El TEDH condenó este martes a Turquía por la sanción impuesta al magistrado Omer Eminagaoglu

Condenan a Turquía por violar la libertad de expresión de un magistrado

photo_camera PHOTO/PRESIDENCIA DE TURCA via AP - El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, habla con los medios de comunicación

Turquía ha sido condenada por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) debido a las sanciones impuestas por el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan al magistrado Omer Eminagaoglu. Desde Europa consideran que no se debía haber sancionado ya que “estaba cumpliendo con su deber”. El que fuera miembro de la Fiscalía General del Tribunal de Casación sufrió una sanción disciplinaria en junio del año 2012 a raíz de unas declaraciones y críticas sobre disposiciones particulares del código penal y la política judicial de Turquía. El Consejo Superior de Jueces y Fiscales consideró que las declaraciones del magistrado suponían un “atentado contra la dignidad y el honor de la profesión”, y decidió trasladarle a 150 kilómetros de la capital del país, Ankara.

Los jueces de la Convención Europea de Derechos Humanos (CEDH) reconocen el “deber de reserva inherente a (la) función de magistrado”. No obstante, a pesar de ello, han considerado de forma unánime que “la investigación disciplinaria y la sanción” impuesta a Omer Eminagaoglu constituían una “injerencia en el derecho a la libertad de expresión del magistrado”. También han querido destacar que este había sido presidente de una asociación que actúa en defensa del estado de derecho y “los intereses de los miembros del órgano judicial”. En referencia a ello, la CEDH ha explicado que “cuando una ONG llama la atención de la sociedad sobre temas de interés público, ejerce un papel de guardián similar en importancia al de la prensa”.

Atalayar_Medios de comunicación

Desde la Convención de Derechos Humanos creen que las implicaciones políticas de los temas que fueron tratados no fueron suficientes para negar a un magistrado hablar en público sobre estos asuntos. Piensan que, más allá de los miembros que pueda haber en las distintas asociaciones, “corresponde a cada magistrado promover y preservar la independencia del poder judicial”. No obstante, aseguran que estas restricciones acerca de los comentarios de los magistrados sobre casos judiciales son “relevantes” e invitan a los magistrados a abstenerse de hacer comentarios al respecto.

Este no es el primero ni seguramente sea el último caso por el que se acusa – y en este caso concreto, condena – a Turquía por coartar la libertad de expresión de muchos de sus miembros, no sólo del cuerpo judicial, sino también de periodistas y civiles. De hecho, hace menos de un mes, Reporteros Sin Fronteras publicó un informe según el cual el 90% de los medios de comunicación de todo el país se encuentran bajo el estricto control del Gobierno de Erdogan. Más de 1.300 noticias fueron eliminadas debido a fallos emitidos por el tribunal turco.

Ya en su día, la sociedad turca mostró su indignación acerca de la censura que sufren los medios en su país, como señalaba el líder del Sindicato de Periodistas Turcos (TGS), Gökhan Dormus: “La prensa independiente se ha enfrentado a grandes desafíos y dificultades durante años, ya que el Consejo Supremo de Radio y Televisión (RTÜK) y la Autoridad de Publicidad en Prensa (BİK) los han responsabilizado y suspendido económicamente con el pretexto de organizar el trabajo de los medios”.

Atalayar_Universidad Estambul

Actualmente, hasta 67 periodistas y trabajadores de agencias de comunicación se encuentran detenidos por el Gobierno turco. Sin embargo, la postura del sindicato parece invariable y dicen no darse por vencidos en la lucha contra la censura: “Nuestro sindicato cree en la democracia como base de la libertad de prensa, y por eso las autoridades deben dejar de amenazar a los periodistas y controlar los medios a través de varias empresas”, añadía Dormus.

De nuevo, un escándalo sobre libertad de expresión salpica al Gobierno de Turquía, llegando esta vez a ser condenado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Ya desde hace 5 años, tras el intento de golpe de estado, el control por parte del gobierno se intensificó. En el transcurso de este último lustro, la censura no ha hecho otra cosa que aumentar de forma paulatina hasta alcanzar la situación en la que se encuentra el país actualmente. La polémica no deja de rodear al país presidido por Erdogan que cada vez se encuentra más cerca del punto de vista de la sociedad europea, que mira con lupa cada acción del Ejecutivo turco. 

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