Cuba continúa levantándose contra el régimen castrista exigiendo democracia y libertad
El pueblo cubano continúa saliendo a la calle para pedir la democratización del sistema. La situación de escasez alimentaria, sanitaria y de recursos ha obligado a la población a tomar las calles demandando el fin del régimen castrista. Las manifestaciones masivas ya se han convertido en protestas históricas, las más importantes desde la década de los años 90 cuando los apagones eléctricos y la escasez de recursos obligaron a los cubanos a manifestarse en lo que se conoce como las jornadas del “Maleconazo”.
Del mismo modo que hizo Castro, el presidente Miguel Díaz-Canel ha apelado a la población cubana desde San Antonio de los Baños a que sus seguidores se “enfrentaran” a las “contrarrevoluciones”. Tras las protestas se ha extendido un fuerte despliegue policial en las calles; por el momento, se desconoce si en esta nueva jornada hay manifestaciones verificables. Mientras tanto, los cubanos siguen buscando a sus familiares detenidos y tratan de informar al resto del mundo lo que está ocurriendo en su país, sorteando el bloqueo informativo y de redes sociales.
Sin embargo, en su último comunicado, Díaz-Canel ha adoptado un tono más reconciliador tras afirmar que “debemos sacar enseñanzas de estos discursos”, mientras permitía la entrada de las importaciones de algunos productos de primera necesidad a partir de la próxima semana. El primer ministro cubano, Manuel Marrero, ha anunciado que se permitirá “la entrada de artículos sin pagos de tasas aduaneras” en las importaciones privadas de alimentos y medicinas en un intento de apaciguar la situación. De acuerdo con Marrero, “este Gobierno está vivo” y “está buscando soluciones para el pueblo”.
En la misma línea, desde el Ministerio de Economía se ponía fin a las limitaciones a la subida de salarios en las empresas del Estado. Por otro lado, internet sigue sin funcionar y las fuerzas de seguridad siguen sorteando las calles.
Estos últimos movimientos demuestran que la gente en la calle ha extendido la esperanza entre la población de que el régimen llegue a su fin a la vez que el miedo se ha adueñado de los gobernantes que ven peligrar su mantenimiento en el poder.
Cuba lleva viviendo una situación de pobreza de recursos desde el comienzo del régimen, pero ahora se ha acrecentado más debido a la pandemia de la COVID-19. La pandemia ha evidenciado la falta de recursos sanitarios y médicos y las colas de personas que esperan poder recibir algún tipo de tratamiento no dejan de crecer. Lo que se esperaba que fuera un cambio político que trajera aires nuevos inspirados por los sistemas comunistas europeos acabó transformándose en un sistema dictatorial, como también ocurrió en Europa. Fidel Castro tomó como bandera la insignia de la libertad en Sierra Maestra tres años antes de ser nombrado primer ministro de Cuba. En 1976, 17 años después de su nombramiento, Castro se convertía en el presidente de los Consejos de Estado y de ministros de la República de Cuba, olvidándose ya por entonces de su promesa de libertad.
En este contexto, Estados Unidos, en mitad de la Guerra Fría, no se podía permitir mantener en un país vecino la idea revolucionaria del comunismo. La doctrina Kennedy y su discurso “pagar cualquier precio, sobrellevar cualquier carga” vaticinaba su política de “necesidad de contener el comunismo a toda costa”. Primero vino la conquista de la bahía Cochinos en 1961, cuando un grupo de cubanos exiliados apoyados por Estados Unidos intentaron conquistar la playa para formar un gobierno provisional que consiguiera reemplazar a Fidel Castro y buscar el reconocimiento internacional. Sin embargo, la invasión fue un fracaso profundo que empoderó todavía más el carácter socialista de la Revolución Cubana y generó un enorme respaldo político a Castro. En este sentido, el intento de conquista fue socavado en menos de 72 horas bajo su propia dirección. El propio Che Guevara afirmó que el fracaso estadounidense había “fortalecido como nunca antes” el apoyo del pueblo cubano hacia el Gobierno.
Después vino el momento en el que el mundo se paró: la crisis de los misiles que estuvo a las puertas de hacer estallar una tercera guerra mundial. Tras el fracaso de Kennedy, el expresidente decidió implementar un plan de invasión más directo, “la operación mangosta”, rápidamente detectada por la Antigua Unión Soviética y notificada de forma inmediata a Cuba. Desde la antigua unión, el exlíder Nikita Jrushchov propuso a Cuba instalar misiles de medio alcance apuntando a Estados Unidos de manera preventiva, movimiento que generó que ambos países desplegaran todo su arsenal de forma provisoria.
Fue entonces cuando para finales de 1962 Jrushchov propuso a Castro que se sentará con Kennedy para ordenar el desmantelamiento de las bases soviéticas de misiles a cambio de que Estados Unidos asegurara no invadir el territorio cubano, negociación que Kennedy aceptó y que sigue vigente hasta el día de hoy.
Las cifras oficiales señalan que ha habido un muerto en las protestas en Cuba como consecuencia de la represión policial. Sin embargo, el apagón informativo que atraviesa el país bajo mandato de Miguel Díaz-Canel indica que las cifras tanto de los muertos como de los heridos pueden ser mucho más elevadas. Así lo afirman manifestantes cubanos que se encuentran fuera de Cuba, obligados a exiliarse debido a la imposibilidad de desarrollar una vida en libertad en su país.
Desde el exilio, los cubanos piden a Biden no “volver a repetir el error de Kennedy”. En un comunicado, Biden se ha alejado de la política paralizadora de Obama con Cuba y ha afirmado que el pueblo cubano está “reivindicando de forma valiente sus derechos fundamentales y universales”, y afirma que “Estados Unidos llama al régimen cubano a escuchar a su pueblo”. Del mismo modo, ha expresado que “estamos con el pueblo cubano y su llamada alta y clara de libertad y alivio”.
Junto a esto, la Asamblea de la Resistencia Cubana en un documento bajo el nombre de “Puntos para la Liberación de Cuba” indica que “el fin del régimen no es negociable" y pide una “intervención internacional encabezada por Estados Unidos para evitar un baño de sangre”, según ha informado EFE.
Desde Madrid, un manifestante cubano afirmó que “yo no quisiera una intervención de Estados Unidos. Para mí sería la última opción, en el caso de que el pueblo necesite ayuda pues que se metan, no valdría el pretexto de que Estados Unidos se metió en Cuba, necesitamos a cubanos luchando contra el régimen no a gente extranjera luchando contra un régimen que también es extranjero para ellos”. Este manifestante se fue de Cuba con 23 años, cinco años atrás cuando afirma que era su única alternativa, ya que “sabía que iba a acabar en la cárcel o muerto”.
“Lo que no puede ser es que el pueblo se está defendiendo con piedras y palos de la represión policial. En Cuba ahora mismo no hay líderes porque están presos, no hay organización interna, es imposible organizarse”, lamentaba. “Esto no es una cuestión de izquierdas o derechas es una cuestión de libertad”.
En los últimos días el Ayuntamiento de Madrid se ha iluminado con la bandera de Cuba mientras que calles emblemáticas como el Paseo de la Habana o la Puerta de Sol recogían los pasos de cientos manifestantes cubanos que querían expresar su apoyo a su pueblo. En esta semana de protestas y levantamiento contra el régimen los manifestantes afirman que “pueden suponer un cambio de verdad” ya que “la gente está harta, se muere de hambre, el régimen es insostenible”.
En esta misma línea, otra manifestante exclamaba que gracias al papel de difusión de la prensa internacional “ahora nos creen, lo que a vosotros os parece algo nuevo, nosotros llevamos viviéndolo durante años, necesitamos que España este de nuestra parte y nos crean porque Cuba es una dictadura”.
De estas manifestaciones se esperan consecuencias históricas. Por una parte, Cuba ya no cuenta con los líderes que derrocaron el régimen de Batista durante la Revolución Cubana lo que hace que estas ideas se vean envejecidas y sin cabida en la actualidad. Por otro lado, la población joven se distancia cada día más de la generación nacida en los años 50 y reivindica cambios en el sistema para “poder hacer un país con un sistema político y democrático independiente, un país libre”. Todo dependerá de cómo se desarrollen los próximos días, mientras tanto una nueva esperanza ha iluminado a una población cubana que sabe que su régimen tiene los días contados.
Coordinador de América Latina: José Antonio Sierra.
