La junta militar de Mahamat Déby negocia con el principal grupo rebelde tras ver rechazado el borrador de transición por 18 organizaciones opositoras

Chad: un preacuerdo de paz incompleto

photo_camera PHOTO/@TamimBinHamad - El líder de la junta militar de Chad, Mahamat Déby, recibe junto al emir de Qatar, Tamim Bin Hamad Al-Thani, a los miembros de los grupos opositores chadianos

La junta militar de Chad firmó a principios de esta semana en Doha un principio de acuerdo de transición con más de 40 grupos rebeldes. El Consejo Nacional de Transición (CNT), comandado por el teniente general Mahamat ‘Kaka’ Déby, vástago del longevo presidente Idriss Déby, se anotó así una tímida victoria política cinco meses después de iniciar el diálogo con el frente opositor, contrario a la consolidación en el poder de la nueva autoridad castrense. Gracias a la mediación de Qatar, Yamena certificó el respaldo de una miríada de grupos insurgentes con reivindicaciones dispares, pero el preacuerdo transicional está incompleto. 

Hasta 18 milicias implicadas en las negociaciones de paz rechazaron de plano los términos concretados en Doha. La más importante de ellas es el Frente para el Cambio y la Concordia (FACT, por sus siglas en francés), el grupo político-militar más grande del país que se vio envuelto hace un año en la muerte del mariscal Idriss Déby, quien gobernó Chad con mano de hierro durante más de tres décadas hasta ser abatido en la línea del frente. Una versión puesta en tela de juicio, pero sólida a ojos del analista de Oxford Analytica Nathaniel Powell, autor de France's Wars in Chad (Cambridge University Press, 2020). 

“Creo que las pruebas [que respaldan la versión oficial de la muerte de Déby] son bastante claras. Las teorías alternativas que sugieren que murió durante las delicadas negociaciones o como resultado de algún tipo de ajuste de cuentas carecen de base”, señala a Atalayar. Los únicos interrogantes del fallecimiento del expresidente chadiano a la edad de 68 años están relacionados con el día real de su muerte y la forma en que perdió la vida en el campo de batalla, “pero ninguno contradice la historia oficial”. El propio FACT también reconoce los hechos.

Idriss Déby

Desde finales de abril de 2021, una junta militar maneja los hilos en Yamena, siguiendo los pasos de otros actores regionales como Sudán o Mali. En el caso de Chad, fue el hijo más reconocido de Déby, Mahamat, quien tomó los mandos mediante un semigolpe de Estado “que anuló las disposiciones constitucionales que exigían que el presidente de la Asamblea Nacional asumiera el poder mientras se organizaban nuevas elecciones”, explica el analista de Oxford Analytica. En cambio, los uniformados instalaron a ‘Kaka’ en el poder y le rodearon de una quincena de generales, la guardia pretoriana de su padre. Se prolongaba así el statu quo

Mahamat Déby anunció entonces el inicio de una transición de 18 meses para recuperar la normalidad constitucional y convocar elecciones, y a tal efecto se creó el denominado Diálogo Nacional Inclusivo. La vía de contacto entre la autoridad militar y los grupos insurgentes, que debía ayudar a establecer los cimientos del proceso transicional, se ha pospuesto en numerosas ocasiones y apenas ha registrado avances significativos. “Muchos grupos de la oposición y de la sociedad civil acusan a las autoridades militares de dominar el proceso y se niegan a participar si no se asignan escaños de forma más equitativa y no se modifica el sentido del diálogo para reflejar la diversidad política del país”, indica Powell. 

Las partes volaron en marzo por primera vez hasta Doha para desbloquear el proceso. Allí fueron recibidas por las autoridades cataríes, interesadas en la mediación en conflictos por cuestiones de soft power. El martes, tras cinco meses de negociaciones, los participantes anticiparon un acuerdo, aunque el analista galés señala que “el «prediálogo» de Doha se consideró en general un paso preliminar necesario antes de que se produjera cualquier diálogo nacional más amplio”. “La razón por la que se encuentran en Doha es porque no pueden negociar en territorio chadiano –ningún líder rebelde se arriesgaría a ello– y, además, tanto los funcionarios del Gobierno chadiano como varios líderes rebeldes tienen conexiones con Qatar”, explica. 

Para Powell, sin embargo, no es un acuerdo de paz “se llame como se llame”, porque no se han abordado las principales reivindicaciones políticas: “En el mejor de los casos se trata de un alto el fuego y, en el peor, de una simple cooptación y compra de una serie de figuras de la oposición y de los rebeldes”. “La mayoría de los grupos «rebeldes» representados en Doha no tiene prácticamente ningún peso militar sobre el terreno”, remata el experto. El próximo 20 de agosto está previsto que dé comienzo el Diálogo Nacional Inclusivo, esta vez en Yamena, con el objetivo de seguir avanzando. 

Negativa del FACT 

“El Gobierno no respondió nuestras principales demandas, como la de otorgar una representación equitativa a los grupos de la oposición en el comité del diálogo nacional, liberar de inmediato a los presos una vez firmado el acuerdo o impedir al líder de la junta militar [Mahamat ‘Kaka’ Déby] presentarse a las elecciones después de la transición”, relatan a Atalayar fuentes del Frente para el Cambio y la Concordia (FACT) para justificar su negativa al borrador de Doha. Sin embargo, las negociaciones entre el FACT y la junta militar “están en curso” a pesar de que sus representantes no han contado con garantías mínimas de seguridad para poder acudir a la cita en suelo catarí. El líder y fundador de la milicia, Mahamat Mahdi Ali, ni siquiera estuvo presente en Doha a pesar de la invitación expresa de las autoridades locales.

FACT

“Los líderes del FACT tienen más razones para preocuparse por su seguridad personal, independientemente de las garantías, debido a la muerte de Déby y la amenaza que ha supuesto el movimiento. Además, sus demandas parecen ser más explícitamente políticas en lo que respecta a la reducción del papel de la junta en el proceso de diálogo nacional. También quieren que se libere a los presos”, subraya Powell. El grupo rebelde, en activo desde 2016 tras una escisión en el seno de la Unión de Fuerzas para la Democracia y el Desarrollo (UFDD) y conformado por oficiales díscolos del régimen, ha sido la principal baza desestabilizadora de Yamena. 

Radicada en las montañas del Tibesti de Libia, la milicia que ambiciona tumbar a la dinastía Déby cruzó la árida frontera el 11 de abril de 2021 para lanzar una ofensiva sobre la capital, cuando el expresidente buscaba su sexta reelección presidencial, que consiguió sin resistencia con un 80% de los votos. Fue entonces cuando le abatieron. Meses después, al FACT le guían los mismos intereses, pero asegura que su intención es llevar “la libertad, la justicia y la igualdad” a Chad, “instaurar una democracia real, no la actual, mediante elecciones libres y transparentes durante un periodo de transición”. 

Fuentes del FACT trasladan a Atalayar que la milicia no cuenta con aliados en la comunidad internacional en tanto que movimiento armado, pero la sombra de Rusia se extiende sobre la organización, que ha sido vinculada con el Kremlin a través de los movimientos del grupo Wagner. La compañía militar privada, dirigida por el oligarca Yevgeny Prigozhin, conocido como el chef de Putin, sigue operando en la vecina Libia y habría echado mano de combatientes del grupo rebelde para su causa. El FACT también está en contra de la influencia de Francia en Chad, a la que acusa de sostener al régimen de Déby. Las distancias son amplias. 

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