UNICEF subraya el aumento de la vulnerabilidad y violencia contra los niños afganos en 2019

Cada día nueve niños son asesinados o mutilados en Afganistán

AP/ALTAF QADRI - Afganistán es uno de los países más pobres del mundo, donde los niños y niñas están sometidos diariamente a la pobreza extrema y la violencia

Nueve niños son asesinados o mutilados cada día en Afganistán, según ha señalado el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, por sus siglas en inglés) en un nuevo informe que ha analizado sobre los niños el impacto de los conflictos armados que ha vivido el país asiático en los últimos años. La organización de Naciones Unidas además ha indicado que en los nueve primeros meses de 2019, las muertes y mutilaciones infantiles han aumentado un 11 por ciento respecto al mismo periodo del año pasado. 

“Incluso para los sombríos estándares de Afganistán, 2019 ha sido particularmente mortal para los niños. Ellos, sus familias y comunidades sufren las terribles consecuencias del conflicto todos los días. Esos mismos niños están desesperados por crecer, ir a la escuela, aprender habilidades y construir un futuro propio”, afirma Heniretta Fore, directora ejecutiva de UNICEF. “Podemos y debemos hacer mucho más para reforzar su extraordinario coraje y resistencia”, ha añadido. 

Un niño afgano internamente desplazado busca plástico y otros artículos que pueden ser usados como reemplazo de la leña, en un vertedero de basura en Kabul.

El conflicto armado en Afganistán ha sido especialmente mortífero en 2019, entre los meses de julio y septiembre se han registrado los datos más alto de victimas civiles mortales en un solo trimestre que no se registraban desde el 2009, fecha en la que Naciones Unidas comenzó a documentar estas cifras. Sin embargo, para los niños 2018 ha resultado ser un año más letal, 927 niños perdieron la vida durante el desarrollo de la contienda y 2.135 resultaron heridos, según datos de 2018 recogidos por la Misión de Asistencia de Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA, por sus siglas en inglés). 

El informe de UNICEF subraya la actividad de bombas suicidas y explosivos improvisados como un factor importante detrás de las bajas. En 2019 estos métodos causaron el 42 por ciento de las muertes y lesiones de civiles. Solo en el mes de agosto un suicida atacó una boda en una sala en Kabul que se cobró la vida de 15 niños y 76 adultos. Del mismo modo las minas sin explotar y otros desechos de explosivos de guerra representan un riesgo especial para los niños.  Fue de esta forma que un incidente en la provincia de Laghman en abril de 2019 mató a siete niños y mutiló a ocho. UNICEF también ha mostrado su preocupación respecto al reclutamiento de niños por parte de los grupos armados y la manifiesta violencia sexual contra niños y niñas. 

Este el caso de Rahimullah, un adolescente de 15 años que se encontraba huyendo de una batalla en Helmand, su pueblo, cuando ocurrió la explosión. “Estaba caminando por delante de mi hermano, de repente pisé una mina terrestre y fui arrojado a un arroyo cercano”, recuerda el joven: “Cuando abrí los ojos, vi que mis dos piernas habían sido cortadas”. Rahimullah fue socorrido por un extraño que lo llevó a un lugar seguro. Después del fatídico episodio tanto Rahimullah como su hermano sufrieron la muerte de sus padres y hoy viven en un orfanato de la ciudad de Kandahar. “Me encanta estudiar”, afirma el adolescente. “Cuando sea grande quiero ayudar a otras personas con discapacidad. Siento que entiendo que han pasado por lo mismo que yo”, añade. 

Afganistán

El informe de UNICEF también apunta a otros factores más allá de los propiamente causados por la violencia armada que colocan a los niños afganos en una situación vulnerable y socava sus perspectivas de futuro. Se estima que el 55 por ciento de los afganos viven por debajo del umbral de la pobreza, en comparación con el 34 por ciento que se registró en 2007 y 2008. Del mismo modo los jóvenes se ven afectados en vistas a integrar el mercado laboral; según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) el 42 por ciento de los jóvenes afganos no se encontraban estudiando ni trabajando en 2017. Por otra parte, solo en los primeros nueve meses 2019, 217.000 personas tuvieron que desplazarse de sus localidades. 

La situación de vulnerabilidad en Afganistán se ceba especialmente con las niñas. Las menores enfrentan a riesgos particulares como asesinatos por honor, abuso doméstico y violencia sexual. UNICEF ha alertado en este informe sobre la práctica tradicional ‘baad’, en la que una niña es entregada a una familia en reembolso de una deuda. Del mismo modo, el matrimonio infantil sigue siendo una práctica generalizada que busca reducir la carga económica de las familias numerosas. En 2018, el 42 por ciento de los hogares informaron al menos haber realizado un casamiento con una menor. 

Es por esto por lo que la organización de Naciones Unidas ha centrado sus esfuerzos en trabajar con las autoridades y las comunidades locales en materia de saneamiento, centros de salud o educación. “Los jóvenes afganos necesitan saber que sus perspectivas de futuro se extienden más allá de unirse a un grupo armado o escapar del país para probar suerte en el extranjero”, ha afirmado a UN News el representante de UNICEF en Afganistán, Aboubacar Kampo. “Con el apoyo adecuado, pueden comenzar a liberarse del ciclo de violencia y subdesarrollo y crear un futuro mejor para ellos y Afganistán”. 

Afganistán
La vulnerabilidad global de los niños 

UNICEF también ha remarcado que en este momento en el que se ha registrado la cifra más alta de enfrentamiento entre los Estados desde que se aprobó la Convención sobre los Derechos del Niño en 1989, la situación de vulnerabilidad de los niños en el mundo todavía se enfrenta a grandes problemáticas. Durante los últimos diez años los niños expuestos a situaciones de conflicto sufrieron 170.000 violaciones graves, lo que supone 45 violaciones graves cada día durante la última década. 

Afganistán

Solo en la primera mitad de 2019 las Naciones Unidas verificaron más de 10.000 violaciones contra menores en las que se incluyen asesinatos, mutilaciones, violencia sexual, secuestros, reclutamiento armado o ataques a escuelas y hospitales. Estas cifras suponen un incremento de más de dos veces y medio que las registradas en 2010. Del mismo modo en 2018, 12.000 niños fueron asesinados o mutilados la mayoría de ellos de manos de ataques aéreos y armas explosivas. 

“Los ataques contra los niños continúan sin cesar, ya que las partes en conflicto incumplen una de las reglas más básicas de la guerra: la protección de los niños. Por cada acto de violencia contra los niños y niñas que genera titulares y gritos de indignación, hay muchos más que no se denuncian”, ha señalado Fore. 

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