Colapso durante la distribución de productos básicos en Turquía
“Hemos decidido comprar las patatas y las cebollas que quedan almacenadas y distribuirlas entre las personas necesitadas”. Con estas palabras anunció el presidente turco, Recep Tayipp Erdogan, el pasado martes la distribución de hortalizas para las familias en situación de pobreza de Turquía. A cada ciudadano en situación de precariedad le corresponde 10 kg de cebollas y 20 kg de patatas, según fuentes gubernamentales.
Las autoridades han iniciado esta semana el proceso de distribución de unas 1.200.000 toneladas de patatas y 300.000 toneladas de cebollas por los pueblos y ciudades de Turquía que atraviesan las mayores dificultades económicas. Erdogan pretende con esta medida respaldar a los productores agrícolas en mitad de la acuciante crisis, sin embargo, estos se han visto obligados a vender sus productos sobrantes a precio de coste, apenas sin margen de beneficio.
A lo largo del reparto han trascendido una serie de imágenes que reflejan a la perfección la delicada situación de escasez que vive Turquía. Una multitud ha colapsado este lunes el vehículo de entrega de los productos básicos en Diyarbakır, una ciudad situada al suroeste del país y de mayoría kurda. Los residentes del distrito de Bağlar, uno de los barrios de la ciudad, rodearon en masa el camión del reparto entre el bullicio para solicitar los alimentos.
Aunque la escena más cruda se produjo este fin de semana en el distrito de Eyyübiye, dentro de la provincia de Sanliurfa. La desesperación de los ciudadanos turcos se materializó en forma de estampida alrededor del vehículo de reparto en mitad del caos para conseguir los alimentos del Gobierno. Además, las autoridades no establecieron ninguna medida contra la COVID-19 durante el proceso de distribución, por lo que hemos podido ver a decenas de personas concentradas sin separación.
“Las imágenes del reparto de patatas en Eyyübiye son el resumen de la situación en la que se encuentra el pueblo”, declaró el diputado del principal partido de la oposición, el Partido Popular Republicano (CHP), Tuncay Özkan. No obstante, el Gobierno ha tratado de marcar distancias con los sucesos. La Oficina del Gobernador de Diyarbakır emitió este lunes un comunicado en el que matizaba que la entrega de los alimentos no se estaba llevando a cabo en la calle, sino en los hogares.
El Ministerio de Agricultura, encargado de desplegar la campaña de distribución de alimentos, trató de justificar a través de las oficinas locales las devastadoras imágenes. El organismo adujo que “entre cuatro y cinco personas” increparon al vehículo de reparto y retiraron bolsas de patatas, y que la intención de los funcionarios era distribuirlas vivienda por vivienda. Además, el presidente Erdogan ha añadido que a lo largo del mes de Ramadán se distribuirán más alimentos.
La economía turca encara la amenaza de la inflación un mes después del cese de Naci Agbal, el exgobernador del Banco Central de Turquía y exministro de Finanzas, por parte de Erdogan. Su sucesor, Sahap Kavcioglu, ha prometido que no habrá cambios significativos en las políticas económicas del organismo, pese a sus duras críticas contra su predecesor.
El Banco Central de Turquía manifestó tras la llegada de Kavcioglu que los tipos se mantendrían por encima de la inflación hasta que esté claro que la presión sobre los precios disminuye. Erdogan ha pedido en contadas ocasiones un estímulo monetario para ayudar a la recuperación económica, y ha despedido a tres directores de banco en dos años, unas decisiones que han erosionado la credibilidad de la institución.
Erdogan destituyó a Agbal en parte porque se sentía incómodo con la investigación del banco sobre unos 128.000 millones de dólares en ventas de divisas realizadas durante la etapa de su yerno, Berat Albayrak, en la cartera de Finanzas, según la agencia Reuters. La oposición turca, laminada por Erdogan, ha presionado al Gobierno a colación para que rinda cuentas del dinero que, según ellos, ha desaparecido de las reservas del Banco Central.
Inmersa en este contexto, Turquía afronta una tasa de desempleo superior al 14%, y entre los menores de 25 años esta asciende hasta el 26%. Las autoridades registraron durante el mes de febrero 250.000 nuevos desempleados, y la cifra total es ya de 4,23 millones. En febrero, además, los datos arrojaron una tasa de inflación anual del 15,61%.
