La OMS ha vuelto a alertar sobre la grave situación en el país suramericano mientras Bolsorano se enfrenta a su mayor crisis política

Brasil en estado crítico por la pandemia

AFP/MAURO PIMENTEL - Soldados de las Fuerzas Armadas brasileñas desinfectan el balcón alrededor de la estatua del Cristo Redentor en el monte Corcovado antes de la apertura de la atracción turística el 15 de agosto, en Río de Janeiro, Brasil

La crisis del coronavirus no da tregua a Brasil. El país ya ha superado los 330.000 fallecidos y la OMS advierte sobre la gravedad de la situación. La mayoría de unidades de cuidados intensivos están a más del 90% de capacidad. Según la organización internacional, más de 6000 personas infectadas están esperando una cama en las UCIS. Ante esta situación crítica, países como Bolivia han cerrado sus fronteras con Brasil.

Pese a avanzar en el proceso de vacunación con 23,8 millones de dosis administradas, el presidente del Senado brasileño, Rodrigo Pacheco, ha pedido a la ONU anticipar la entrega de vacunas. “La situación que enfrentamos es dramática. Datos confirmados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) atestiguan que Brasil se ha convertido en el epicentro mundial de la pandemia, con más de 12 millones de casos confirmados y 300.000 muertes, y una aceleración preocupante de la curva de contagio”, ha lamentado Pacheco en la petición aprobada anteriormente por el Senado. Brasil es el país más afectado por la pandemia después de Estados Unidos. En algunas ciudades como Sao Paulo, se han vaciado tumbas antiguas para crear espacio al creciente número de fallecidos. La ciudad brasileña ha registrado un récord de entierros diarios, según Reuters. La agencia de noticias también ha informado de los planes de las autoridades de usar las instalaciones veterinarias para aumentar la producción de la vacuna del coronavirus. Los dos principales institutos de salud pública de Brasil ya fabrican vacunas, aunque no es suficiente para paliar los efectos de la crisis sanitaria. Desde la ONU han asegurado que “no basta con las vacunas”, debido a la transmisión tan alta que hay en el país “se deben mantener las medidas y seguir vigilantes sobre todo en centros urbanos”.

FUENTE/FIOCRUZ/BBC - Grafico de la ocupación de camas de cuidados intesivos en Brasil

Aparte de la crisis sanitaria, el país sudamericano hace frente a una crisis política y social causada por la pésima gestión de la pandemia. El presidente Jair Bolsonaro no se ha tomado en serio la gravedad del virus, no ha respetado las medidas sanitarias impuestas desde organizaciones internacionales como mantener la distancia social o usar mascarilla. “Bolsonaro aún no ha entendido la gravedad de la crisis provocada por la COVID-19”, asegura Luis Henrique Mandetta. Mandetta fue ministro de Sanidad en el Gobierno de Bolsonaro hasta 2020, cuando fue destituido por discrepancias con el presidente brasileño. Sin embargo, el exministro no ha sido el único que ha abandonado el Gobierno. El general Fernando Acevedo, exministro de Defensa, también fue cesado de su cargo por el presidente. Posteriormente, el jefe de la Aviación, de la Marina y del Ejército de Tierra dimitieron en protesta por la destitución de Acevedo. Ernesto Araujo, que fue ministro de Relaciones Exteriores, dimitió después de que el Congreso lo criticase por su mala relación con China. Araujo tuvo roces con el embajador chino en Brasilia por unos comentarios en los que cuestionaba la eficacia de las vacunas elaboradas en China. 

La población también ha mostrado su malestar por la gestión de la pandemia y el colapso sanitario. Asociaciones estudiantiles han organizado varias manifestaciones en ciudades como Brasilia, Porto Alegre o Belo Horizonte. Bajo el lema “vida, pan, vacunas y educación”, cientos de personas han protestado contra el Gobierno de Jair Bolsonaro. 

Coordinador América Latina: José Antonio Sierra.

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