El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, ha mostrado su preocupación por el conflicto turco-sirio durante una conferencia de prensa conjunta con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y ha advertido de que “cualquier nueva ofensiva socavaría la estabilidad regional y brindaría a los actores malignos la posibilidad de explotar la inestabilidad”.
Estas declaraciones se han realizado a raíz de unas declaraciones del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en las que ha vuelto a amenazar con emprender una operación contra los combatientes kurdos del PKK. El objetivo sería asegurar una separación de 30 kilómetros hasta la frontera de su país con Siria. Durante esa misma intervención el Gobierno asentado en Ankara ha destacado que no están esperando el “permiso” de Washington para empezar su operación.
Según informa la agencia de noticias Bloomberg y así lo recoge el diario Al Arabiya, Erdogan habría dicho que “Turquía limpiará Tal Rifaat y Manbij de terroristas”, y habría añadido que “estamos avanzando hacia una nueva etapa en el proceso de establecer una zona segura de 30 kilómetros en nuestra frontera sur. Lo haremos limpiar Manbij y Tal Rifaat”, y añadió la promesa de trabajar “paso a paso” en otras regiones.
Desde hace varias semanas el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha estado amenazando con empezar una operación contra los combatientes kurdos en el Partido de los Trabajadores del Kurdistán, los cuales están designados como organización terrorista por el Gobierno turco y sus aliados. También señala a las Unidades de Protección Popular (YPG), aliadas del PKK, las cuales fueron apoyadas por Estados Unidos y la coalición de países occidentales contra el Daesh.
Esta nueva amenaza lanzada por Turquía se podría sumar a las ofensivas lanzadas recientemente contra los kurdos en Irak. El pasado 18 de abril Ankara lanzó un ataque contra el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Turquía lanzó una ofensiva aérea y terrestre contra los rebeldes kurdos en el norte de Irak, según destacó el ministro de Defensa turco, Hulusi Akar, durante esa operación unidades de comandos, drones y helicópteros atacaron los escondites del PKK en tres regiones cercanas a la frontera. Según el ministro, el objetivo de la misión era desarticular un gran ataque del PKK contra Turquía, y añadió que gracias a esa operación fueron “neutralizados” un gran número de “terroristas”.
El país gobernado por Erdogan lanza habitualmente operaciones contra las posiciones del PKK, a los que consideran terroristas, y que tienen a su disposición campos de entrenamiento en la región de Sinjar y las zonas montañosas del Kurdistán iraquí.
Durante este último año Turquía ha perpetrado varios ataques a los guerrilleros kurdos en Irak y Siria. En febrero los aviones al servicio de Erdogan atacaron objetivos milicianos kurdos entre los que se encuentran campos de entrenamiento, refugios y zonas de almacenamiento de municiones según informó el ministro de Defensa turco y así lo publicó Euronews el pasado 2 de febrero. “Solo se atacaron terroristas y objetivos pertenecientes a terroristas. Refugios, búnkeres, cuarteles y cuevas de los terroristas fueron derribados. Los terroristas han sentido una vez más el aliento de las Fuerzas Armadas turcas en sus cuellos”, declaró Hulusi Akar.
El Ejército iraquí condenó entonces el ataque perpetrado dentro de su espacio aéreo y lo calificó como una violación de su soberanía. Los aviones tenían como objetivo bombardear zonas de Derik, Sincar y Karacak y regresar a sus bases. Ni desde el Ejército ni desde el Gobierno se proporcionó información sobre el número de víctimas de los ataques.
Coordinador de América: José Antonio Sierra.
