Benzema rescata al Real Madrid de la tormenta perfecta
El nuevo Triángulo de las Bermudas se ha formado en Valdebebas. Todo lo que juega el Real Madrid en las últimas semanas acaba sumergido en un potente aguacero que hace temblar al mismísimo Leo Messi. El césped del Di Stefano drena bien el agua y hace que el balón ruede rápido y el fútbol se disfrute más.
La ida de las semifinales de Champions contra el Chelsea presentaba sobre el papel 180 minutos de pocos goles y fútbol rácano. Pero los caprichos del destino quisieron que el muro defensivo del Real Madrid se diluyese antes del diluvio. El Chelsea empezó a meter balones largos a la espalda de Militao y de Varane hasta que uno de ellos encontró a Pulisic. El norteamericano tuvo sangre fría para sortear la estirada de Courtois y pegarle tan duro que ni el pecho de Varane pudo evitar el gol. El primer tanto Made in USA de unas semifinales de Champions.
El baño de fútbol del Chelsea sobre el Real Madrid pudo sentenciar la eliminatoria para los de Tuchel. Antes del gol, Courtois hizo otra parada histórica sacando sus reflejos a un metro de la línea de gol. El Real Madrid defensivo y ordenado se deshilachaba por momentos. La zaga perdió el orden porque Marcelo y Carvajal descompensaron el bloque subiendo la banda a la carrera y bajando a duras penas detrás de los extremos.
Marcelo volvió al once de Zidane. El técnico francés encaja como puede las piezas del puzle para seguir peleando Liga y Champions. Eso provoca que el lateral brasileño tenga más minutos de los que le permite su estado de forma. La banda que un día gobernó atacando mejor que defendiendo ahora se ha convertido en una autopista sin peaje para los contrarios. Zidane le mantuvo en el césped hasta el minuto 75 y dio paso a Odriozola. Otro en el que tampoco confía, pero que, poco a poco, va cogiendo minutos y apuntándose a la batalla de ganar lo que sea al precio que sea.
Modric volvió a volar como una pluma sobre el Di Stéfano. Maneja el centro del campo con ese toque exterior digno de una tesis doctoral. Los galones se le caen al suelo en cada jugada con la que regatea, finta y se quita de encima a los contrarios con un sutil control de balón. Kroos es la otra mitad del motor diésel. La combustión la termina de generar Casemiro que pegó demasiado porque era incapaz de defender a la velocidad que movía el balón el Chelsea. Por eso y porque Modric basculaba a la banda para tapar los desaguisados de los laterales.
El Real Madrid tapó como pudo las vías de agua y salvó al barco de hundirse en medio de la tormenta. Benzema ha tardado 10 años en hacer honor al 9 de su camiseta, pero se le ve con ganas de morir por la causa de levantar un título. Su gol fue una obra de arte NFT, de esas digitales únicas e irrepetibles que podemos llevar en el móvil y verla una y otra vez esperando cita en el dentista. Con la frente convirtió una lavadora en un balón que encañonó a la portería de Mendy quince minutos después del gol inglés.
Los de Tuchel pasaron a ser el equipo novato que se enfrenta al Real Madrid en Champions. Ese equipo bien entrenado, con buen fútbol y todo eso que gusta a los que entienden pero que sufre en su escudo como el Real Madrid sobrevive con mucho menos. Hasta pudo hacer el segundo en un cabezazo de Varane que quiere resarcirse de sus errores de la temporada pasada ante el City y dejar el Real Madrid con su quinta Champions.
Zidane ha convertido a la plantilla en kamikazes del fútbol. Su capacidad para luchar y pelear cada balón es extraordinaria en vista del estado físico de la plantilla, de la habitual necesidad de gol y de la histórica falta de pizarra del técnico galo. El alineador tiene el carisma suficiente para tener enchufados a todos los jugadores incluidos algunos del filial que matarían por jugar en esa plantilla. No necesita más.
Del árbitro no hubo noticias. Las plañideras que lanzaban teorías sobre los arbitrajes que iba a sufrir el Real Madrid por el numerito de Florentino Pérez con la Superliga tendrán que esperar a otra ocasión. Ceferin cumplirá su amenaza, no lo duden, pero no será tan torpe de hacerlo a la vista de todos. Queda la vuelta.
La tormenta pasó, el fútbol, también. En una noche en la que el periodismo español lamentó la muerte del periodista David Beriain y del cámara Roberto Fraile. El terrorismo yihadista en Burkina Faso se llevó por delante su vida, pero no su trabajo. Descansen en paz.
