativas al otro lado del Mediterráneo que puedan suplir el corte del grifo ruso. En este sentido, Argelia se postula como la favorita para muchos gobiernos. El país norteafricano es el tercer mayor exportador de gas natural a Europa, proporcionando el 8% de la cuota de mercado a través de los gasoductos directos a Italia y la península ibérica. Además, también suministra Gas Natural Licuado (GNL) a Francia, Bélgica, Reino Unido, Grecia y Turquía.
En este sentido, Italia ya ha pactado con Argelia aumentar en un 40% sus compras de gas para reducir así su dependencia con Rusia. Esta oportunidad de cubrir la demanda en gas del resto de los países europeos dependerá del Gobierno argelino para construir una estrategia a largo plazo. Sin embargo, la política respecto a la empresa estatal Sonatrach cuenta con una historia marcada por el fracaso.
El expresidente Chadli Bendjedid ya intentó avanzar hacia una mayor liberalización haciendo reformas económicas y políticas en 1988, pero el surgimiento del Frente Islámico de Salvación y el comienzo de la guerra civil argelina en 1991 impidieron que se llevaran a cabo. Y es que cualquier intento de liberalizar la economía pasa por la imposibilidad de que las clases medias participen en el debate sobre construir un sector privado. El impacto de la reforma en el sector energético será limitado en ausencia de una reorganización fundamental de la estructura del poder en Argelia.
Más temprano en el tiempo, el Gobierno de Abdelaziz Bouteflika tampoco pudo emprender ese camino hacia la liberalización. La estrategia que realizó el ministro de Energía Chakib Khelil en 2010, muy cercano a Dick Cheney, entonces vicepresidente de Estados Unidos y fundador de Halliburton, no logró liberalizar el sector económico debido a la oposición que ejercieron varios partidos. Estos consideraban que Bouteflika era responsable de “vender el petróleo a los intereses estadounidenses”.
La incapacidad de liberalizar un sector que proporciona el 97% de los ingresos extranjeros de Argelia y dos tercios de sus ingresos presupuestarios está pasando factura al propio monopolio de Sonatrach. En este sentido, sus plantas de regasificación en el extranjero han disminuido y las estrategias de comercializar su gas a nivel internacional se han deteriorado, privándola de los altos precios actuales.
Además, el inicio de la pandemia de la COVID-19 retrasó la respuesta de las empresas internacionales a la ley de liberalización de la inversión extranjera promulgada en diciembre de 2019. Salvo la iniciativa de la agencia nacional de hidrocarburos de Italia, Eni, que firmó un nuevo acuerdo de cooperación con Sonatrach, la iniciativa argelina no recibió mucho interés de las empresas internacionales.
La suerte de la política argelina en torno al gas no fue la misma que la que tuvieron países como China, Corea del Sur y Turquía, que tuvieron gran éxito económico al permitir a las grandes empresas integrarse en el mercado global.
En este sentido, muchos economistas han culpado a las élites que gobiernan Argelia de no saber dar el salto a la liberalización y al mayor aumento de contratos con el gas argelino. Estos expertos consideran que “Argelia solo puede culparse a sí misma si no logra enfrentar el desafío histórico y pierde la oportunidad única de fortalecer su cooperación en el campo de la energía y la industria con Europa”.