Macedonia del Norte quiere entrar en la UE, y para ello depende del visto bueno de Bulgaria

Bulgaria y Macedonia del Norte, los Montesco y los Capuleto de los Balcanes

AFP PHOTO / OFICINA DE PRENSA DEL GOBIERNO BÚLGARO - Esta imagen publicada por la Oficina de Prensa del Gobierno búlgaro el 10 de noviembre de 2020 muestra al primer ministro búlgaro, Boyko Borissov (D), y al primer ministro de Macedonia del Norte, Zoran Zaev, posando para una foto antes de la Cumbre de Sofía en Bulgaria

No es Verona, aunque Macedonia parece el escenario donde “dos familias rivales de igual nobleza se enfrentan por sus odios mutuos”. Y el que Bulgaria haya vetado la entrada de Macedonia del Norte en la Unión Europea supone la muerte de Teobaldo en una serie de tensiones que se alargan desde la independencia del antiguo país yugoslavo. Mientras, la Unión Europea observa impasible, cual príncipe, los enfrentamientos entre ambas partes.

Las formas de enfrentarse de estas ‘dos familias rivales’ han cambiado desde los tiempos de Shakespeare. Las redes sociales y el Parlamento Europeo han sustituido a las fustas, los caballos y las espadas. Otro meme, ya es el quinto que envía Svetoslav (nombre ficticio a petición de la fuente), joven búlgaro que intenta explicar que la historia de Macedonia del Norte tiene sus orígenes en Bulgaria. No es esto lo que afirma el pequeño país balcánico. Este asegura que la lengua macedonia es un idioma distinto al búlgaro, así como fue reconocido por Naciones Unidas en 1977.

Este debate entre ambos países está presente desde los inicios de la disolución de Yugoslavia en 1991. Y es que, según el país más joven, tanto su idioma como su historia son propias, aunque admite que la lengua “tiene raíces búlgaras”. Bulgaria no está de acuerdo, y defiende que esta “es un dialecto del búlgaro" y que la historia de ambos países fue común hasta bien entrado el siglo XX.

“Es el mismo idioma e incluso sus referentes nacionales o héroes históricos son búlgaros, aunque ellos digan lo contrario”, asegura Svetoslav. La opinión de este joven no es algo aislado; “Macedonia no existe” es una frase que se puede escuchar en cualquier país de los Balcanes. Así lo exclamó Xhorxhina, joven albanesa en una cena en Pristina (Kosovo), y de la que se hicieron el eco el resto de sus acompañantes alrededor de la mesa.

Atalayar_Macedonia Bulgaria Borissov Zoran Zaev

Las redes sociales son testigos de estas tensiones, “durante todo el carnaval hubo provocaciones anti-búlgaras organizadas por dos grupos que terminaron con la quema de al menos dos banderas búlgaras frente a cientos de personas” publicaba Angel Chavdarov Dzhambazki, miembro del Parlamento Europeo por el partido nacionalista búlgaro IMRO (Movimiento Nacional Búlgaro), en su perfil de Facebook junto con un vídeo en el que se reproducían estos actos. “¿Cuántos ejemplos más deben verse para dejar claro que Macedonia no puede tener un lugar en la UE ni en el mundo civilizado?”, sentenciaba en la misma entrada. En otros grupos de la misma red social, la broma relativa a estas trifulcas es diaria “mientras no digas que eres búlgaro todo irá bien” bromeaba un español en un grupo de ‘Españoles en Bulgaria’ cuando otro usuario preguntó si había algún problema para pasar la frontera terrestre entre ambos países.

Y es que, en dicha frontera, la tensión es obvia. En un lado, en el momento de salir de Bulgaria, “y ¿para qué quieres ir a Macedonia? Allí no hay nada”, “¿de verdad tienes amigos macedonios?”, son las despedidas habituales antes de dejar pasar. Unos diez metros más adelante, antes de que te permitan entrar en el antiguo país yugoslavo, “¿y por qué estás viviendo en Bulgaria?”, exclaman entre risas los policías fronterizos, con un tono que se sitúa entre la sorpresa y la ridiculez. Las primeras veces puede resultar divertido puesto que el turista no suele saber lo que esconden esos comentarios. No obstante, tras meses en los que se habla de ello continuamente, se puede apreciar como este asunto ha calado en ambas comunidades. Bojidar Kolov, investigador en la Universidad de Oslo, lo llama ‘Ego búlgaro y mecanismos de defensa’ en un análisis donde relaciona esta actitud nacionalista búlgara con la Teoría psicoanalítica freudiana, “la espantosa situación económica en Bulgaria y las luchas internas de un país con problemas de identidad se están resolviendo, dirigiendo el descontento hacia afuera”. Según el investigador, “estos mecanismos de defensa empleados para proteger el ego búlgaro dejan ver claramente que todo el tema del veto de Sofía tiene poco que ver con las reformas en Macedonia del Norte. Ese veto es, de hecho, una cuestión de inseguridad ontológica búlgara”.

Atalayar_Manifestacion Macedonia

Este tipo de cuestiones se dan en todas partes y en todo momento. A lo largo de la historia, en decenas de países, por cientos de motivos. Las pretensiones sobre territorios, fronteras, historia o identidades son parte de la Comunidad Internacional. Sin embargo, en lo referente a Macedonia del Norte y Bulgaria las cosas se están complicando, y las bromas de sobremesa o el meme en Twitter suponen, tan solo, la parte baja de un iceberg que vio la superficie el pasado diciembre con el veto de Bulgaria para la entrada de Macedonia del Norte en la Unión Europea. Algo que afectó, a su vez, a Albania, puesto que las negociaciones discutían la entrada de ambos países.

“Dicen que Macedonia es Bulgaria y que el macedonio es un dialecto del búlgaro porque comparten ciertas palabras y sonidos, aunque lo cierto es que se sigue necesitando un traductor porque no es el mismo idioma. Lo más cercano al macedonio sería una versión serbio-croata”, explica Emil desde Skopje, quién además tiene claro que “las tensiones aquí vienen porque Bulgaria quiere una parte de Macedonia y seguridad de fronteras, mientras Macedonia quiere formar parte de la Unión Europea”.

Hoy en día Macedonia del Norte es miembro de la OTAN y del Consejo de Europa, aunque tuvo que solventar algo similar con Grecia en 2018, cuando el país heleno afirmaba que “el uso del nombre Macedonia implicaba reclamos territoriales sobre la provincia griega con el mismo nombre y se apropiaba de la historia y el patrimonio helenístico”. Debido a esto Macedonia se vio forzada a cambiar su nombre a Macedonia del Norte, como es conocido hoy en día. “Macedonia aceptó [cambiar su nombre] por el miedo a perder ese territorio”, asegura Emil.

Atalayar_Ekaterina Zaharieva

La historia de Macedonia es compleja, “después de que los Balcanes fuesen conquistados por el Imperio Otomano, los países vecinos (Albania, Serbia, Bulgaria y Grecia) se hicieron con el control del que una vez fue Macedonia […] La parte más pequeña del país, la cual seguía siendo Macedonia, se unió a Yugoslavia, y cuando esta se disolvió los países vecinos quisieron volver a dividir Macedonia entre ellos”, narra Emil. Al contrario de lo que afirma Svetoslav, pues para él “Macedonia quiere cambiar la historia. Previo a la creación de Yugoslavia, Macedonia era parte de Bulgaria” poniendo como ejemplo a Goce Delcev quien ambos países consideran su héroe nacional. “La historia de Macedonia es la misma que la nuestra”, asegura el búlgaro.

Macedonia del Norte quiere entrar en la UE desde 2004, pero esta no estuvo dispuesta a iniciar las negociaciones hasta marzo del pasado año. “Ahora, la pregunta es cuánto van a decir [los políticos de Macedonia] que es búlgaro para tener a Bulgaria contenta y que permita que Macedonia entre la Unión Europea”, señala Emil. “Macedonia es un país pobre por ello la Unión Europea es muy importante. Bulgaria lo sabe y es por eso por lo que está forzando a Macedonia a reescribir su propia historia”, concluye el macedonio.

“Quieren reescribir la historia” es el “ellos atacaron primero” de estos nuevos Montesco y Capuleto. Ahora, queda por ver si ambas familias consiguen solventar estos problemas o si “serán castigadas por su odio” y la UE, “ignorando sus discordias, perderá dos parientes”.

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