Ambos países sudamericanos estarían bien posicionados dentro de la región, frente a la propuesta de los Estados Unidos para liberar las patentes contra la COVID-19

Brasil y Argentina en condiciones favorables ante la posible liberación de las patentes

photo_camera REUTERS/AGUSTIN MARCARIAN - Un cargamento de dosis de la vacuna rusa Sputnik V (Gam-COVID-Vac) contra la enfermedad del coronavirus (COVID-19) en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, en Buenos Aires, Argentina 28 de enero de 2021

La Administración de Joe Biden cambió de opinión luego de la presión de varios Estados para que las compañías americanas liberaran las patentes, por eso el presidente de los Estados Unidos apoyará dentro de la Organización Mundial del Comercio (OMC) la suspensión temporal de las patentes de las vacunas contra la COVID-19. Los países quieren la liberación de dichas patentes para no tener que depender de los acuerdos regionales de distribución de las vacunas y empezar a producir sus propias vacunas para inmunizar lo antes posible a sus poblaciones. La patente permite a los productores de vacunas, un derecho exclusivo de uso y de comercializar el producto, básicamente es una licencia. Si dichas patentes se liberan, esta exclusividad dejaría de existir y serán de dominio público, así evitar lo que llaman varios expertos la “burocracia farmacéutica“, que es un acuerdo entre productores, farmacéuticas y Estados. Tampoco se debe pensar que la liberación representa una inmunización libre, no, hay que cumplir con ciertas condiciones primero. 

Vacuna contra la enfermedad del coronavirus Sputnik V (COVID-19) REUTERS/DADO RUVIC

Argentina es un país que en el corto plazo le costaría convertirse en productora para este año, pero sí para los próximos años cuando se siga necesitando cubrir esa demanda global, contra la COVID-19. Brasil lleva produciendo distintas vacunas durante 30 años, y acordó con Rusia que, con la llegada de la patente de Sputnik V, el gigante sudamericano se convertiría en productor, cosa que no termina de conseguir. La liberación de las patentes no significa la transferencia de toda la tecnología de un país para el otro, pero sí lo esencial, y que tampoco significa cada país pueda producir su propia dosis contra el coronavirus en poco tiempo. 

Una mujer recibe una dosis de la vacuna Sputnik V (Gam-COVID-Vac) contra la enfermedad del coronavirus (COVID-19) en el Parque Tecnópolis, en Buenos Aires REUTERS/AGUSTIN MARCARIAN

El diario argentino El Clarín entrevistó a Daniela Hozbor, coordinadora de la Subcomisión de Vacunología de la Asociación Argentina de Microbiología e investigadora principal del Conicet, dando más detalles sobre la posible liberación de las patentes. Hozbor explica que dicha liberación no resuelve el problema de la escasez, ya que este es un procedimiento complejo: “No es que vos decís 'la vacuna tiene tantas partículas virales' y ya está, tienes la vacuna. O decís 'tiene tal cantidad de material genético', y la tienes. No. Hay un procedimiento, un saber y unos controles que requieren que un país no sólo tenga la fábrica de vacunas sino el conocimiento formado en esas tecnologías de vacunas". Dentro de la diversidad de vacunas contra la COVID-19, existen varias plataformas, que son tradiciones por ejemplo la del “virus inactivados“, que se refieren a las técnicas conocidas antes de la pandemia, si se liberan las patentes de lo tradicional, en este caso se tendría una mejor aplicación en la fabricación de estos países. 

Atalayar_COVID Argentina Brasil

En el caso de Argentina, si las patentes se liberan si se convirtiese en un Estado fabricante, con el tiempo, ya que no tiene una buena cadena de producción que competa solo a una vacuna,  recordemos que Argentina produce la de la fiebre hemorrágica, la vacuna doble bacteriana, y la de BGC. "Con la COVID, esta cuestión de tener toda la cadena productiva, de principio a fin, en el país, es una decisión política. Es lo que se quiere conseguir y, de hecho, ya tenemos la producción del principio activo (de AstraZeneca) en mAbxience. También con el acuerdo para que se produzca Sputnik V (por el momento, sólo comenzó con que se reciba el principio activo, se formule y fraccione). Y también ahora con Sinopharm y Sinergium“, dijo Hozbor. 

De esta manera, si realmente Argentina se quiere convertir en un país productor, lo antes posible, debe de instalar en el país la cadena de producción completa de esta dosis, y para las vacunas más complejas como es el caso de la del coronavirus se debe transferir la tecnología para Argentina. 

Coordinador América Latina: José Antonio Sierra
 

Más en Sociedad