Con dos de las cuatro fronteras del país cerradas por un conflicto territorial, la buena relación con Irán es para Armenia un auténtico balón de oxígeno

Armenia, la víctima colateral de la guerra de sanciones contra Irán

photo_camera AP/THANASSIS STAVRAKIS - Un hombre ondea una bandera armenia en la Plaza de la República en Ereván

Con dos de las cuatro fronteras del país cerradas por un conflicto territorial, la buena relación con Irán es para Armenia un auténtico balón de oxígeno, que está perdiendo aire por las duras sanciones económicas de EEUU contra la república islámica y cuyo efecto rebote genera alarma en Ereván.

"Washington ejerce una presión significativa contra todos los vecinos de la República Islámica, incluida Armenia", afirmó en declaraciones a Efe Vardán Voskanyan, titular de la cátedra de Estudios Iraníes en la Universidad Estatal de Ereván. No obstante, precisamente Armenia, debido a su realidad geopolítica, tiene difícil tomar partido en la guerra de las sanciones contra el vecino del sur, sea cual sea el argumento de EEUU.

Vecinos milenarios

La historia de las relaciones armenio-persas se cuenta por milenios. Los representantes de ambas naciones han vivido codo con codo desde tiempos inmemoriales, siendo testigos de antiguas civilizaciones como la asiria o la egipcia. Pese a profesar religiones distintas - los armenios son cristianos y los iraníes musulmanes - las cuestiones de fe no se han entrometido durante los últimos siglos en las relaciones entre los dos pueblos.

Mientras, la frontera que comparten en la actualidad se ha convertido en un "importante fenómeno" cultural que contribuye a mantener el diálogo y los lazos de buena vecindad no solo entre Ereván y Teherán, sino entre los mundos cristiano y musulmán, opina Voskanyan.

En la historia reciente, los dos países volvieron a exhibir su buena sintonía cuando durante el estallido del conflicto de Nagorno Karabaj, que enfrentó a Armenia con Azerbaiyán y llevó al cierre de las fronteras tanto con Azerbaiyán como con Turquía, fiel aliada de Bakú, la ayuda ofrecida por Irán fue importante para la supervivencia del pueblo armenio.

Equilibrio diplomático

Desde entonces Ereván siempre logró encontrar un balance entre su cooperación con Teherán y las nuevas oportunidades que se abrían con los países de Occidente y, en concreto, EEUU, donde vive una gran diáspora armenia de casi dos millones de personas.

No obstante, la reciente escalada de las tensiones entre Washington y Teherán - que se tradujeron en nuevas sanciones la semana pasada - amenaza con echar por los aires un meticuloso trabajo que los diplomáticos armenios venían realizando durante décadas y obligarles a cambiar sus estrategias. Y es que Washington presiona cada vez más a Ereván a que se posicione en el conflicto estadounidense-iraní. Algo que las autoridades del país caucasiano confiaban en poder eludir, al igual que durante otro repunte de la tensión entre ambas potencias en 2010.

La presión que sufre Ereván quedó especialmente patente durante una visita a la capital armenia el año pasado del entonces asesor de la Casa Blanca, John Bolton. En una gira por las tres repúblicas del Cáucaso Sur con el claro objetivo de recabar apoyos frente a Irán, Bolton dijo que EE.UU. pretende aislar a Teherán por su política en Oriente Próximo y no dudó en asegurar que la frontera armenio-iraní sería un "serio problema" para implementar esos planes.

De Ereván a Washington

Para atajar la situación distintos altos cargos armenios viajaron recientemente a Washington, donde defendieron el derecho de Ereván a una política independiente en relación con su vecino del sur.

Así, el presidente del Parlamento armenio, Ararat Morzoyan, recordó a los socios de EEUU que en condiciones de un prolongado bloqueo desde el este (Azerbaiyán) y el oeste (Turquía), los lazos con Irán son de importancia vital para Armenia. El político recalcó que en estas condiciones, su país simplemente no puede verse involucrado en la guerra de sanciones contra Teherán. "Pedimos a Estados Unidos a que no nos presione para aplicar las sanciones contra Irán. No podemos pagar un precio tan alto", dijo.

Mirzoyán reveló que la economía armenia ya está sufriendo las consecuencias de las restricciones impuestas al país persa, pero subrayó que no puede renunciar a la compra del gas iraní, una de las industrias de la República Islámica que se vieron más afectadas por las sanciones estadounidenses. Voskanyan precisó que las sanciones contra Irán han repercutido, sobre todo, en el sector bancario armenio, así como en los de la energía, el transporte, el comercio y el turismo. Con todo, las autoridades de Armenia han evitado hasta ahora proporcionar cifras concretas que reflejen el verdadero impacto de las sanciones antiiraníes sobre la economía armenia.

“Para Armenia, Irán es una cosa; para EEUU, otra”

El primer ministro armenio, Nikol Pashinián, se muestra optimista pese a todo. Según él, la diplomacia armenia ha logrado explicar a Washington las particularidades de la situación en la que se encuentra el país. "Creo que nuestros socios de EEUU han comenzado a comprender que para Washington Irán es una cosa y para Armenia completamente otra", dijo el mandatario en una reciente entrevista.
 

Más en Política