El ministro de Relaciones Exteriores alemán, Heiko Maas, quiere abolir el principio de unanimidad, declara que “no podemos dejarnos tomar como rehén”

Berlín pide a la UE que elimine la posibilidad de veto de los Estados miembros

AFP/ADEM ALTAM - Heiko Maas, titular de Exteriores alemán

El ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Heiko Maas, dijo el lunes que la Unión Europea (UE) debería abolir el derecho de los Estados miembros individuales a vetar medidas de política exterior, ya que el bloque de 27 naciones no puede permitirse ser "rehén". Hizo las siguientes declaraciones en una rueda de prensa en Berlín: “Ya no podemos dejarnos tomar como rehén por aquellos que paralizan la política exterior europea con sus vetos. Aquellos que lo hacen juegan, corto o largo plazo, con la cohesión de Europa”.

“Lo digo entonces abiertamente: el veto debe desaparecer, incluso si eso significa que también nosotros podamos quedar en minoría”, agregó, pero no mencionó a ningún Estado miembro en concreto.

En el pasado, el principio de unanimidad ha impedido repetidamente a la UE adoptar una posición clara sobre cuestiones de política exterior. Un ejemplo de ello es el bloqueo por parte de Hungría de una declaración de la UE en abril que criticaba la nueva ley de seguridad de China en Hong Kong, socavando los esfuerzos del bloque para enfrentar la restricción de las libertades por parte del gigante asiático.

Atalayar_Reunión del Consejo Europeo

El mes pasado, Budapest se negó a ratificar un nuevo acuerdo comercial y de desarrollo de la UE con los países de África, el Caribe y el Pacífico, así como también se negó a apoyar un llamado de la UE a un alto el fuego de la violencia entre Israel y los palestinos.

Fuera de la política exterior también hay ejemplos como el polémico veto por parte de Hungría y Polonia a los presupuestos de la UE a finales del año pasado. Antes de las declaraciones de Maas, el secretario de Estado del Ministerio Federal de Asuntos Exteriores de Berlín, Miguel Berger twitteo lo siguiente, recalcando así la necesidad de debatir en torno al sistema de votación en materia de política exterior europea:

Atalayar_Tweet

Este tipo de declaraciones son poco comunes en Alemania, un país muy consciente de su peso económico y político en la Unión, por lo que normalmente opta por ser más cauteloso. Estos hechos ponen de manifiesto la creciente frustración en Berlín con la forma en que países miembros son capaces de frenar decisiones del bloque que son apoyadas por la mayoría.

Actualmente, dependiendo del tema de discusión, en el Consejo de la UE se toman decisiones en función de tres tipos de votación: mayoría simple (14/27 estados miembros votan a favor), mayoría cualificada (55% de los estados miembros o 15/27, que representen al menos el 65% de la población de la UE vota a favor) y unanimidad. Cuando se vota por mayoría simple o mayoría cualificada (MC), las abstenciones computan como votos en contra, en cambio, para aquellos temas que requieren unanimidad, la abstención no impide que se tomen decisiones.

Se requiere unanimidad para asuntos que los Estados miembros consideran sensibles, por ejemplo: la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC), un ámbito en auge dentro de la UE; las adhesiones a la UE; las finanzas de la UE, recursos propios o el marco financiero plurianual; y la armonización de las legislaciones nacionales sobre fiscalidad indirecta entre otras temáticas.

Atalayar_ Borrell

En un momento en el que el bloque quiere apostar por la autonomía estratégica se plantean tres escenarios: que se suprima el voto por unanimidad al completo, que las cuestiones de la PESC se voten por mayoría cualificada o que los procedimientos permanezcan como están.

Según el análisis llevado a cabo por Leonard Schuette en el Centro para la Reforma Europea, la votación por mayoría cualificada para las cuestiones de PESC impediría que los Estados miembros bloqueen las decisiones de política exterior cuando terceros países alientan a los Estados miembros a romper el consenso a la vez que protegería la política exterior de la UE de las intenciones de los Gobiernos euroescépticos. Pero no conduciría milagrosamente a una convergencia de los intereses nacionales o de las evaluaciones de los retos geopolíticos, las otras dos fuentes de división en esta materia. Sin embargo, lo que sí haría la votación por MC es incentivar la unidad donde las diferencias entre Estados miembros son pequeñas. Lo cual ayudaría a aligerar la toma de decisiones y favorecería la eficacia de la política exterior de la UE. 

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