Xavier Driencourt, diplomático y exembajador francés en Argel, hace balance del mandato de Tebboune -denunciando la represión y censura- y advierte sobre las consecuencias que puede tener para París la actual situación política en el país norteafricano

Críticas en Francia por el acercamiento con Argelia

AFP/LUDOVIC MARIN - El presidente francés Emmanuel Macron y el presidente de Argelia Abdelmadjid Tebboune en una rueda de prensa conjunta en el palacio presidencial de Argel el 25 de agosto de 2022

“Argelia se derrumba, ¿arrastrará a Francia con ella?”. Así titulaba hace tan solo unos días su columna el diplomático y exembajador francés en Argel, Xavier Driencourt, en el célebre diario galo Le Figaro. A través de un análisis de los tres años del mandato del presidente argelino Abdelmadjid Tebboune, Driencourt desvela la realidad en el país magrebí y advierte sobre las represalias que puede tener en Francia su actual situación política.

En primer lugar, Driencourt subraya su “amistad con Argelia” y su “respeto por el pueblo argelino”. Por este motivo, cree necesario “recordar algunos datos sobre la realidad política y sus consecuencias”. El diplomático francés fue embajador en Argel en dos ocasiones, entre 2008 y 2012 y, posteriormente, entre 2017 y 2020.

Driencourt ha sido tajante: “Argelia se derrumba ante nuestros ojos y arrastra con ella a Francia”. El diplomático galo retrocede hasta las protestas de 2019, conocidas como el ‘Hirak’ argelino, que pusieron fin al mandato de Abdelaziz Bouteflika. La caída del “régimen corrupto” de Bouteflika -tal y como lo describe Driencourt- tras unas fuertes protestas vislumbraba un nuevo sistema democrático, progresista y estable.

Sin embargo, con la llegada al poder de Tebboune, esas esperanzas se desvanecieron. “El régimen ha mostrado su verdadero rostro”, escribe Driencourt. En este punto, el exembajador hace referencia al “brutal” sistema militar argelino -entrenado en los métodos de la antigua Unión Soviética-, a las dificultades del pueblo argelino y a la represión. Una represión que, tal y como destaca Driencourt, es “elaborada e implementada por un ejército que no cesa de glorificar los combates contra Francia, el ‘eterno enemigo’”.

argelia-tebboune
Represión y censura

De acuerdo con datos de Amnistía Internacional, en mayo del año pasado había 266 activistas y manifestantes recluidos en prisiones argelinas por haber participado en el movimiento Hirak, por haber denunciado la corrupción de las élites o por haber expresado solidaridad con las personas detenidas. Muchos de los activistas han sido acusados de “dañar” la seguridad, “menoscabar la unidad nacional”, “ofender” a las autoridades o difundir de noticias falsas y terrorismo.

Driencourt destaca que las cárceles del país están llenas de políticos, funcionarios y militares vinculados al régimen anterior y periodistas críticos con el Gobierno. “La COVID-19 ya había permitido que el Ejército comenzara la limpieza política; las circunstancias internacionales como la guerra de Ucrania le permitió ponerla definitivamente en marcha”, explica.

hirak-argelia

El diplomático recuerda la resistencia de la prensa argelina durante la sangrienta guerra civil que atravesó el país entre 1991 y 2002. Mientras, bajo el mandato de Bouteflika, la prensa nacional destacó por su “sarcasmo, críticas e ironía”. No obstante, actualmente está “amordazada”, con periodistas detenidos o privados de sus pasaportes y con medios de comunicación cerrados o bajo tutela.

Radio M y AlgériePart han sido los últimos en sufrir la dura censura del Gobierno. A finales de diciembre, la emisora de radio fue prohibida y su director, el periodista argelino Ihsane El Kadi, detenido. Por otro lado, AlgériePart fue acusado de recibir fondos del extranjero para difundir noticias falsas con el objetivo de “desestabilizar el país”. La obsesión del Ejecutivo de Tebboune con las supuestas amenazas que provienen del exterior le ha llevado también a disolver organizaciones caritativas como la católica Cáritas, acusada de recibir fondos extranjeros.

Driencourt considera que la clave de Argel es “hacer creer al mundo que Argelia quizá no es una democracia al estilo occidental, pero que avanza, según sus propios métodos, hacia un sistema autoritario y policial, pero sin llegar nunca a ser una dictadura”.

En 2024 Argelia y Francia protagonizarán una “nueva e inevitable crisis”

“Creemos conocer Argelia porque la hemos colonizado, pero Argelia nos conoce mucho más”, escribe el diplomático sobre las complicadas relaciones franco-argelinas. Respecto a los actuales lazos entre Argel y París, Driencourt prevé que 2023 será, tras los viajes oficiales del año pasado, “una época de euforia”. No obstante, también asegura que no deben “ilusionarse” demasiado en Francia, ya que, en 2024, en víspera de las elecciones presidenciales en Argelia, ambas naciones serás testigos de una “nueva e inevitable crisis”, ya que el discurso antifrancés “es la base de una campaña electoral exitosa”.

“Por comodidad u oportunismo, pero sobre todo por ceguera, en París cerramos los ojos a la realidad argelina”, continúa Driencourt. “Pretendemos creer que el poder argelino es legítimo si no democrático, que el discurso antifrancés es un mal necesario pero transitorio y que la democracia es un aprendizaje que lleva tiempo”, añade. Mientras el exembajador habla de “ceguera” -lo que considera un “error histórico”-, recuerda que los militares argelinos “no tienen reparos ni escrúpulos cuando se trata de Francia”.

argelia-francia

Otro aspecto que, tal y como expone Driencourt, impactará en Francia, serán las consecuencias de la situación política en el país árabe. “Argelia va mal, mucho peor de lo que piensan los analistas o los escasos periodistas autorizados”, afirma el diplomático. “45 millones de argelinos tienen una sola obsesión: irse y huir”, agrega.

Driencourt señala que son “innumerables” las personas que solicitan un visado con el único fin de realizar un viaje de ida y establecerse en Francia, donde recuerda que muchos argelinos tienen familia. Debido a esto, el exembajador considera que “pocas personas se quedarán en Argelia”, por lo que Francia tendrá que hacer frente a “una inmigración masiva, a un islamismo conquistador y a la guetización de los suburbios”.

“Francia se enfrenta a una doble paradoja: por un lado, la de la alianza, antes contra natura, entre un ejército antifrancés y unos islamistas que nos odian” concluye Driencourt, quien asegura que Argelia “ha ganado la lucha contra su antiguo colonizador”.

francia-argelia

Los medios de comunicación afines al Gobierno y miembros de este han condenado la columna de Driencourt. El diplomático y exembajador argelino en España, Abdelaziz Rahabi, indicó que los argelinos eran “los únicos autorizados” a hacer críticas sobre el país y tachó el discurso de Driencourt de “extrema derecha”.

Por su parte, Saleh Goujil, presidente de la Asamblea Nacional de Argelia, acusó al diplomático galo de difundir “calumnias y mentiras sobre la situación en el país” y pidió a los miembros del Parlamento a movilizarse para enfrentar lo calificó como “nuevo colonialismo”.

Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato