El exministro de Telecomunicaciones será el encargado de formar nuevo Gobierno después de la pasada dimisión de Adel Abdul-Mahdi

Barham Saleh designa a Mohamed Tawfiq Allaui como primer ministro de Irak

PHOTO/AMEER AL-MOHAMMED - El presidente de Irak, Barham Saleh

El presidente iraquí, Barham Saleh, encargó este sábado a Mohamed Tawfiq Allaui la constitución del nuevo Ejecutivo de Irak después de haberle designado primer ministro tras la pasada dimisión hace dos meses de Adel Abdul-Mahdi; dentro de una situación de caos social y político que vive el país, sumido en una oleada de protestas iniciada el pasado 1 de octubre con motivo del descontento social por la corrupción política y la degradación de los servicios básicos y por la injerencia política de Estados Unidos e Irán.

Mohamed Tawfiq Allaui quiso protagonizar un acercamiento a sus compatriotas y a los manifestantes que se han lanzado durante estos meses a las calles para demostrar su hartazgo y, tras su nueva designación, lanzó un mensaje a la red social Twitter en favor de estos señalando que "si no hubiera sido por los sacrificios del pueblo iraquí, no se habría logrado ningún cambio". "Yo creo en vosotros", exclamó el nuevo primer ministro pidiendo a todos que continúen con las protestas hasta conseguir las reformas políticas, sociales y económicas exigidas. 

"Ahora soy vuestro empleado y tengo una gran responsabilidad, no retrocedáis hasta que, yo u otro, cumpla con vuestras demandas", declaró el que fue ministro de Telecomunicaciones bajo el mandato de Nuri al-Maliki en 2006 y 2010.

Barham Saleh ya había lanzado un ultimátum para acabar nombrando primer ministro si los partidos políticos del arco parlamentario iraquí no se acababan de poner de acuerdo para nombrar jefe de Gobierno. El último día del plazo otorgado por el presidente de la República espiraba esta jornada de sábado y, ante la falta de consenso, este acabó forzando el que se entregase el sillón de primer ministro a Tawfiq Allaui. Todo ello a pesar de la oposición inicial de la Alianza Fatah, amalgama de agrupaciones que en su mayoría simpatizan con las Fuerzas de Movilización Popular, milicias chiíes que estaban dirigidas por Abu Mahdi al-Muhandis, quien murió a principios de mes tras un ataque de Estados Unidos contra Qassem Soleimani, jefe de las Fuerzas Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán, en las inmedicaciones del aeropuerto de Bagdad. 

Precisamente se señalaba a Soleimani como el director de la política exterior del régimen de los ayatolás y como el jefe en la sombra de los movimientos chiíes proiraníes existentes en Irak. 

Cuestión esta que era una de las motivaciones que llevó a gran parte de la población a manifestarse contra los dirigentes iraquíes, a los que se acusaba de estar supeditados a la voluntad persa y también de ceder, por otro lado, a los intereses de Estados Unidos en la región. Una nación norteamericana que era repudiada por la ciudadanía local por su presencia militar en la zona. 

El influyente clérigo chií Muqtada al-Sadr también ha venido pidiendo la expulsión de las tropas estadounidenses de Irak y manteniendo sus lógicos vínculos fraternales con Irán, cabeza visible de la rama chií del islam en Oriente Medio. Aunque, a lo largo de las últimas horas ha mostrado su cercanía al movimiento social iraquí, a pesar de que este se opone frontalmente a la intromisión iraní, y ha saludado positivamente el nombramiento de Tawfiq Allaui. "Hoy quedará grabado en la historia de Irak porque el pueblo es quien eligió a su primer ministro y no los bloques políticos”, dijo en un comunicado.

Las protestas han dejado ya unos 500 muertos por los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad y el nuevo primer ministro Tawfiq Allaui lanzó la promesa de “compensar a las familias de los mártires”, es decir, de todos aquellos muertos por pedir mejoras económicas y de los servicios sociales y el cese de la corrupción en Irak. 

El nuevo jefe de Gobierno tiene ahora 30 días para proponer ante el Parlamento la constitución de su nuevo equipo gubernamental y ha rechazado cualquier forma de presión externa por parte de las diversas formaciones políticas. Quiere y exige independencia para formar su grupo de trabajo y así lo ha dejado claro en su declaración oficial. 

Las coaliciones parlamentarias no habían conseguido ponerse de acuerdo en los pasados meses para nominar un nuevo primer ministro, pero se vieron forzadas a hacerlo cuando el presidente de la República fijó un plazo máximo de tiempo que tenía este sábado como fecha límite.

Barham Saleh había advertido que si los partidos no llegaban a un acuerdo sobre el nombramiento antes del 1 de febrero se vería obligado a utilizar sus prerrogativas constitucionales para nombrar al candidato "más aceptado por los parlamentarios y el pueblo".

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