Los acuerdos se realizan bajo la premisa del Consejo de Seguridad del Golfo de hacer frente común a los desafíos de la región

Bahréin y Qatar restablecen lazos diplomáticos, la última barrera para la reconciliación de los países árabes del Golfo

photo_camera PHOTO/ARCHIVO - El Rey de Bahrein y el Emir de Qatar durante la reunión consultiva en Abu Dhabi

Las altas expectativas se han cumplido. Con el propósito de reforzar la cooperación entre los miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG, por sus siglas), los gobiernos de Qatar y Bahréin han anunciado la recuperación de las relaciones diplomáticas bilaterales. Y lo han hecho tras seis años de distanciamiento por las acusaciones promovidas por Arabia Saudí, Egipto y Emiratos Árabes Unidos sobre la promoción de Doha en el ascenso de los Hermanos Musulmanes tras la Primavera Árabe.

“Ambos lados han confirmado que esta decisión nace del deseo mutuo de desarrollar las relaciones bilaterales y mejorar la integración en el CCG, así como la unidad en favor de los estatutos del CCG, y realzar el respeto en los principios de igualdad entre los Estados la soberanía e independencia nacional, la integridad territorial y la buena vecindad”, rezaba la misiva publicada después de una reunión en Riad, la sede del foro árabe, entre el secretario general del Ministerio de Exteriores de Qatar, Ahmed Hasan al Jamadi, y el subsecretario de Asuntos Políticos de Báhréin, Saij Abdula bin Ahmed al Kalifa.

Segunda reunión, de hecho, del comité de seguimiento de Bahréin y Qatar que cuenta con la mediación de Mohamed bin Salman, príncipe heredero de Arabia Saudí y líder de la nueva e inédita era de distensión que vive la región después conflictos desatados en 2011.

Bahréin se suma así a la voluntad de sus socios miembros del CCG, Kuwait, Omán, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, expresada en la Declaración de Al-Ula de 2021 por la que decidieron pasar página al boicot al que sometieron a Qatar desde 2017. El objetivo para el CCG, conseguido en pleno derecho con la reconciliación de Doha y Manama, era reunir a los estados del Golfo para hacer frente a los desafíos de la región y alcanzar la seguridad y la prosperidad.

Y así se está consiguiendo. Con ese mismo propósito Arabia Saudí retomó relaciones con Irán, también con Siria y ahora lidera el proceso de pacificación en Yemen, el bastión más conflicto del Golfo Pérsico. Un deshielo diplomático que fue el tema central de la última cumbre del CCG, la 155ª sesión del Consejo de ministros. El mismo órgano que resumió la cita en “una esperanza” para que el acuerdo entre Irán y Arabia Saudí “constituya un paso positivo para resolver las diferencias y poner fin a todas las disputad regionales a través del diálogo y los medios diplomáticos”.

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Una cooperación más fuerte del Golfo que se produce al tiempo que China pone sus ojos en el rédito económico que podría obtener con una región sin conflictos y ante una presencia estadounidense cada vez más debilitada. Sin embargo, Washington sigue con cautela los pasos decididos del CCG, a quien considera “aliados”.

“Estados Unidos ha estado trabajando desde el principio de la Administración Biden para fortalecer la integración regional, la desescalada y el acercamiento entre aliados de Estados Unidos”, ha afirmado en un comunicado el asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan. El estadounidense también ha considerado “miembros clave” del CCG a Bahréin y Qatar, cuyo acercamiento “es un paso importante en establecer una región de Oriente Medio más estable y próspera”. 

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