COP25: Unos borradores que no dejan contento a nadie
La Cumbre del Clima de Madrid sigue dando de sí. A pesar de que, en teoría, el foro global celebrado en Madrid debería haber acabado este viernes, 13 de diciembre, continúan celebrándose conferencias y conversaciones paralelas. A lo largo de los últimos días, los que han mostrado la vertiente más política del encuentro, se ha puesto de manifiesto la división existente en la sociedad internacional con respecto a cómo abordar la emergencia climática que atraviesa el planeta.
Dos puntos concretos del Acuerdo de París han centrado el debate: por una parte, el modo de que los Estados emitan menos gases de efecto invernadero y, por otra, el célebre artículo 6, que versa sobre los derechos de compraventa de emisiones. Mientras que el bloque liderado por la Unión Europea demanda mayores compromisos y ambiciones para reducir la huella de carbono, países como China y Rusia, además de otros del sur global, reclaman más ayudas para que su crecimiento pueda adaptarse a un modelo sostenible.
En principio, antes de que comenzase la Cumbre, su objetivo más perentorio era, precisamente, alcanzar compromisos para revisar al alza los planes de recorte de emisiones pactados en París. Si se continúa al ritmo actual, no será posible alcanzar las metas fijadas en el tratado, que estipula que el calentamiento global no debe superar en dos grados los niveles preindustriales. Este sábado, tras varios días de negociaciones, la Presidencia de la COP25, detentada por la ministra de Medio Ambiente de Chile Carolina Schmidt, ha publicado unos borradores para tratar de acercar las posturas de los más reticentes y los más dispuestos.
Sin embargo, el texto pospone la mayor parte del trabajo para 2020. No se concretan medidas específicas para avanzar en materia de descarbonización de los mercados ni se revisan las restricciones de emisiones. Tampoco se aborda en profundidad la cuestión de las compensaciones económicas a los países con economías en desarrollo. En suma, los textos quedan a medio camino entre las peticiones de unos y otros Estados. El próximo año, la nueva edición de la Cumbre del Clima de Naciones Unidas (COP26) tendrá lugar en Glasgow (Reino Unido).
Sin embargo, quienes más han criticado los documentos propuestos son las ONG en defensa del medio ambiente, que han tenido una presencia bastante notable en el curso de toda la COP25. “Débil”, “decepcionante”, “flojo”, “inaceptable”… Son algunos de los calificativos con que los portavoces de algunas de las principales organizaciones ecologistas han definido el nivel de compromiso de los borradores.
"No he visto nunca una desconexión mayor como lo que estamos viendo en esta COP entre lo que la ciencia requiere y el mundo demanda y lo que los negociadores del clima están negociando en términos de impulsar acción climática", ha sentenciado el científico Alden Meyer, director de Estrategia de Union of Concerned Scientists [Unión de Científicos Preocupados]. “El mundo está en llamas y nuestra ventana de escape se está haciendo cada vez más difícil de alcanzar cuanto más nos alejamos de la acción”, ha rematado.
En unos términos similares se ha expresado Mohamed Adow, especialista en políticas climáticas de la organización Christian Aid. Adow ha afirmado que los borradores representan una involución clara: "Este documento nos hace retroceder a la situación previa al Acuerdo de París, sin compromisos serios frente a la crisis climática y los retos que se habían alcanzado".
En una rueda de prensa celebrada en la tarde del sábado, la organización ha defendido el trabajo realizado. La presidenta Schmidt ha asegurado que se está trabajando para acordar “una mayor ambición climática”, con, quizá, algunas modificaciones sobre los documentos publicados esta mañana. No obstante, en un tono de cierta resignación, ha lamentado que “si no hay consenso entre las partes, no hay consenso”.
